«En honor a un Don y un San» Don Arturo Humberto Illía.

Si quieres escucharlo, pincha aquí.

A Don Arturo Humberto Illía. Don por el merecido derecho de haber sido un presidente de su país como mandan los cánones de quienes por encima de ellos, están sus gentes, un auténtico practicante a la devoción del santo patrón del ejemplo.

Don y San, debería tener como leyenda su esquela, pues quien vela por todos, de todos es, menos de la alcurnia del desamparo de los poderes con solo un horizonte, el suyo propio.

Un 22 de nacimiento marcó su camino, un destino cumplido a las creces del olvido y del desinterés de los interesados en guardar silencio sobre un hombre de profundos sentimientos y respeto por todas las personas.

Un punto de referencia maldito para quienes gobiernan por el decreto de su avaricia y sin embargo, un Dios para quienes pensamos y creemos que el bienestar general está por encima de uno mismo.

San Arturo Humberto Illía, debería tener la admiración del Vaticano, por ser el gestor del trienio bendito en Argentina, “un médico con credo, un credo para todos y un misterio para la ignorancia.”

Ese hombre fue santo toda su vida. Hay errores en la iglesia, los milagros no siempre se ven, sin embargo, ahí estuvo el milagrero con los resultados durante esos tres años de mandatario en un país necesitado de ilustrados de la justicia universal, no hablo del derecho, sino del equilibrio real y necesario entre quienes pueden y quienes no llegan.

«No es quitar al rico para dárselo al pobre, sino justificar la bondad del poderoso a contribuir con el resto de los humanos».

Don Arturo Humberto Illía, San y Don, Don y San para esta pluma de a pecho abierto con la crueldad, y a la misma vez, el amor de la vida…

A vuestra merced envío este mensaje para que rebote en el firmamento y llegue a los corazones de esas personas que aman y sienten a los demás por encima de sus pasiones.

Fue tan caballero a las reales ordenes del sentido común y el hipocrático juramento que, dos fuerzas se unieron para golpear el estado, 1963 el comienzo de la legislatura del momento de Oro del país del tango y 1966 el instante en que la hipocresía cogió de nuevo el rumbo de los argentinos con un ataque en toda regla perpetrado por izquierdas y derechas de común acuerdo. ¡Quién lo diría!

Falleció el mejor presidente de toda la historia del país argentino un 18 de enero, pobre, tras haber renunciado a su paga vitalicia a cambio de sentir fluir la generosidad por su sangre. Ayudante de panadero fue la última de las profesiones de un médico de cuerpos, espíritus y de la Ley.

¡¡¡Por usted, San Don Arturo Humberto Ullía, allá donde esté!!!

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