El gato Madriles y la música…, pues de estos menesteres no iba la copla de un día como otro cualquiera, pero por avatares y otros lares, la vida nos presentó una magna, excelsa y fasta jornada para quienes tuvimos la suerte de estar ahí.
Manolo G, no el de los Hombres, sino el Sanahúja de siempre, el propietario de la tinta que imprime el papel y nos da la satisfacción de disfrutar de los miaus gatunos con su Madriles, a este me refiero, nos dio otro Do de pecho, como viene siendo costumbre del madrileño en sus presentaciones con un lleno hasta el altar en una día memorable para todos. La razón muy simple: segunda presentación en el Madrid castizo en dos meses y segundo pleno al quince. Estas cosas ocurren cuando un autor se gana la simpatía, respeto y admiración del público, en este caso lectoras y lectores que disfrutan de esas palabras hiladas mostrando la historia y anécdotas de los casos misteriosos de Madrid. ¡Una auténtica gozada!
-Fernando, se me pasó, viene una chica de 16 años a cantar, lleva un año aprendiendo a tocar la guitarra además de ser cantautora, lo hace muy bien.
-Fantástico, la música es uno de los placeres de los sentidos, y yo un corazón abierto a dejar llegar cada nota a mis oídos.
Me lo comentó unas horas antes del día “MGS”.
Llegó la hora. Situados al amparo del escenario a escasos centímetros de un sueño, el de Lidia Aguilar estábamos. Por un lado mi queridísima, maravillosa y encantadora amiga y voz de Radio Universo, ¡la nuestra perdón!, Vanesa o Vacscom y el otro elemento del reino del treinta y tres, Fj Bravo, ¡Bravo Javier para mí!, nuestro Madriles en carne y hueso y quien describe el acontecimiento en la mesa esperando el acontecimiento.
Sube al escenario la damisela, feliz como perdiz escapada de la cocina, y con arte, el de quien sabe o tiene la certeza de hacer las cosas bien, ¡qué leches!, ¡muy bien! Se sienta frente al micro, coloca la fiel guitarra en sus piernas y comienza el espectáculo.
-¡Hostias!, ¿has visto cómo desgarra la voz? –La tinta.
-Canta, canta muy, pero muy bien. –Bravo Fj.
Y ahí nos quedamos todos, escuchando a una criatura de 16 años soltando versos al vuelo de las notas musicales, composiciones a la creatividad y caridad de su pecho, un corazón evocando sonetos a una tríada perfecta, cuerdas vocales, guitarra, ganas…, y claro… así, las letras vuelan en el aire, todos desean quedarse con ellas, nadie comenta, y la voz, ¡qué garganta!, una sinfonía de placeres en todos los oídos allí puestos, la excelencia de una triunfadora con todas garantías, soñadora de castillos hoy y de realidad mañana, como lo digo.
Finaliza el concierto de sentidos y nos regala la frescura de la primavera, además sabe estar y manejar al público.
-¡Pardiez, lo tiene todo! –La pluma a viva voz.
-Por eso la invité. –Don miau.
Enhorabuenas por todas partes, unas a ella y otras a Manolo por habernos traído la magia del universo en dos escenas, su gato y a esa dulce damisela llena de esperanza, Lidia Aguilar.
El autor de los Misterios de Madrid se coloca pluma en mano en su puesto de combate y comienza la firma.
-Te vas a quedar sin tinta, Manolo. ¿Tienes más bolígrafos?, si quieres te traigo un poco de Reflex para la muñeca.
Y ahí se quedo, dale que te doy, dejando su huella en un trasiego de atascos, no había manera de ir de un lado al otro, la cola era inmensa hasta que finiquitado el asunto, a enorme y grandes abrazos de allí nos marchamos, viendo dos éxitos en el mismo día. Más no se puede pedir.
¡Enhorabuena Manolo, Enhorabuena Lidia!