El patio se complica, vaya que sí, parece como si el período de confinamiento nos hubiera alterado el sistema general, y el apartado del software específico de resultados en función de las acciones, no estuviera dando los debidos resultados. Es decir, y en castellano de hace poco, “el de hoy también empieza a tener un problema con el sistema operativo», se nos ha ido de la fat del cisco duro la sentencia para contrapesar las leyes de la lógica y el sentido común.
Pensábamos que los calores y la alegría de estas magnas y excelsas tierras iban a acabar con el CoronaPuñetas, pero, queridas y queridos amigos, el virus de Wuham está demostrando ser una mosca tan negra como la plaga que tenemos encima en estos momentos.
Cierto es y me consta. En el transporte público el civismo está a flor de piel, salvo en momentos donde el metro llega con un poco de retraso. He ahí el dilema, entrar y estar a 30 o 40 centímetros del apeadero de la calle por una temporada, o esperar para seguir sin las compañías de la tos seca con estados febriles, seguir los caminos de la libertad añorados, y de esta manera, evitar extrapolar la voluntad a los servicios sanitarios.
Es necesario destacar que los bares parecen jubilosos en sus afueras, no por dentro. Las distancias entre mesas son las correctas, pero…, y he ahí una de las cuestiones, no entre sillas.
El pequeño comercio necesita de nuestro celo para seguir adelante y garantizar esos puestos de trabajo vitales que soporten los gastos de la seguridad social, jubilaciones, y otras tantas prestaciones.
Sánchez está feliz indicando que el 33% de los salarios son del estado, y les digo: el presidente no está bien, no, algo se le ha desbocado en el centro de control del sistema.
Si alguien quiere solicitar una ayuda al SEPE se encontrará el cartel de cerrado por vacaciones hasta septiembre. ¿Son esas las maneras, Pedro?, ¿esquivar y echar las culpas del desastre económico actual al virus de la miseria y el hambre que vienen? Ahora hay infinidad de personas intentando tramitar las pertinentes ayudas y no pueden, deben esperar a la venidera plaga del mes nueve. ¿Será entonces cuando de nuevo confine los medios necesarios para evitar el caos a millones de personas en este país?
Su compañero, el personaje de las mil faldas, no es el adecuado para ir buscando ayudas, hasta Suecia, país socialdemócrata por antonomasia, se ha negado a echar ese cable tan necesario para que esta nación siga su merecido curso, y es la Ley, sí, Ley de responsabilidad hacia con los demás, y no hacia uno mismo.
Por favor, quítese de encima al gallo de Galapagar y de una vez por todas, siga una ruta con sentido común para llevar a puerto seguro la nao con todos los españoles. Si el timón no le responde bien, no se preocupe, esa rueda de madera que gira, marca y dirige el rumbo, sabe cómo se debe capitanear una nave en tiempos de galernas.