Antes, cuando los cuatro ruedas, eran eso y un motor normal, las ventanillas se bajaban o subían utilizando tracción animal y las temperaturas se sabían según la capacidad de cada cual para observar, los grajos me parecían unas avecillas fantásticas, las veías desplazarse en los inviernos y sabías con cierta aproximación si había hielo o no en las carreteras, siempre después de mojarte un dedo y exponerlo a la velocidad del vehículo y los aires de fuera.
Hoy, tras otro día entre -11 y -12 bajo los ceros de Santa Filomena, los veo de otra manera. Ayer me dieron pena, las gallinas tiritaban y los corvus se arrimaban entre ellos dándose aletazos para entrar en calor.
Es miércoles, los meteorólogos son muy amigos de Don Simón, Sánchez e Iglesias. Estoy mirando a través de la mirilla a los negros picos y emplumados del mismo luto y no se van, no.
Aquí no hemos sufrido los devenires de tantos hogares sin agua o energía, tomar las decisiones en su justo momento nos ha salvado de la quema del hielo, pero, pero los grajos siguen ahí, esperando que encienda la hoguera y yo, yo con la escopeta mirándolos a través de la mira telescópica. Esos bichos empiezan a ser muy malos para la vista, empeñan los cristales del más paciente. Lo trastoca para convertirlo en fiero cazador de pájaros cabritos, ¡la madre que os parió!, marchaos…, o ave que vuela a la cazuela.
Un ángel me canta al oído una dulce melodía. -Tranquilo Fernando, hoy será un día soleado y benigno, mañana un tanto mejor, sonríe, da las gracias al Cielo y date un paseo por ahí, alivia esos malos deseos con un par de resbalones a pelo en el hielo y verás. A la vuelta, de los grajos no te acuerdas, tan solo de los huesos y el dolor.
Escucho, oigo y tomo la decisión, me voy por los hielos de Villaviciosa de los Oones, pero como por el camino me encuentre otro de pico azabache, ¡me lo como!
1º – “Alarma por heladas. Pautas y recomendaciones”
2º – “Conclusiones con toma de datos”.
3º – “Tercer día. El mercurio por los suelos”