Cuando la Tierra habla

Japón hace unos días con 77 víctimas mortales y ahora, Ecuador con una cifra que no quiero nombrar, ¡me da pavor!

Cuando la tierra habla, lo hace con franqueza y dureza extrema, no conoce otra manera de decirnos las cosas, o quizá sea, para que de verdad nos demos cuenta de dónde estamos, qué pisamos y el futuro que nos espera si no tomamos las medidas adecuadas.

En este caso y es de Ley, las necesarias para que las familias, personas que habitan los parajes de nuestra común vivienda, tengan un sitio preparado para los constipados de nuestra auténtica madre patria.

No me place escribir sobre desgracias, y lo digo con todo el peso que en estos momentos siento en el pecho, pero son tantas veces y tan pocas las intenciones para evitar estos desastres, que a la par, pido el consuelo de las almas que se han ido, que se atenúe el dolor y sufrimiento de los que se han quedado y que los políticos de turno, los de siempre, ¡sí!, esos que solo actúan por su propio derecho, pongan de una vez por todas los remedios, ¡que los hay!, para que la próxima vez que nuestro azul planeta se queje, no haya que lamentar tan crueles consecuencias.

Hoy pido una oración por los que ya no están y una denuncia en favor de los que se quedaron.

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