¡VIVA LA MADRE QUE NOS PARIÓ!

Una hermosa mañana, tarde o noche de cualquier día a mi madre conocí. Aún recuerdo el amor y el dolor de su vientre, y si no es así, me transporta la imaginación hasta el mismo día en que mi padre conoció.

Un Edén de versos de todos los colores y hermosas flores atravesaron su corazón. Desde aquel alba en el que la llama prendió, siempre digo ¡Viva la madre que me parió!

A base de tirones me sacaron de sus entrañas, ¡con lo agustito que estaba yo!, sin poder hacer nada, más que llorar de la emoción.

Dulces y suaves caricias al momento me concedió, mientras aún padecía los dolores del paridor. El calor y sonrisa de su mirada avivó la llama de la adoración que por ella sentía y aumentó la devoción. Jazmín, azahar, rosas blancas, rosas y rojas el aroma de su bendición, un oasis de infinita bondad que su compañía siempre me regaló.

Niño ya era, ni pañales ni otras señales quedaban del día que me alumbró, y ahí seguía cuidando aquel crío con fervor.

Nunca salió queja de su boca, tan solo afecto mimos y gracias por tanto amor. Con el tiempo de la transición entre chico y hombre, chica y mujer todo lo soportó, un pavo y una pava. Qué dura vida en aquellos tiempos se llevó y que jamás reprochó.

Hoy pienso en ella, en su vientre, en el instante que me vio, y sigo admirado por haber sobrellevado con tanta indulgencia ese período tan complejo que unos aguantan y otros no. Por ello, por ellas, por las más bellas, esas señoras, señoritas, casadas, solteras, viudas, divorciadas o separadas, ¡VIVA LA MADRE QUE OS PARIÓ!, y que este viva sea la Santa Unción del pasado, presente y futuro de una madre, ¡como manda Dios!

FELIZ DÍA DE LA MADRE y con permiso de… UN BESAZO como mandan los cánones de los que amamos y respetamos a quien la vida nos dio.