«El tiempo es una moneda muy cruel, nunca vuelve con su propio valor».
¿Lo habías pensado alguna vez?, pues así es, ese espacio temporal que das con amor por los demás, pero que nunca retorna de la misma manera y cuanto más años tienes, menos te queda y aumenta su cotización, salvo que el destino nos guarde una guadaña caprichosa y prematura.
¿A qué viene este post?, fácil de entenderlo es, creo yo. Esas horas, minutos, segundos que se emplean en echar cables, muchas veces se pierden en un horizonte que nada vale, es en ese mismo instante, cuando la reflexión aparece cual ángel venido del cielo y te paras a analizar la situación poniéndote el calzado de los demás.
¿Qué harías tú si empleas las manecillas del reloj que te quedan para arrimar el hombro, y ves que muchas de esas personas a las que dedicas el minutero, no tienen la misma atención?
Una gran reflexión Sr. Cotta. Los que obran con el corazón, no pueden cambiar su condición y aunque el tiempo pueda ser perdido, es necesario creer que de lo sembrado algo nace.
Y si lo que nace, no place, es sabiduria buscar otro campo o salida con la conciencia limpia y tranquila. Un saludo.
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Estoy de acuerdo con el comentario anterior. El valor del tiempo que se nos escapa y no vuelve. Pero ahí queda y quedará el tiempo dedicado a hacer felices o mejores a los qu e tenemos cerca.
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Así es María Luisa, pero para esos menesteres están los que cobran por hacer felices, que del resto, lo que va quedando, son meras y burdas cicatrices. Un fuerte abrazo.
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Gracias Margaret. Por estas fechas la luna siempre me lleva a reflexionar, la verdad es que al menos un par de veces al año, analizo el resultado de las vanidades o/y la desidia, que también puede ser, es en esos momentos cuando suelto lo que llevo dentro. Un fuerte abrazo y un millón de gracias Margaret.
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