La primera de las quedadas donde los escritores, reseñadores, críticos, periodistas, poetas, artistas y equilibristas de tinta y papel, estaba a punto de culminar como iniciativa de @BarriosdeLetras.
Viernes 13 horas y como punto de partida donde Jesús, el Lizarrán de la villa histórica de los pepineros, y no se asusten, así es como se conoce a los nacidos, criaos, ensoleaos y embotellaos en Leganés, y no porque tengan apariencia a la fruta, ¡no!, sino porque tiempos ha, era el cultivo por antonomasia.
Al principio, tan solo como la una antes de tener como compañero el minuto, pero pasado éste, comenzaron a llegar los elegidos por propias ganas al punto de partida. Íbamos a ser más de treinta, no me refiero a los años, sino a esas personas que aman las letras, pero…, finales de agosto, vacaciones, el bolsillo, entre semana y demás quisieron que en el primer punto nos viéramos el número ideal de la Santa Cena sin el de las monedas, ¡por supuesto!
Aparecieron Isidro, Ignacio, Isabel, Lara, Shiva, Sandra, Angelina, Adolfo, Alberto, Rubén, Manolo y esperábamos a más, pero como ya les avisé, no pudo ser. Entra caña, cañón y tercios andaba la partida cuando un pepino que por allí pasaba cantó las 14:30 y teniendo a Baco de compañía, el tiempo pasaba entre elegres y animosas conversaciones, de manera que viendo como corría el reloj y que no nos quedaba otra alternativa, comenzamos el largo periplo a pie y hasta el restaurante, que también es arte y parte del movimiento cultural @BarriosdeLetras y que responde al sacro nombre de COSTANILLA DE TOVARES. No pregunten el origen de tal denominación, me lo explicaron y se me fue por soleares, el caso es que tirando de los arreos, salimos del destino a eso de 14:50 horas con cuarto y mitad.
-Vamos, que nos quedamos sin las viandas, a este paso nos dan largas y del bocado ná de ná. –Andando se hace el camino.
Llegados al afortunado lar que recibiría la flor y nata sin colar de la literatura universal, ¡a las ganas me refiero!, nos llevaron hasta el idílico salón, solo para “The ten” (en el idioma de los hijos de la Gran Bretaña, para no redundar). Nos indicaron que tomáramos asiento en una gran mesa y un salón tan solo para los que allí íbamos a mantener gratas conversaciones mientras le dábamos un poco de arte a las mandíbulas y paladar.
A Shiva se le ocurrió que nos presentáramos de manera individual, por lo que el evento duró desde ese momento, hasta el mismo final en que tuvimos que salir por peteneras debido al retraso que llevábamos para el otro punto, donde además nos esperaban más colegas de pluma.
Mientras colocaban las ensaladas de perdiz escabechada sobre un bello campo de hiervas cortadas como manda la tradición, nos sirvieron el vino, un tempranillo afrutado de temporada y rico como la madre que lo parió, del que solo puedo decir que casi no quedan ni los envases. Otras preferían refrescos o crines de caballo, tal y como se decía en antaño tiempo del siglo XV y XVI, cuando las Españas acostumbradas al zumo de la vid, descubrieron el manjar de la cerveza. ¡Qué cosas y qué buenas están!
La ensalada, muy bien presentada y a plato lleno, que no se diga y la perdiz en su punto de vinagre y salsa, al escabeche me refiero.
-¿Les vamos retirando los platos? –El inquieto y presuroso servicio de a bordo veía que al
paso que andábamos, ni Dios se levantaba de la mesa hasta dos o tres días después, y claro, eso no podía ser, así que viendo que el resto aún estaba por llegar, nos pusimos manos a la obra y acabamos con la primera tanda.
Retirados los recipientes de las ensaladas, empezaron a llegar las carnes y sobre todo lo que más quería ver, ¡la merluza!, y qué pinta, tanto la rebozada como a la vasca, de manera que pregunté a las afortunadas si estaba todo correcto, y sí, la apariencia coincidía con la presencia, textura y sabor.
Llegaron las carnes, solomillos de ternera para uno y chuletones de Ávila para otros. De nuevo los comensales se liaron y no dejaron más que el hueso, en cuanto al solomillo y según me dijo Lara, ¡perfecto!
Entre presentación y presentación Adolfo lanzaba su opinión, el tiempo pasaba a tal velocidad, que al paso que íbamos los camareros iban a tener razón y necesitaríamos una semana con el cuarto y mitad de prórroga para conocernos todos.
Entraron los postres, ¡otro manjar!, muses y flanes de distintos sabores y colores montados cual pincho moruno pero sin palo y piña natural para aderezar el agridulce sabor. Qué rico, y eso que personalmente no soy aficionado al dulce, pero he de decir y reconocer, que estaban perfectos. Eso sí, tan hinchados estábamos que muchos ni tocaron el remate final.
Seguíamos dale que te doy, oye que tú, me dijiste que, le toca a Lara, espera que tengo una cosa más, ¡leches que se nos hace tarde!, pero acaba ya, entra de una vez Shiva, que no hay tiempo, pero, pero que aún me falta una pregunta, ¡dale ya! En fin, lo que es una magna reunión entre colegas de oficio, donde con poco basta para darle placer al estribillo a base de lengua y un toquecín del zumo de los dioses.
-¿Café? –Apareció de nuevo el caballero que nos estaba atendiendo en el Olimpo.
-¡Para mí un negro bien fuerte! –Angelina
-¡Jajaja! –El resto de los allí presentes, y no era para menos.
-¡Para mí un negro descafeinado! –Manolo
-¡Jajaja!, mejor que así duele menos. –Esta pluma.
Como verán, los ánimos andaban con la sonrisa puesta y la chispa que dan los vapores del líquido elemento de los ángeles y la compañía de tanta cultura sobre el tapete. Servidos todos los negros, mulatos, manchados, tés, manzanillas, poleos y a saber…, sonó el sistema que llevo por teléfono, en esos momentos el chisme funcionó, cosas que ocurren de vez en cuando.
-¿Sí?
-¿Os falta mucho?, aquí solo estoy yo. –Jesús.
-Enseguida vamos, estamos esperando la cuenta. –contesté.
En eso que llega Pako, nuestro especial poeta K con bella compañía, saludan y se van a un destino acorde a la soledad que necesita el amor.
Cuando llegó, abonamos la receta, en mi opinión muy buen precio para la calidad, cantidad y servicio que nos ofrecieron y salimos por Triana, pero al paso, que la prole no estaba para el trote y San Lorenzo nos acariciaba con sus secos rayos de agosto a rostro colorado de los calores de la digestión y los placeres de la líquida fermentación.
Cuesta arriba y sin frenos, ¡faltaría más!, íbamos en dirección del tercer punto de @BarriosdeLetras para esta jornada, en esta ocasión sería el SAMOA LOUNGE BAR, donde puedo adelantarles que ya sé el motivo y origen de que haya tantas bellas damas y damiselas por las mañanas en dicho lugar, y es que ¡vaya desayuno!, ¡pardiez que no me lo esperaba!, por dos eurillos sumado un diez por ciento, tu café al gusto, las tostadas como han de ser, en su horno especial, tomate rallado y con sabor, ¡total ná!, y para rematar la faena, un zumito de naranja natural, un pequeño bol de frutas tropicales, y dos mantecaditos que estaban, ¡cómo estaban!, ¡mamma mía! y claro, ante un desayuno con semejante presencia y saludables prestaciones y sabores, no hay quien se resista, ¡se lo digo yo!
El caso que ya en la plaza de la Fuente Honda, entramos y allí nos encontramos al resto de la tropa, menos los dos enamorados, que vista la faena, prefirieron seguir como mandan las leyes de quienes en esos pareados están.
De nuevo saludos, presentaciones y demás para continuar con la espléndida jornada que nos estaba brindando la reunión, hasta que aparecieron los dos pajarillos felices como nadie. Todos sobre la mesa, cada cual poniendo su granito de arena y donando sus obras allí mismo, dedicando sus palabras con otras tantas más, pero en esta ocasión a mano y brindando la oportunidad a quien gusta y disfruta de la lectura.
De nuevo sorpresa, explicando cómo funciona el programa de Alan Somoza y que hay prisa, de manera que unos a sus casas y los que allí quedamos de camino, a otro barrio y villa, Alcorcón para sus señorías, y VALADOURO para nosotros, punto de @BarriosdeLetras de esa zona situado en medio de un bulevar bien ajardinado.
-¿Quién sabe ir? –Pregunto a todos menos a Rubén, ¡claro está!, poeta, compañero de pluma y letras y propietario de tan fantástica terraza y restaurante.
-¡Que no!, que dónde está, si me seguís llegamos enseguida, Shiva, ¿lo tienes claro?, en mi coche hay sitio, en los demás también y al final cada cual con su tema y ruta.
Nacho y Sandra me acompañan en Platero, sustituto del afamado Capitán Trueno y es que el burro está que se cae. En esto que vemos a nuestra diosa hindú en su flamante bólido granate y limpio como la patena en dirección norte, justo la correcta. Le doy unos toques a base de rebuznos pero que no se entera.
-¡Nacho!, Shiva no nos ha visto, pero es que tampoco ha escuchado los bocinazos, de manera que cabe esperar aparezca en Cáceres. –comenté.
El caso es que llevo a nuestro modelo de sombreros a su casa, una urgencia de su esposa le impedía seguir con la juerga en otros destinos y cuando llegamos al elegido, todos estaban allí, salvo nuestra compañera, que supongo estaría dando la vuelta en Vigo, León, Sevilla, Murcia, Alicante o…, ¡a saber!
Sentados en ese jardín que tiene el restaurante por terraza, y cerveza en mano vuelve a sonar el comunicador.
-¿Mande?
-Fernando, estoy al lado, pero no os encuentro. –Shiva.
¿Pero no estabas dando una vuelta por Canarias? –Explicaciones varias y a los diez minutos ya estaba con nosotros, eso sí, pasamos por delante de la Abuelita, y nuestra escritora dejó uno de sus ejemplares firmado y dedicado al mismísimo Manuel, propietario y dueño del bello restaurante. Foticos de los dos sujetando el libro, cruzamos la calle y a seguir disfrutando de la velada.
Eran las horas mágicas, esas en las que hablamos de todo menos de literatura y en las que nos conocemos de verdad. ¡Qué gozada!
Llega el momento, y por diferentes motivos cada cual a su casa, un día maravilloso y para el recuerdo en el que nos conocimos unos cuantos y aprendimos todos. Nueve horas y media sin cuarto y mitad en el que a pesar de la fecha nos encontramos y reencontramos. Hasta la próxima vez. ¡Un mes!
¡Gracias caballero!
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Mi enhorabuena por tan digno día, preludio de lo que serán muchos más, pues el camino es largo y queda mucho por andar.
Un saludo a mis colegas y mis excusas, Quedo deudor de otro encuentro.
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Grcias Alberto, es un placer veros por estos lares. Un fuerte abrazo.
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¡Qué envidia! Bueno, otra vez será, que arrieritos somos y en el camino nos encontraremos… Enhorabuena por la crónica (me parece haber estado allí).
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Gracias Laura, pronto estaremos por vuestros dos lares. Un fuerte abrazo.
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