Así ha ido evolucionando el fin de semana, tres días donde según el sabio Pitágoras, nos hemos encontrado con sus días nefastos.
El asesinato de Samuel, un chaval en plena juventud, asesinado por unos cuantos salvajes de una paliza brutal en Galicia. Una persona dedicada en cuerpo y alma a la sanidad, un salvador de muchos en las manos de asesinos sin escrúpulos, pero así son las cosas, unas veces son navajazos a las puertas de una discoteca, en las fiestas, otras palizas, como en este caso o violaciones por energúmenos que deberían pasar su vida entre rejas. Pero aquí, mis queridos y queridas amigas, para mi no hay sexo que valga, sino un corazón que se ha ido y otros sufriendo el destierro antes de tiempo.
He sentido con enorme intensidad el dolor de esa familia que se ha quedado sin el hijo de su alma y aún no entiendo. ¿Cómo es posible que en una calle tan transitada los transeúntes hayan permitido algo así? ¿Dónde estaban sus amigos? En mis tiempos los unos defendíamos a los otros. Hoy por lo que se ve, se deja a voluntad del negro y cretino destino.
Por otra parte, la puntería de las asociaciones al servicio de Irene Montero volcando la ira contra los homófobos. En esta caso siempre varones y como lógico tras el devengo del resultado, heterosexuales. Eso me duele, pero de qué manera, pues no distingo a las personas por su gusto sexual, histórico, artístico o gastronómico, sino por su calidad humana y con ello, digo a quien hay detrás de tantas ganas de seguir en la poltrona a base de dividir para enfrentar, que recuerde esta frase. Es un réquiem que suele cumplirse en el futuro:
<<Quien divide poco vale…, pues quien sabe a todos defender sin tener en cuenta su razón, es líder grande en toda la población. Sin embargo, las alimañas son presa del odio y avaricia que su pecho encierran y con el tiempo…, carne de su misma guadaña y suerte de cañón>>.
Hay asociaciones LGBT que empiezan a enfrentarse a las beneficiadas por el ministerio de Irene Montero, incluso feministas en pie de guerra y es muy natural, puesto que la menestra, ni quiere ni desea lo mejor para todos, sino que aumente la guisa de su bolsillo. El precio, queridas y queridos amigos, le da igual.
Los seres humanos no se miden por sus gustos, ya lo dice el dicho, para eso los colores, y es viejo, tanto que no sé de qué siglo procede, es decir, se miden por esa naturaleza capaz de donar sangre, órganos, volcarse en los demás, ayudar y amar al prójimo, esas son las facetas de los humanos, las que de verdad importan. El resto son peculiaridades de cada cual. Quizá esta frase sirva como reflexión. ¿Tiene un amigo, amiga o familiar a quien no le dejaría entrar en su casa por su condición sexual? La respuesta me la sé en un 9.999,99%. Un no, como una catedral.
Este fin de semana han atacado a Alejandro Sanz de manera brutal por transmitir estas mismas palabras que dejo aquí, no me lo ha dicho él, no tengo el placer de conocerle, es un caballero del mundo de la farándula, un personaje en contacto permanente con gentes de diversos gustos sexuales, y no un homófogo, sino una persona mostrando su repulsa por la manipulación mediática a la que nos están sometiendo. Le guste o no, a un sinfín de asociaciones pervertidas por el dinero que reciben. Los asesinos, asesinan, igual da que sea gay, hetero, lesbiana, trans o niños, la víctima es el muerto, después de esto, ya me contarán.
Un mundo mejor es aquel donde todos paseamos sin tener en cuenta la vida del otro, un sitio en el que tomas unas cañas con cualquier persona al lado y te da igual que sea abogado, juez, policía, periodista, escritor, albañil, fontanero, cirujano o anarquista. Ese es el mundo que deseo y quiero, el de verdad, el que tenía antes, no esta patraña que nos quieren colar.
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