Andaba la alondra cortejando a su futura fémina, cuando otro macho se acercó a romper el festejo. Éste ni corto ni perezoso, en medio de las dos aves quedó, dando la espalda al primer Don Juan y éste en lugar de seguir por su natural cauce, le dejó continuar con su juego nupcial. Quizás la educación que sus padres le ofrecieron, buenos colegios y por supuesto los sabios consejos de sus fraternales protectores, tales como primero la paz, no hagas la guerra, ten cuidado, mira por dónde pisas que puedes hacerte daño, no subas ahí que te vas a caer, no te acerques a los perros…
El caso es que el buen samaritano, influenciado por sus congéneres y razones que parecían obvias, cedió a que su rival desposara a su linda hembra y optó por seguir a su competidor hasta los confines del tiempo.
El conquistador aprovechó bien la ocasión y comenzó a criar poyuelos con una idea en la cabeza, ser una gran familia y él, el máximo en la jerarquía del país que en su cabeza estaba desarrollando. ¡Ya se sabe!, con el tiempo viviría como un Dios, aprovechando el trabajo y esfuerzo de sus descendientes y así pasó.
La nación de las alondras cada jornada se hacía más grande y fuerte, tanto que llamó la atención de otras especies como los jilgueros, canarios, mirlos y ruiseñores que con sus hermosos cantos, endulzaban la vida de los poderosos y del pueblo en general, pero…, un mal día comenzó una larga sequía, y con ello llegó el hambre. Los grandes señores forzaron a todos los extranjeros cargándoles de impuestos que arruinaban a las familias, de manera que en un amanecer, un mirlo defendiendo lo que consideraba su derecho armó un gran revuelo. Y razón tenía el ave, puesto que después de recoger la siembra y pagar sus pertinentes tributos al estado, nada le quedaba. Con éste alzamiento comenzó la larga odisea, ya no fueron solo los negros pájaros de pico anaranjado o amarillo, ¡no!, gorriones, canarios, jilgueros, ruiseñores, patos, ocas y otras especies, declararon la guerra a los canallas que les esquilmaban su esfuerzo y alimento, así que tras duros años de enfrentamiento todos firmaron una larga paz, y cada una de las familias obtuvo su propio reino.
Éste fue el origen y el principio del final de una época amarga. Los vecinos del otro lado del mar, viendo la falta de un criterio único, se lanzaron al ataque y en pocos años conquistaron y acabaron con todo el fruto de años de trabajo y duro esfuerzo.
Por fortuna en el norte aún había quienes se negaban a ser esclavizados y adoctrinados, por lo que águilas reales, halcones peregrinos y cernícalos comenzaron a recuperar el terreno perdido que tanto sacrificio y vidas había costado.
Mucha sangre hizo falta, ríos y lagos enteros de rojo color fueron necesarios de los unos y de los otros, pero al cabo de los siglos y gracias a Dios, una pareja de reales Águilas obtuvo la gloria de la victoria uniendo todos los reinos en un solo bastión. Al escudo añadieron la fortaleza de las torres de Hércules, como símbolo de la fuerza de la unidad, un arco y flechas como aviso de la predisposición a la defensa, un yugo avisando del destino a aquellos que quisieran dividir la nación, y luego el emblema de los grandes reinos unificados.
Siguieron siglos de gloria, sueños, expansión, riquezas y bonanzas, con sus altos y sus bajos, porque nada es eterno. Construyeron un gran imperio, el más grande conocido y como es de natural con el tiempo empezó a decaer.
Aquellos que mejor habían obtenido resultados, comenzaron a quejarse de la desgracia con desdén a las vidas de todos los que habían muerto con las ideas claras, la defensa y honor de su país.
Tiempos de incertidumbre acecharon de nuevo. El gobierno central de las aves para evitar un conflicto que pudiera ir a más allá, optó por no hacer nada, aún no se conoce el motivo, ¡pero así fue!, tanto que un buen día, los que antes comieron y vivieron felices gracias a la mano tendida del resto de los ciudadanos del reino, empezaron a reclamar la libertad que ya tenían, pero acompañada de negarse a tributar impuestos, pues los querían todos para ellos.
Al poco tiempo una gran crisis arrasó todo el mundo pajaril, resultando que los más endeudados habían sido los que precisamente se quejaban, y no porque se les explotara, sino por sus gobernantes, que a base de años habían esquilmado y defraudado las agencias tributarias y los dineros de los contribuyentes, además tirando el dinero en sus carísimos viajes o en embajadas que no les hacía falta.
Los políticos viendo que las multitudes se les echaban encima fundaron nuevos partidos políticos, tantos como pájaros había, hasta que llegó un momento que los enriquecidos gobernantes empezaron a tener el agua al cuello. Policías de diferentes cuerpos y provincias colaboraron en buscar las armas del delito, hasta que por fin, las encontraron.
Los políticos viendo que las multitudes se les echaban encima fundaron nuevos partidos políticos, tantos como pájaros había, hasta que llegó un momento que los enriquecidos gobernantes diéronse cuenta que a la cárcel podrían ir a parar. Policías de diferentes cuerpos y provincias colaboraron en buscar las armas del delito, hasta que por fin, las encontraron.
Buitres y cuervos viendo que en la cárcel iban a parar, comenzaron a buscar soluciones que les permitieran esquivar la Ley, ¡y así ocurrió!
-¿Qué tal si hacemos hincapié en independizarnos del estado? – dijo el buitre.
-Es lo más conveniente, así desviamos la atención y ya de paso, si nos sale bien, ningún país extranjero podrá juzgarnos por corrupción y traición a nuestro pueblo. –Respondió el cuervo.
Nada les importaban el resto de sus compatriotas, tan solo había una prioridad, ¡ellos! Elaboraron un plan que tenía como base la educación de los infantes, todo aquello que con facilidad daba resultado al poco tiempo. Cambiaron la historia y hasta la geografía, apropiándose de ríos que suyos no eran y despreciando su origen y nacimiento.
Las fuerzas de seguridad del estado comenzaron a presionar hasta que encontraron las pruebas que hacían falta, pero…, como todos los políticos de la época estaban hasta el cuello por las mismas causas, no dejaron actuar a la justicia, ayudándose unos a otros para evitar que también les salpicara ese asunto tan incómodo.
Un día aparecieron unas cotorras que se aclimataron muy bien al tiempo. La base de su alimentación era la miseria de los demás, llegó un momento en el que su población se hizo inmensa. Entonces poco a poco fueron acabando con las aves en inferioridad de condiciones, primero atacaron sus nidos comiendo sus huevos para luego comenzar con los poyuelos. Un desastre de inmensa magnitud, llegaron a ser casi tantos, como los que allí habían nacido y tal como ya ocurrió en otros tiempos fundaron su partido político.
Los buitres y cuervos viendo que aquella ocasión les podría ser propicia aprovecharon y con ellos se pusieron de acuerdo, defendiendo en primer lugar el graznido como lengua única y al resto, ¡Andayquelesdén!
Las cosas empezaron a ir a su favor, el gobierno central no encontraba la manera de eliminar el cáncer que habían detectado en la unidad, y no por falta de interés, sino por los miembros, que uno tras otro iban cayendo por corrupción, amigos y enemigos de diferente formación, pero todos ellos con un punto en común, el dinero que a mansalva se habían llevado de mutuo acuerdo o que los otros conocían y por lo tanto, se quedaron sin la mejor arma y triunfó la peor de todas, ¡la inoperancia!
Jilgueros, ruiseñores, canarios y mirlos entonaron sus mejores acordes en la región, cantando a diestro y siniestro el problema que vendría para toda la población, pero ya era tarde, el mal estaba tan fuertemente implantado, que nada pudieron hacer. Viendo que posiblemente aquellos pájaros cantores pudieran tener razón, algunos cuervos cambiaron de opinión, por lo que al poco tiempo el pico les cambió por una anaranjado color y dulces melodías acompañaron al batallón.
Cuervos, buitres y cotorras seguían soñando como antaño, cuando visitaban otros países, tiempos aquellos en que como auténticos poderosos y ricos reyes se dejaban los caudales de sus congéneres, ¡qué época aquella! Cada día su objetivo estaba más cerca, pero…, les faltaba financiación para llegar a culminar con éxito su campaña. Viajaron por uno y otro lado, hasta que la obtuvieron del peor aliado, del mismo que hacía muchos siglos y gracias a los diferentes intereses de los reinos, conquistaron el país al completo. ¡No había escrúpulos!, ¿para qué sirven?, es un mundo globalizado y solo destroza los grandes negocios. ¡Qué necios!, jugaban con fuego y estaba por llegar el incendio.
Trazaron el plan definitivo, el que les llevaría a la gloria evitando así la justicia de la nación a la que pertenecían, esa que antaño y gracias al esfuerzo de un colectivo común, había sido la más poderosa y generosa para sus conciudadanos y que hace unos pocos años, incluso entre los ocho primeros países se había posicionado, y eso a pesar que contaba con muy poca población en comparación con los siete primeros.
Mujeres y hombres duros y concienzudos de su capacidad consiguieron la mayor de las democracias, crecer y ofrecer la mejor sanidad y jubilación, y ahora…, por la avaricia de unos pocos, todo se iba a ir al traste. ¡Qué paradoja!
Cierto es que muchas otras provincias no se daban cuenta que ciertas ventajas podían ser contraproducentes, en especial cuando hay quienes trabajan duro, apoyan con sus tributos y no entienden el campo en algunas zonas rurales, una ayuda llamada PER fue una de ellas, puesto que garantizaba el salario durante todo un año trabajando tan solo una temporada de cosecha.
Como les decía orquestaron la que sería su última estrategia, ampararse en unas elecciones regionales para reivindicar el voto separatista, por supuesto inventando auténticas barbaridades y mintiendo como bellacos a sus propios ciudadanos.
El poder central que nada podía hacer por defender los intereses del conjunto de la nación, dejó correr las aguas intentando demostrar que no ocurriría nada, pero…, llegó el trágico momento.
El real águila, mirlos, gorriones, ruiseñores, canarios, palmeros, patos, ocas, tórtolas, halcones peregrinos, cernícalos, ¡y demás pitos, flautas, reflautas y el copón de la baraja!, quedaron en inferioridad de condiciones. De nada servía el esfuerzo de los que intentaron hacer ver el futuro resultado, pues los cuervos, buitres y cotorras a millones aumentaron tanto el sonido de sus graznidos utilizando incluso la censura en los medios públicos de comunicación, y nada pudieron hacer.
Hartos de luchar contra la mentira y la corrupción, solo quedaron en esa región los de mal agüero, esos que defendiendo su vanidad y voraz apetito, vendieron su patria a los antiguos conquistadores, cumpliendo así con la peor y más vil azaña, ¡la traición!
El resto del país que dio origen a la libertad, expansión, integridad, derecho y futuro, se cansó de intentar dar a conocer la realidad. Así que cerraron las puertas a cal y canto, como el resto de los buenos aliados, que en previsión de sufrir los mismos percances optaron por evitar apoyar a los causantes. Pasado un tiempo en el que los recursos mermaron en tierras ya extrañas, los independentistas ahora gobernantes de la Real guadaña, se vieron obligados a negociar de nuevo con sus peores enemigos, era la única salida que les quedaba para obtener la liquidez que permitiera vivir dignamente a los regentes, amigos y familiares de ese estado, al resto… ¡Andayquelesdén! y a la comarcad de la Joda.
Y colorín colorado, este cuento…, ¡nada ha mejorado!