Ya estamos rozando los sopores del astro rey, los calorcillos aprietan cachetes y machetes, aflojan el instinto de los dos corazones, unos en el pecho y otros, otros, otros debajo de los calzones.
Veranillo y venid que os pillo, queridas mías. Aquí estoy yo, esperando el capote para acabar con la muleta y luego daos un estoque que no mata, sino que os llena de vida desde Cádiz…, hasta Morata.
Qué bello es el albero, muletazo, por allí, capotazo por allá y rendidas en mis brazos, a base de banderillas de amor para mis amadas siluetas.
No os preocupéis, queridas mías, no pinchan, no se ven, tan solo se sienten como plegarias en los entresijos y amasijos cual horchata sin parangón.
Sexo y opulencia, el verano y su diestra, aunque puedo decir que estos terrenos también atiendo a la siniestra, pues siendo cuestión de amores, no hay soldado de un solo rincón, sino fieles guerreros al servicio de vuestra devoción.
En la arena, en el agua o sobre las piedras, en esos momentos igual da que da lo mismo, son las constantes cuando las olas acarician con suavidad sobre el silicio del deseo, unas veces de dulces meneos y otras…, al compás cuando rompen sobre las rocas.
El verano es vida y alegría, un jardín donde el amor prende de manera natural las constantes vitales del sí quiero, un aquí te pillo y no te mato, sino que te quedas al balanceo de los vaivenes del muérdago de silencios y esperanza. Alcohol por lujuria y el mito en un pito, sin credo ni vuelo.
Ahí voy, derecho a las necesidades como paladín presto a socorrer bellas criaturas por doquier, caballero de fueros ardientes, brasas en su punto para dar la vuelta y vuelta sin quemarte por el fuego.
Propósitos de enmienda para la nueva fe de la jodienda, y yo, aquí, soñando cual chaval, golpeando las teclas a la espera de que en cualquier momento un buen revolcón me despierte de este calor y de una vez por todas, me de esas flores inmensas de pétalos hechos a base de dulce y suave seda.
Qué rica es la vida, ¡por San Frenesí del cómo está! Mira, guiña un ojo, y con sus dedos sisea el destajo de un amor cada día, secuencias de un mundo perfecto al son de la delicia de cualquiera, helado de chocolate, fresa y nata, tropezones de turrón al vuelo.
-¡Fernando, despierta, hombre, despierta!
Y así, tal cual se escucha, vuelan los corazones y uno se despide, deseando que se cumpla el teatro…, ¡y felices vacaciones!
Para escuchar, pincha en RadioInter
Muy agudo, Fernando, y propio para el estío…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Grande Duque…!!
Tus ingeniosas palabras enriquecen nuestra mente.
Me gustaLe gusta a 1 persona
A ver de qué cosas enriquecen la mente, jajajajaj
Me gustaMe gusta
Muy apropiado para estas fechas y muy bien escrito Nano.
Un fuerte abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona