«Malas artes…»

Malas artes practican la mayoría de los políticos de este país, en unas ocasiones cuando llegan las elecciones y en otras durante su mandato. Soy estudioso de la política, por supuesto, pero también de esos pequeños detalles que delatan al ser humano, tanto en este terreno como en otros.

Esas minucias tantas veces desapercibidas a nuestros ojos dicen mucho, en un momento determinado el cazador puede ser presa de su propio oficio.

Ésta es una de esas ocasiones donde la evidencia es tan clara y concreta que indica el perfil psicológico de un individuo.

No tengo matrimonio con ningún político, salvo si hay faldas y me gusta, y no por machista, sino por ser del natural género varón soltero, ¡por si acaso salta alguien y muerde!, y si es de mutuo acuerdo, ¡faltaría más!

Leganés es la escena del delatado, casualidades de la vida, una lectora de esta pluma se casa con un concejal de dicho ayuntamiento y desde entonces el acoso y derribo no tiene nombre, no contra su esposo, sino contra ella. He ahí un signo evidente de malas artes. Un partido, en este caso ULEG hace la vida imposible a través de técnicos del consistorio simpatizantes de la misma causa y “cumpliendo con sus artes” impiden el correcto desarrollo del ejercicio del negocio de esta señora porque sí, ¡manda narices!

Verán, hay puntos que señalan la calidad de un político, cuando los veo…, ¡rezo!, palabra de honor, rezo para que nunca ocupe un cargo en el gobierno y lógico es, si son capaces de atacar a la mujer de otro competidor, no cumple ni tan siquiera las normas y códigos de honor. ¡Qué tontería acabo de decir!, en fin, el honor en ese mundo no existe, salvo para quienes tienen como objetivo real servir a su municipio o país. En realidad les digo y piensen…, ¿hasta dónde podría llegar ese político para conseguir sus objetivos qué haría en el supuesto de ocupar un cargo importante?

Estando la documentación de la empresaria en regla, solo consiguen hacer la vida imposible a una autónoma jugando con los cuartos de los leganenses, como es Ley, perfecto indicador del interés del dinero de quienes viven y contribuyen con sus impuestos en la villa, puesto que ahora vendrá el juicio, tarde, ya sabemos como funcionan estos temas, pero el consistorio tendrá que pagar el consabido daño con sus perjuicios, es decir, su dinero y mío les importa un rábano, ¡perdón, quise decir pepino!, lo da la tierra.

Señores y señoras de ULEG, aparente partido independiente, así no se hacen las cosas, ¡no!, de esta manera consiguen que incluso un escritor acostumbrado a satirizar el panorama nacional, dedique unos minutos a mostrar la calidad del ser humano por de semejante atropello, «muy cerquita de las municipales».

Palabras de María Victoria publicadas en Whatshapp.

Yo soy María Victoria Boullosabarreiro. Tengo un bar en Leganés, y estoy casada con un concejal. Desde hace 4 años sufro todo tipo de ataques por parte de un grupo de la oposición ( Uleg) . Es acoso . Los tengo denunciados… pero la última es que me han quitado la terraza en un acto de prevaricación y abuso de poder evidentísimo por parte de dos técnicos municipales con excusas ridículas. Están denunciados por lo penal, pero una cosa que iba para una semana va para 4 meses y sin saber nada. A nadie le importa está salvajada. Me encuentro totalmente desamparada y sufriendo un ataque mafioso de este grupo constantemente. Sólo quiero dar a conocer mí situación a los vecinos de Leganés y poder seguir manteniendo el trabajo de 4 familias. Esperando su comprensión y la oportunidad que me puedan ofrecer os mando un saludo.