ANDAYQUELESDÉN – 4º Fragmento – Las constitutas y la Prostitución

Viene del tercer fragmento, en el que el escritor toma la decisión de escribir sobre el tema en cuestión:

Media hora después el artículo estaba escrito, por lo que si quedaba algo en entredicho, el primero que tuvo la tercera palabra del rótulo del restaurante, solicitó recetar la monserga en viva voz, por lo que haciendo unas señales, todo el mundo prestó la debida atención y así comenzó con el pregón.

—¡De parte y orden del señor Ulises, y con la autorización de nuestros santos sacramentos, comienzo con los enmiendos!

¡Señor presidente!, ¡Soraya!, ¡por Dios!, ¿no se dan cuenta que todo lo que nos cae es metralla?, si no es por un lado es por otro. Ya no es suficiente con el coselete y la cota de malla, por sotavento, barlovento, proa y popa, y en esta última…, ¡ya duele!

     Ahora la Pantoja, contratada para su Mío Cid se me antoja, y del público erario…, del que casi no queda,… ¡vaya paradoja!

     No hay para la “C”, a la hepatitis me refiero y solo es cuestión de dinero, pero si es menester de los Cantares a los reos, ¡por supuesto!, ¡es lo primero!

     ¡Válgame el cielo!, porque a vuestras mercedes les llegará el infierno, y con la estela al resto. Proclaman amor a su país, y les digo, ¡que no son las tierras!, son las personas que ahí pacen y como pueden viven, aguantando y tirando de las carretas, ¡de mierda llenas!, que es lo que cada día florece.

     Es de cobardes dejar que la tropa se hunda en el río, en el océano o allende los mares, y ese ejército somos todos, además los que pagamos y os permitimos llegar a vuestro destino, el mas hermoso que cualquier andante caballero hubiere deseado.

     No sigáis ese camino, cambiad el rumbo, llevad a todos estos marineros con los buenos vientos, que si bien lo hacéis y los mares se tuercen, a todos nos tendréis a diestra y siniestra, defendiendo la justicia con pericia, con justas o sin ellas, pero a vuestro lado.

             Finalizada la lectura comenzó la tertuliana costumbre de los ruegos y lamentos. El primero en alzar la mano y a palma abierta, y como era habitual fue el proveedor de los recursos de la salud, y el interpretador del contenido don Sinvaselino el cual aprovechó su curioso nombre para añadirlo en la farmacia pero con un poco de más gracia y en femenino, por lo que la botica quedó siempre con el nombre de Sinvaselina.

—Entender, entiendo el contencioso, pero mal me sabe que siendo humor tan gracioso empleado sea para dar de hostias a tan bella flor.

Nadie habló ni comentó la situación, pero si otro brazo que alzando a puño cerrado pidió ser el siguiente en cotizar la información. Propietario era del paraíso de la juerga, el único negocio establecido para dar rienda suelta al movimiento del cuerpo, y ya de paso enseñar las piernas descubiertas y alegrar la vista con su mejor esencia, las virtudes todas ellas dispuestas y preparadas para dejarte solo con la ilusión. El Sablazo se llamaba la discoteca, y su regidor, Don Gorrón.

—¡No entiendo a qué tanta queja!, pues todos sabemos que siendo tan artista como es, con guante blanco te cuida la ceja, mientras canta y baila la Beltraneja, que todo quiere para ella dándole igual que el líquido esté o no dentro de la Botella.

—¡Complicado me lo ponéis! estimado Gorrón, sabed que esa mujer pidiendo ha estado por toda la nación, y curioso el tema, porque gente había muy bien dispuesta para suavizar la pena de ese alma tan generosa en coger y no repartir.

Respondió Don Prostituto, dueño de las Iglesias de morado color con bellas damas y doncellas, siempre a la entera disposición del contribuyente a la causa de su satisfacción.

—¡Por supuesto caballero!, poderoso es don dinero, más si cabe cuando llega a manos llenas por echar un cable. Vos sí que sabéis de estos prohibidos manjares, si no, que se lo pregunten a esas candelas que no reparan en daros lo que os haga falta con tal de retribuir parte de lo recaudado, en su propio menoscabo allá en vuestros negocios, y ambos con el nombre de La Prostitución. Pena me dan esas constitutas tan mayores y que seguís machacando a piel y canto.

Sinvaselino no solía castigar con tanto ahínco, pero los calores del jarabe que tanto estaba disfrutando también hacían su trabajo, así que la jornada prometía lo que cada uno quería o entendía, respondiendo con cortesía, buen ánimo y mucha ironía.

—¡Válgame Cristo!, ¿tan grande os parece el mordisco de tan simples criaturas?, ¿qué culpa tienen mis chicas que a tan dulces nombres responden siendo además las de toda la vida? Gaviota, Rosa, la Herramientas, la Ugete, la Comisiones y mis Más queridas, la Divergencia y la Separación, la Gurtel, la Noos y las dos gemelas Eres y las que están cuando no se las necesita, que de esas mucho se yo.

Solo faltaba escuchar a Prostituto pidiendo ayuda al redentor, por lo que sin esperarlo levantó las carcajadas de muchos de los que allí se entretenían viendo los tejes y manejes de uno y cualquier otro lado. El ambiente se caldeaba pero con un solo tema en cuestión, y no era pertinente pues había más de que hablar y criticar, así que Pepe rompió empezando con otra historia que merecía su mención.

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