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BLA, BLA… ESTRÉS

Es sábado, no recuerdo la hora, pero creo que sobre el medio día. El Capitán Trueno me ha dicho que hasta aquí hemos llegado, que te traje a la puerta de casa del viaje de regreso de Lerma, porque somos compañeros desde hace quince años, que si no, verde las han segado. Vamos, en castellano de toda la vida, que los inyectores del coche y no sé cuántas cosas más se han ido de finos por Triana o Utrera, ¡a saber!, de manera que tengo que encontrar un medio de transporte que me permita estar puntual a la cita de Bilbao y posteriormente Santander. El autobús no me gusta, el tren son muchas horas sin cargar nicotina, por lo que me defino por una opción que no conocía y que mi querido hermano Rubén me aconsejó, algo así como Blablacar.

Busco, me doy alta, muy simple y fácil, veo un vehículo  que viene de Valencia con dirección Santander, admite algo más de equipaje, por lo que resuelvo y abono los 20 € más los 3,75 o 4€ no recuerdo la cantidad de las gestiones de administrativas de turno. El sistema me indica que soy todo un campeón, que sí, que lo hice correctamente, cuando de pronto y sin saber por qué, aparece un reloj con cuenta atrás.

-¡Hostias!, ¿y eso que demonios es? –Es  mi primera reacción, posteriormente sale un mensaje que me dice, en 5 horas y un tanto más…

–¡Rediez!, si el viaje es para el martes, algo hice mal. –Intento hablar con el antisistema, ¡que lo es!, válgame el cielo que sí y allí no había forma para explicar que posiblemente haya una confusión, hasta que a punto de darle un buen manotazo al monitor, aparece otro mensaje que reza:

-Si no recibe el aviso del conductor le devolvemos el dinero de la misma manera que lo ingresó. A solo tres días del viaje y ese aviso con cara de dar guerra, pero al menos me quedé una tanto tranquilo, aproveché la situación y me fui a dar un paseo por el Jardín de los Sentidos, tenía algunas cosas pendientes y de paso, nunca se sabe, podría caer algún libro y en esos menesteres hubo suerte, más de la esperada.

Vuelvo a casa sobre la una de la madrugada, abro el cabreador y me encuentro otro mensaje. “Hemos devuelto su ingreso, entre 3 y cinco días tendrá el importe en su cuenta, el conductor no ha respondido en el tiempo pertinente”. No eran horas, de manera que cerré el aparato y mañana será otro día, que estos no me estropean las pocas horas de sueño, ANDAYQUELESDÉN y como se pasen un pueblo les envío a la comarca de la Joda.

Domingo, 7:00 AM, los ojos como platos, apenas pude pegar ojo, es demasiado temprano, tengo que ponerme al día con las redes socialización por los santos atributos de quien se las inventó y me lio con ello. Acabo a las 21:00 horas hasta las narices y acordándome de los chavales a quien se les ocurrió montar semejante cirio. Me doy un garbeo por aquellos lares de Ciempozuelos, intentando despejar la cabeza cuando me doy cuenta que no había hecho las gestiones pertinentes para finiquitar el viaje.

Voy corriendo al despacho, miro la pantalla y entra otro mensaje de Blablabla…

-¡Me quedé sin batería, lo siento!

-¡Leches!, si es el conductor que venía de Valencia. –De manera inmediata procedo a enviar un mensaje al caballero.

-No te preocupes, sigue en vigor, me pongo en contacto con ellos. –Lo intento y “error”, la información ha sido censurada, está dando datos que no son.

-¡Me, me, me que como pille al sistema le doy por!… ¡esto no puede ser!, y procedo con los intentos, quizá haya cometido algún error al introducir mis datos. Sigo leyendo y…

-Debe rellenar una pequeña biografía para que sus compañeros tengan un poco de confianza en usted. –Procedo y añado.

-Soy un escritor que viaja para las presentaciones por todo el país. Me llamo Fernando Cotta Pollo, busquen en Google, Facebook, Twitter, Linkedin.

-Estamos verificando el contenido, en breves momentos será publicada. –Espero tranquilamente, seguro de haber hecho correctamente mis deberes cuando aparece otra alarma.

-Su minibiografía ha ido denegada. –Cabreo, no tengo a nadie delante para darle un bocado al cuello, miro el portátil, ¡tú no que no estás para muchos trotes!, salgo a la calle, cojo aliento y como un toro bravo a punto de empitonar al primero que pille, me lanzo al ruedo de nuevo.

-¡Mierda, algo no va bien! –Busco el problema, ¡me han censurado, ¡la madre que los parió!, ¡sistema como te coja por la calle no va a quedar de ti ni!….

Bufando y aullando con los pelos de la nuca erizados decido salir un poco al parque, tengo el motor del pecho en primera y a siete mil vueltas de un diésel.

De nuevo y después de haber hecho la meditación diaria, ya tranquilo y feliz me dirijo al lugar que me comunica los hechos. Vuelvo a entrar en Internet y muy relajado escribo…

“Señores y señoras, les he abonado un viaje que ustedes mismos han eliminado por propia decisión, he de ir a Santander el próximo martes. Tengo un blog de crítica de todo tipo en el que plasmo las realidades con ironía y cuando me dan por oriente, con muy mala leche, por favor constaten la información que no me gusta hacer daño, hay un mal entendido y quiero solucionarlo. Por cierto, ¿cómo puedo contactar por teléfono con ustedes?

Dos horas, cinco horas y que el sistema se ha olvidado de mi.

-¡Me cagüen tó lo que se cuece! -Esto me va a matar de un infarto, y cuando estaba a punto de mandarlo todo al carajo más próximo, aparece otro mensaje.

-Lamentamos el retraso, el sistema responde por su cuenta, o algo así. Recuperada la confianza entro en el mensaje y nuevo no hay más que instrucciones para que te vuelvas a meter en él y al final a través de la wifi penetres como un soldado rabioso en busca del puñetero programa para aniquilarlo de una vez por todas, de manera que respirando de manera rápida, con el pulso como un fórmula 1 a punto de salir, tomo la decisión de enviarlos a ANDAYQUELESDÉN.

Me olvido del tema y tomo la decisión que tanto me apetecía desde hace tiempo, volver a vivir la aventura y para ello, ¿qué mejor manera que hacerlo como en los viejos tiempos?, así me recorrí siendo un chaval España de cabo a rabo, Francia y Portugal, hice amigos por todos los lados y la verdad, disfruté y también todo hay que decirlo, hubo momentos delicados y peligrosos que en esos momentos supe afrontar, pero en esta ocasión sería cargado de libros, dos roll-ups,  un porta-trajes, el portátil, una mochilita,  3 grados pasado de la mitad del ecuador y amenaza de frío, lluvias y nieve. Una aventura en condiciones, tal y  como estaban mis cánones en ese momento, calentitos, hirviendo al vapor.

Por si el tiempo se complicaba más de lo esperado, entro a buscar viajes en autobús, no me gustan, pero…, si las cosas se complican hay que tener otra alternativa en el bolsillo. Comento con algunos amigos el tema y…

Se te va la pinza, ¡a dónde vas!, ¡mira que!, pero, pero, pero, que no vas a llegar, tranquila que sí, me pongo un cartelito en la espalda y a esperar, que llevas mucha carga, etc., etc, etc. Y la verdad es que si había algo que me hacía dudar, eran los trastos que iba a llevar encima. De manera que calmé los ánimos, me metí en la cama y ¡hala!, mañana madrugo y veremos qué ocurre.

6:00 AM, los ojos como paelleras de cien porciones, el primer café entro en las redes solo para ver cómo va el tema, que ni hoy ni estos días tendré tiempo para devolver y echar cables a mis compañeros de tinta y pluma y luego en Blablabla, por si acaso, obervo y mira por dónde veo que hay una chica llamada Eva que sale a las 11:00 h dirección Santander. No me fío de la puñeta del otro día, de manera que analizo y pienso un tanto, por si acaso envío una señal de humo al estilo actual, si me responde a tiempo es posible que me la juegue de nuevo.

Espero notificaciones y ná de ná, han pasado dos horas desde entonces, voy a correos a enviar unos libros a toda prisa, mi hermano Rubén me acercará a lo que vea pertinente según el estado de la marejada del tiempo. A la vuelta me espera e indica que nos demos prisa, tiene que llevar a mi cuñada Blasi al médico, de manera que entro en el despacho, veo la pantalla y ¡voilé!, mensaje, pero no me da tiempo a contestar por el portátil.

-Rubén, déjame tu teléfono, que el mío es de juguete, a ver si hay suerte y pruebo con eso que me recomendaste, hay una persona que sale dentro de un par de horas en mi misma dirección.. Me pongo con ello con ello y ¡olé!, consigo darle a la transferencia mientras vamos al centro médico, pero me sale otro puñetero mensaje.

-¡Este viaje ya está ocupado! –Pero, pero, pero si acabo de hacer la transferencia, ¡hostias, hostias, hostias!, ¿pero esto qué es? Y no tengo manera de saber si el dinero lo he ingresado o no. De manera que no me queda otra alternativa que llamar a mi hermano Ubi en Estonia, el tiene todas las claves.

-Ubi, por favor, ¿puedes comprobar si acabo de abonar un pago?, es de más o menos 30€.

-Espera, ahora mismo te lo digo. –Un minuto y…

-Tienes un importe retenido de treinta y tantos euros, pero hoy no has ejecutado ninguna transferencia o pago.

-Ok, te llamo ahora. Rubén, aparca en un sitio con cobertura por favor, es posible que en el momento de aceptar el cargo se haya ido y de ahí ese puñetero mensajito.

Nos detenemos en un sitio, me pongo con ello y al fin me da la confirmación, al instante me llega un aviso indicándome el número de teléfono de la conductora, llamo…

-Hola Fernando, me voy a retrasar un poco, ¿te viene mal?

-Hola Eva, gracias. ¿Cuánto tiempo?

-Una hora, a las doce estoy en Plaza de Castilla.

-Perfecto, estaré en el intercambiador de autobuses, dame un toque cuando estés llegando y voy a la esquina que me indiques.

-Perfecto, así lo haré.

No me lo podía creer, había conseguido confirmar y concretar un viaje por Internet y al final, ¡a viva voz!, la tensión de estos últimos días, me tenía loco y justo en menos de dos horas, había solucionado el papelón, ¡qué gozada!

Espero en la cafetería del intercambiador de autobuses de Plaza Castilla, llega con unos minutos de antelación, me llama y voy al punto de encuentro.

Primera impresión de la conductora, “montañera perdida en Madrid”, gorro de negro de esos que parecen pasamontañas y estilo pasota neoyorkino. Nos presentamos y a primera vista, una mujer con dos…, y encantadora.

Al rato llega otra usuaria, colocamos bien los bultos, subimos a bordo y ya dentro intentamos ponernos de acuerdo para hacer una parada en Lerma. La compañera dice que nanai de la china, tiene que estar en tiempo y resulta que ella si llegó un pelín tarde. Por el camino hablamos de la necesidad de parar cada dos horas, convenzo e invito a un café, aunque a las horas que estamos, mejor un vino.

Da su brazo a torcer y vamos a La Posada de Eufrasio. Allí dos besazos para Encarna, otros dos para Olvido y dale que llegamos tarde, no podíamos perder tiempo por respeto a la ora pasajera.

Por el camino me encontré una excelente conductora, afable, cordial, servicial, comunicadora y aventurera, se había recorrido Chile, Argentina y no sé cuántos países más, treinta y tantos años y un par de ovarios bien ajustados y apretados, ¡qué maravilla!

Le pido que por favor me deja en Torrelavega, y así lo hace, Altamira, mi editora estaba allí y ¡hala!, unas foticos y a volar.cam00473

Después de todo, las cosas salieron correctamente, pero esta empresa debería tener en cuenta que no todos los viajeros manejan bien los pagos por Internet, y que además, eso de que te salga un cronómetro a contra reloj, ¡mosquea!, en especial si luego te anulan el viaje con dos días de antelación añadiendo que el conductor no ha respondido a tiempo en esas 5 horas y un tanto. Si además te llega una alerta que te indica que se había quedado sin cobertura, qué menos que dar otra oportunidad a esa persona y cliente, rechazando la devolución y cargando el abono a esa cuenta. Cosas que pasan y que de alguna manera son contraproducentes para un servicio que una vez utilizado, veo positivo y una alternativa interesante para esas personas que necesitan viajar con sus vehículos y esas otras que les va hacer cosas diferentes y por supuesto, emocionante ymuy estresante al principio. El viernes vuelvo de la misma manera y el día dos de diciembre, viajo a Barcelona y Torelló utilizando esta red social. No me ha ido mal.

 

 

 

EL DUQUE EN GRANADA «SU GRANÁ»

Sin prisas, pero sin pausas Goliath va ganando terreno. Hemos salido tarde, a las 20:30 horas de los Ciempozuelos de Dios, después de haber realizado un mix entre conferencia y presentación del Duque del Altozano en un instituto, una primera toma de contacto importante si queremos arrimar el hombro en cuestiones de potenciar la lectura desde sus bases, pero esta crónica nada tiene que ver con ello, otro día y sin prisas me haré cargo de poner en antecedentes lo que allí aconteció, que ahora y por primera vez me salto las fechas, y es que el amor que nos encontramos allí, ¡no se paga ni con Visa ni con Master Card!, podéis estar seguro de ello.

Tras unas horas de carretera paramos a cargar el combustible necesario, una cervecita acompañada de un par de montados de lomo a la orza y por último, unos chorizos que nos decían, ¡venid, venid, probadme!, y nosotros que siempre hemos sido muy atentos y dispuestos, pues al tajo, ¡y como estaban!, ¡pardiez, rediez, córcholis!, y lo que fuera menester, vaya chorizo, señoras y señores, qué maravilla. La verdad es que el camino te da sorpresas de Padrón, ya conocen el dicho, unas buenas y las otras al paredón.

De nuevo en marcha y grata conversación por ambas partes, sobre literatura, cultura y esos menesteres que tanto aburren a algunas personas y que disfrutamos el resto por los demás, vamos llegando hasta el destino de la otra vez, Torrox, en la tropical frontera malagueña con el mar. Telefonazo al canto.

-Estamos llegando, calcula media horilla, sobre la una nos vemos allí. ––Avisa Nacho.

El viaje se nos había hecho corto, y eso que son 530 kilómetros, pero cuando las conversaciones son amenas, el tiempo es lo de menos. Suena el zapatófono.

-¡Turub, turub, turub!

-Dime, ya estamos casi en la puerta. –El copiloto maneja el trasto que da gloria.

-Altamira necesita descansar, de manera que os decimos dónde os toca pasar la noche y a dormir, que mañana es la presentación. –Responde Dolors.

Nacho me mira mientras giro a la derecha en la entrada que nos llevaría hasta una larga recta, otra línea un poco torcida en el mismo sentido, y…

-¡Como que no!, dejemos que descanse, pero baja tú y tomamos una cervecita, que para un par o tres de veces que nos vemos al año… –Ignacio.

-Vaaale, pero solo una, ¿de acuerdo? –La Princesa Ya Se Ve con dos tercios en lugar de uno, jajajaja.

Llegamos al punto de encuentro, y lo de siempre y que tanto gusta, besos abrazos, estás más guapa, cuánto has crecido, cómo lo has hecho, te veo muy relajado, venga ya, deja de tomarme el pelo, ¡que no, que no!, que te veo enorme de guapa, que te estás pasando, anda ya y vete a paseo…

Finiquitados los rituales típicos con sus tópicos, arrancamos de nuevo a Goliath, que era tarde y no era cuestión de finiquitar los zapatos a base de paseos buscando un garito por la zona. Después de preguntar encontramos el indicado y único abierto en la frontera con el mar.

Mientras íbamos en la dirección del bar prometido, unas palmeras y foticos al canto, que cudq1juxgaa1hwraunque fuera de noche, algo se vería, y qué buenas, ahí las tienen. Acomodados en la barra exterior, el atendedor nos pidió las requeridas consumiciones.

-¡Buenas noches, ¿qué van a tomar?

-¡Buenas son!, pónganos un par de bicicletas con pedales y un triciclo, ¡por favor! –Solicité.

-¿De Madrid? –El amable camarero.cudqbkhwgaasdvw

-Solo el 66%, el resto de la frontera del Mediterráneo con los Pirineos. –Ignacio.

-¿Coruña? –El tabernero.

-¡Claro que sí!, se ve que estás puesto, jajajaja. –Un servidor.

-¡Venga!, bromas aparte, qué bebéis.

Como es de Ley, pedimos nuestros líquidos relajantes y hala, a disfrutar de la conversación. No sé qué tendrían aquellas bicicletas, que al rato a alguno le dio por cantar jotas, ¡cosas de la vida!

A eso de las cuatro de la madrugada de la misma noche en que llegamos, dejamos a nuestra ilustre en el palacete que ya conocen, si es que han leído los capítulos de Nerja y Marbella, ¡por supuesto! y nosotros a nuestro apartamento.

Ocho treinta de la mañana, y los ojos como platos, cuatro orillas de descanso que me supieron a gloria. Un café bien cabreado, otro, mientras enciendo el portátil, miro Twitter y…

-Es increíble, solo unas horas y necesito un día para devolver los Twitts de los colegas que nos están apoyando, ¡madre del amor hermoso!, no sé qué hacer, cuando vuelva el lunes puede ser terrible, tantos días sin poder conectarme será una pesadilla después. Facebook igual, MB Romano se encargó de prender el fuego de las hogueras con la luz necesaria para que se vieran los anuncios desde lejos, como las de San Juan en las Canarias que me criaron, fogatas que antes de empezar a arder ya medían cinco metros de altura. Por eso y por vosotros, por ellos, los que pusisteis todo el empeño, va éste partido.

Laura juega por la izquierda, Raziel encuentra la pelota, Blanca Miosi la coge y regatea al contrario, Baena entra en acción y chuta, pero antes de entrar a puerta, Frank Spoiler luce una palomita, bota a Gabriel un par de veces contra el suelo y lanza de nuevo el esférico, el asesino está cabreado, pero sabe que sale con el capítulo X y que Nati le está esperando, en un despiste, se la vuelven a robar, ahora es Harodys quien corre, se cruza con Quiñones, quien se queda con ella, La Parda dice que no, que ha sido falta y se para el juego. Sevillano es el encargado de dar vida al partido, tira con fuerza y Pino despeja con la cabeza, Tirado que ve el peligro, para con el pecho, y a lo Olayo por la vertical buscando la portería, centra y… Monteagudo que despeja a corner.

Grau saca desde la esquina, ¡vaya efecto!, Cáceres se interpone y con un do de piernas, sujeta el culpable de juego, mira al frente y le da con fuerza, Anidiom es ahora quien corre, y cómo lo hace, no parece humano sino un sueño con ruedas, Sparti presiente el peligro, habla con su confesor y aprieta la marcha, Sandra se cruza con una tijereta y expulsa el peligro. ¡Vaya partido! Toñi recibe el esférico, se lo toma con calma  y de pronto acelera, ¡qué vértigo!, pasa de largo a Romano, ésta le brinda el gol y… ¡GOOOOL! ¡Piiii!. Fuera de juego, ¡increíble!, no lo había.

Olga saca da puerta con un patadón que supera el medio campo con creces, la pelota sube y sube, abajo están empujándose para seguir con el cable, Lía, Aun Ana Doria, Merche, Erth Desires, Cándido, Queiro y Entrelosnuestros codo a codo con Katy, Cinco Palabras y Brenda. Talarico observa como baja el esférico, sale corriendo y se cuela entre ellos llevándose la bola, Divagando se cruza y MiplumaLc cubre su carrera, Hacerfotos aprovecha e inmortaliza el momento, mientras Leer un Libro se apodera en ese instante, un largo pase a Merche de Melilla, toque en corto a Miriam Martínez quién con un dulce taconazo cede a AM Silva y Torrico que pide su turno, para allá va la esfera cuando de un salto Pelufo se apodera de la cuadratura del círculo, Guaita pide su oportunidad y entra en el terreno de juego.

¡Qué partido! Merche con el balón, se lo cede a Belén quien con una clase magistral luce un regate a lo Elena, la jugadora del Atletic y de la U.D. Deportiva, ve espacio, chuta y… paradón de Corrigenda.

Saca Ainara desde el área pequeña, fuerte y con precisión, KarMeLa recibe limpio el pase, corre pegado a la línea de fuera de banda, se aproxima con peligro, ¡centraaaa y…. ¡¡¡GOOOOOL!!!

-¡Pííííí!

¡Que no, que no!, que el árbitro dice que no le sale del pairo poner en marcha el marcador. Los jugadores se miran unos a otros y aquí no pasa ná. Un minuto para el final del partido, ¡vaya emoción! Saca de puerta Villamarzo directamente a la cabeza de Villalobos que peina la bola y va a los pies de Azorín, éste aprovecha la ocasión y se va por la banda izquierda, cual rayo venido del futuro, pero se cruza con Nieto y pierde el balón, centra sobre Celia que para con el pecho, y cede a Ibars, tira a puerta y ¡Uyyyyyyy!, por los pelos.

Es Mahoney quien toma la decisión, pasan cuarenta minutos del final y siguen jugando, ¡increíble! El esférico cae en CVC, quien pasa a Dolors, ésta a sitúa de la bola sobre el área grande, al punto de penalti, Romano salta y pasa a Toñi, ésta bombea por lo alto, saltan Raziel y Laura y ¡GOOOOOOOOOOOOOOOL! Esta vez no puede decir nada el colegiado, pita el final y todos se dan un abrazo, contrarios y contrarios, qué gozada de partido.

Para tod@s mis colegas y amig@s que apoyaron. Y si alguno me me ha ido por los cerros de Úbeda, dímelo por favor.

           Ignacio y yo hemos aprovechado para hacer unas gestiones de futuras presentaciones por la zona, nos llaman por teléfono para que no nos retrasemos, es la hora de rellenar el vientre de las viandas necesarias para cargar las baterías. Llegamos al palacete y ¡sorpresa!

-Chicos, que en unas horas tenemos que salir para Granada, así que vamos a comer, preparamos la presentación, siestecita malagueña y a por Goliath. –Nos dice Altamira.

-Pero, pero, pero, ¡pero si has preparado de comer una carta de restaurante!, y qué pinta tiene. –Me dejó sorprendido. Una ensalada templada de langostinos, huevos rellenos con piña natural y jamón con bacón salteado a la bechamel. Les sugiero que hablen con la jefa de cocina, que aparte de la pinta estaban de muerte.

En la mesa, Altamira, Dolors, Manuel y su chica, Nacho, y el que escribe sirvió los platos, ¡qué menos!, en un periquete y un tanto más acabamos con las delicias y a currar. A ti te toca esto, CVC Ediciones, recuerda la bienvenida y las gracias, para Loli las preguntas y después del León, remato la faena.

Nos despedimos para acabar de planchar las orejas y a las cinco en punto ya estábamos en pie de guerra, formados para el evento.

-Por cierto, hoy juega España contra Italia. –Me comenta la Cantobromalagueña.

-¿A qué juegan? –Pregunté tranquilamente.

-Al fútbol, para la clasificación del mundial.

En un principio pensé que era una broma, un trámite por el que ya pasé en la primera presentación del Duque, miré de reojo al resto de la tropa y me di cuenta que era la realidad por la que había que pasar.

-¡Hostias, hostias, hostias!, ¡vaya leñazo que me voy a dar!, ¡mamma mía!, pero, pero, ¿pero otra vez?, ¡mechachis en la mar, en la UEFA y en todos los esféricos del mundo!

Comencé a dar vueltas por el recinto, los orificios de la nariz soltaban humo, y no eran del tabaco, pero… una vez pasados diez minutos o noventa, no lo sé, pensé y me dije, lo que sea será, así que a disfrutar y ya veremos Santa Rita, que la ilusión, ¡no me la quitas!

Todos felices y en marcha, dirección al parque de García Lorca, y una cafetería con el mismo nombre, casualmente en la misma calle que vivo en estos momentos, pero en otro lado. La suerte estaba echada y de mi parte.

Llegamos al sitio indicado, aparcamos a Goliath encima de la cera, a un lateral y dónde no molestaba, debíamos bajar los libros, vino, rótulos y roll-up dispuestos para la ocasión, pero antes decidimos pasar a ver si estaba el señor URL y ahí se hallaba con sus compañeros Don Carlos Puntonet, al que debo el honor y del que estaré eternamente agradecido, ¡caballero!

-Muy buenas tardes Carlos, qué placer volver a veros. –Saludé el primero, que su majestad estaba de espaldas a la puerta. De inmediato abrazos, ¡besos y el carajo la vela!, como se dice en la tierra que me crio. Me presenta a sus compañeros y ¡vaya sorpresa!, abrazos y besos por todas partes, cual torero que llega al ruedo después de una dura faena. No me lo podía creer. Entraron Altamira, Dolors e Ignacio y de nuevo efusivos saludos, ¡qué maravilla!, así volvemos mil y una vez.

Comenzamos a colocar las cosas, con la ayuda del propietario de tan ilustre cafetería y img-20160904-wa0003restaurante y que responde al nombre de GARCÍA LORCA, ¿mejor sitio?, ¡no puede ser! Extraemos el roll-up de su estuche y con una paciencia y buen hacer increíbles, ¡viva Gabriel y la madre que lo parió!, así se llama, sin la coletilla por supuesto, el apuesto capitán de tan insigne buque. Paco Domínguez, Enrique y Carlos todos a una echando un cable a las ordenes de Eduardo, quien moviendo sillas mesas y a las neveras, ¡porque no llegamos!, que si no, ¡tela!, queda todo colocado. El último detalle y que quedaría para Gabi, ese excelente vino que solo se puede tomar en La Posada de Eufrasio, en Lerma.

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Ese señor de blanco del que no me quedé con su nombre.

Falta un rato, voy a por tabaco y en el mismo estanco en el que no tienen el aromático placer inhalatorio…

-¡Burubup, burubup, burubup!

-Estoy con las provisiones de nicotina, alquitrán, veneno y otros lares.

-Vente ya que hay un señor interesado en conocerte y llevarse El Duque del Altozano firmado. –La Princesa YA SE VE.

-¡Voy, voy, voy, dos minutos y un semáforo!, ¿vale?

img-20160904-wa0007  Corriendo, cruzo la calle y casi atropello un coche que por allí pasaba, la conductora me envía un dedo por el aire y a por vientos frescos, le devuelvo un cortés saludo, que tenía razón, ¡ella me refiero!, y llego en lo que se denomina un just in time, justo a tiempo, cuando se disponía a salir.

Nos presentamos y error fatal, como en la informática de Microsoft, no me quedé con su nombre, ni tan siquiera con la foto de la dedicatoria, y eso, señoras y señores, ¡pá matarme!, ¿que por qué!, nada más y nada menos que me había esperado un enamorado de la historia y con derecho, ¡vive Dios que sí!, un descendiente de El Gran Capitán, Don Gonzalo Fernández de Córdoba a quien por avatares de mi sesera, falta de descanso y otros menesteres concedí un título que no es suyo, el de El Rayo de la Guerra propiedad de Don Sáncho Dávila, dos errores de “procedure división” en un rato, el cobol ya no funciona como antes. Nos saludamos, hablamos durante un buen rato y se marchó. Volveré a verle, ¡palabra!

Llega la hora, todo está en calma, menos Eduardo, Carlos, Paco y Enrique, confirmando la asistencia al Tribunal de los Santos Oficios de Granada, ¡qué pasada!, si no es por ellos, me como las tapas, que estaban de lujo.

¡Sorpresa, sorpresa!, un suceso inesperado, ¡pardiez, que locura!, ¡sí!, Dolors está en la puerta y se encuentra con Fernando Goooomez Mancha, ¡vaya toalla!, aquí sí hay bocadillo de caballa, y de caracoles sin cáscara, si falta hiciere. Abrazos, saludos y qué les puedo decir, un momento inesperado. Gracias tocayo, eres un Fernando.

Empieza el partido España-Italia, la hora cero de la presentación y Gabriel con un par de dos, apaga la televisión. ¡Increíble!, primero la cultura, que del resultado ya nos

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Nacho y Eduardo

enteraremos y comienza el desfile a entrar, llamo a misa y todos al altar, salvo Nacho que con una cerveza y buena compañía, no se entera de . Suenan los tambores y el León se sienta en el estrado.

 

Comienza la presentación, Altamira da la bienvenida, las gracias y se come parte de lo preparado en la cocina. Con buen tono y alegría recupero la pelota y se la entrego a Dolors, que con hambre también se va por img_8562peteneras, ¡vaya partido!, el esférico en mis manos y devuelvo la jugada, todo vuelve a salir de buena mano y con alegría en las gradas.

Nacho finiquita su parte, cojo al mirlo y a dar la cara, que para eso hemos venido. Acaba la función y ahí quedan las preguntas, ¡qué maravilla!, hora y algo respondiendo, Eduardo se sale con a viva voz por García Lorca, eso, amantes de la literatura, ¡no se paga con Master Card! ¡Gracias, gracias y requeté gracias!

Llega la hora, la más temida, en la que el toro se la juega y Gabriel arremete con fiereza, sujeta un ejemplar y ¡lo quiero ahora mismo dedicado!, me lío con pluma en mano img_8486y ¡hala!, todos a por El Duque del Altozano. Qué les puedo decir, tan solo que he narrado esta crónica como si de una competición deportiva fuera, y es que todos los que allí se presentaron, esas maravillosas personas, son aficionadas a nuestra selección, ¡la española!, y ante un día como éste, no se lo pensaron.

Gracias Carlos. Para ti, lo que aún me quedaba en la cabeza del Cobol y como no, para un caballero que se llevó tres ejemplares, uno de ellos img_8522dedicado con El Duque del Altozano nada más y nada menos que en turco, don Juan Romero, un auténtico mirlo blanco y para esas extraordinarios seres humanos que tan bien nos atendieron…

¡GRACIAS, GRACIAS, Y UN MILLON DE MILLONES DE GRACIAS!

 

Con mi corazón en la palma de la mano, abierta y a vuestra disposición…

Granada años ha me había ganado,

pero ahora, mis queridos amigos

un trozo de mi corazón…

¡allí y con vosotros se ha quedado!

CIEMPOZUELOS «VILLA CULTURAL»

Un día cualquiera, gélido de mil demonios, los grajos no vuelan, andan muy despacio y es que hace un frío del carajo, pero de verdad. Suena el móvil.

-Otra vez a la calle, vaya mañanita, eso de la cobertura me tiene helado. -En medio de la carretera, ¡no tengo problemas!

El mismo personaje saliendo a hinchar de humo y nicotina su cuerpo de la cafetería de enfrente. La escena se repite durante muchos meses. Nos saludamos con el cortésmente, como siempre y ahí se queda la cosa.

Un día de agosto, los grajos en plena siesta, esta vez no vuelan ni alto ni bajo, hace un calor que mata a cualquiera. Fiestas en Ciempozuelos me encuentro a esa misma persona disfrutando del desfile y carrozas del pueblo, cruzamos unas palabras y ahí se queda.

Otro día, pero de esta semana. Me apetece hacer una presentación de El Duque del Altozano en la villa que vivo desde no hace un año. Me voy al bar de enfrente, pregunto si está el dueño indicándoles que quiero hablar un tema con él y me dicen que no. He perdido su número de teléfono, lo solicito y en ese mismo lar me lo niegan, salvo el mismo individuo con el que tantas veces he coincidido. Me lo da, lo anoto mal, hago la llamada, y me envían a hacer puñetas, ¡con razón! En ese mismo sale esa persona que esperaba.

-Antonio, que casualidad, quería hablar contigo para ver qué posibilidades hay de preparar una presentación en tu local.

-Fernando, lo lamento, estoy a tope hasta finales de octubre.

¡Mi gozo en un pozo!, pero me viene la chispa, esa que nunca nos debe faltar y que tantas alegrías nos da si nos atrevemos a hablar.

-¿Disculpa, por casualidad no conocerás algún sitio en el pueblo dónde pueda presentar una novela?

-Pues creo que sí, soy profesor de un instituto, hablaré con el director, creo que no tendrás problemas.

Tejedor, Don Fran Tejedor es esa persona con la que tantas veces me había cruzado y mira por dónde, se vuelca en el tema. Pongo su apellido delante y en primer lugar, porque señoras y señores, para mí es como el 007 de la cultura.

Me envía un Wsp, indicándome que debo hablar con otro agente hasta ahora en secreto, Tostón, Don Felipe Tostón y director del I.E.S. FRANCISCO UMBRAL de Ciempozuelos. Quedo con él a las 09:00 horas de hoy y voy a verle.

Llevo en mi espalda los carteles de Jesús Arias Ruíz, un amigo del alma me ha traído a las siete de la mañana a casa, desplazándose de la ruta para que no me quede sin la consabida y debida publicidad, aún estoy emocionado. ¡GRACIAS JESÚS!, tal y como ayer le dije a Isidro Martínez Blanco, “mi corazón es tuyo, puedes hacer lo que te de la real gana con él”.

Dos personas muy amables y sonrientes me indican dónde está el despacho, ¡qué maravilla ver sonrisas a esas horas! ¡GRACIAS!, te elevan al séptimo cielo con algo tan simple como sonreír.

Felipe está dentro, le presento el roll-up y me dice que sin problemas. Nos ponemos a charlar sobre literatura, las ideas que vamos a plasmar en esa presentación, una parte dedicada a fomentar la lectura y la creatividad y la segunda, pues para el Duque del Altozano, qué bien se lo merece y seguimos hablando sobre temas maravillosos, ¡cultura!, ¡que sí, que sí!, que lo digo en serio, ¡cultura!

Se me va el tiempo, no he tomado el medicamento, coge el teléfono, hace una llamada directamente a esa maravillosa concejalía, a la de cultura me refiero. No suelo redundar, pero hoy, pido y ruego me sepan disculpar.

Están jugando a los bolos en el ayuntamiento, ¡que, no, que no!, que están de pleno, de manera que no puede atenderme la responsable, pero me dice,  -Ve para allá, que colocas el otro roll-up. –Como verán si me lo dicen, obedezco. Pasé primero por el edificio dónde se encargan de dar a conocer esa… por no redundar más, les pregunto si me dejan colocar el roll-up ahí y me dicen, que naturalmente, ¡faltaría más! y que si hace falta lo llevan luego al Ayuntamiento. No me lo podía creer, con lo mal que se pasa con los trámites para hacer una presentación de un libro y de pronto, todo el pueblo volcado en ello.

-Ve corriendo al edificio de la alcaldía, que te están esperando.

-¿A mí? –No salía del asombro, en menos de dos horas estaba en la casa de los regidores colocando en su interior el otro rótulo publicitario de El Duque del Altozano, de 2*0,85, ¡increíble!

Sigo visitando sitios y me encuentro que en la mayor parte hay una predisposición asombrosa a publicitar la presentación de una novela. ¡Valgame el cielo!, las cosas al revés. Sigo colocando los quince carteles de A-3 en aquellos sitios donde existe esa sensibilidad hacia la literatura, no en todos, ya saben que siempre hay quien en estos tiempos, aún llevan una zanahoria delante de la nariz, cosas de la vida, pero todos tienen derecho, no me quejo, que ni debo ni me apetece.

Esta crónica, es tan real como la vida misma, en unas horas de la nada, ¡al cielo! Y todo debido a al apoyo de las gentes de Ciempozuelos y sus regentes. Hoy y en honor a todas esas personas, ¡que lo son y está sobradamente demostrado!, rindo mi sombrero con un chapó, y en honor a ellos dejo esta muestra de gratitud y respeto.

  • Bar restaurante MADRID en la misma plaza, Antonio con muestra incluida del Duque. ¡GRACIAS!
  • Cervecería LA SERRADORA, en la plaza también.
  • DORSIA en la plaza de Ventura Rodríguez.
  • LA CASA BONITA en la plaza de Ventura Rodríguez
  • El Estanco del mismo lugar.
  • Un chino de alimentación llamado JAINSOU, donde no hablan español, pero saben que la cultura es importante en la Avd. del Consuelo, 36, enfrente del parque dónde todos los días voy a meditar.
  • El otro chino me dijo algo así como que sijuan, queno y me marché
  • Una clínica odontólogica en la misma avenida.
  • El sitio de las quinielas, en la misma avenida.
  • El centro cultural.
  • Sala multifuncional
  • Ayuntamiento
  • Biblioteca
  • Y un par de ellos que se llevo el 007 de la cultura universal para colocarlos, no sé dónde, pero lo sabrán.

En honor a ese gran detalle, cuelgo algunas fotos y propongo si me lo permiten, placen y desean, una gran quedada de escritores en este Ciempozuelos, que para aquellos que no lo sepan, es Villa Hospitalaria por dos razones, la primera, por sus hospitales y la segunda, queridas amigas y amigos, ¡por su hospitalidad!

GRACIAS, 007 Fran, GRACIAS 008 Felipe, GRACIAS un sinfín de números CIEMPOZUELOS.

EMOCIONADO

Hay cosas que nunca se olvidan, en especial si vienen de alguien cercano, pude ver su cara el día que le dije que me iba a dedicar a escribir y que los negocios, se fueran a la comarca que tanto conocen vuestras mercedes, a la de la Joda y ANDAYQUELESDÉN me refiero.

El día que tomé la decisión de dedicarme en cuerpo y alma a la literatura, no lo olvidaré, ¡palabra de honor! Se lo comuniqué a varias personas de mis círculos íntimos y me di cuenta que tomaron la medida, como una salida temporal y evasiva a mi reciente quiebra, ¡pero no!, estoy a acostumbrado desde siempre a poner en marcha mis ideas, inventos unas veces, servicios otras y hacerlos funcionar en el mercado, siempre he vivido de esa chispa e imaginación que me dio la vida, y los pares de a dos, cuadrados y duros, que si no te envisten tus mismas amistades, con un…  ¿pero estás seguro?, ¡mira que las cosas no andan bien!, ¿pero por qué no te buscas un trabajo fijo y dejas de arriesgar?, y cosas por el estilo.

Cuando te la juegas, no hace falta una cuchilla bien afilada, sino unos muelles en las piernas para ir saltando y rebotando mientras caes y no darte un guantazo de muy padre y señor mío. Así es y ha sido mi existencia desde el principio de mis crónicas, unas veces en el cielo y otras, ¡en el infierno!

el-duque-chorizo-y-guinessHoy es uno de esos días en los que mi alma se llena de energía, si es que me cabe, uno de esos en los que me invade el mayor de los placeres, ¡créanme!, el de haber recibido semejante crítica y reseña de un gran e inseparable amigo, que en su momento no lo dijo, pero seguro lo pensó, lo vi en su mirada, ¡que se me había ido la pinza!

He ahí esa magna carta de la que tanto presumo, ¡no por vanidad!, pues la humildad es mi sello de confianza, sino para demostrar que con valor, tesón, esfuerzo, ánimo, coraje, un par de dos, confianza, creatividad y chispa, ¡todo se puede alcanzar! He ahí el detalle de un gran militar, ahora ya fuera de servicio por la gracias de sus años.

Att. Fernando Cotta «el Pollo»

 Isidro Martínez Blanco

 «EL DUQUE, EL MIRLO Y EL ESCRITOR

 En un lugar de Alcorcón en España, había una vez un individuo con mucho tesón. Lo dejó todo cuando le vino la inspiración Divina en forma de pájaro, para así no poder hacer de las suyas.

El pájaro, no sólo cambió de color por obra del Creador, dotándole de cerebro y buen recitador en los consejos del amor.

La transformación le vino, por lo buen amante y pendenciero que había sido en la otra vida. Hacía más de cuatro siglos, que sus andanzas, guerreras y amorosas habían concluido.

El Duque había sido y fue uno más de aquellos jóvenes, que el hervor de la sangre moza y el deseo de ver mundo con el riesgo que aquella aventura les esperaba y que a ellos no les importaba, aunque solo fuera poseyendo una camisa y unas simples alpargatas hechas de cuerdas.

Sólo pensaban en las glorias que iban a alcanzar.

Con el tiempo conseguirían llevar grandes sombreros emplumados, calzados con zapatos sin tacón, mostrando mucha gracia al andar. Trajes muy ajustados al cuerpo, con gran cantidad de botones. Una capa no muy grande, que la recogían debajo del brazo izquierdo, para así poder mostrar una gran espada. Al lado contrario, una daga que la utilizaban con gran destreza. En la faltriquera, oculto en una pequeña cajita de plata, llevaban el picado del tabaco.

Estos mercenarios, se agrupaban en «camaradas «, que era la forma habitual de vivir, no más de diez.

Pretenciosos, pequeños de estatura, de color muy moreno, tenían largas uñas. Se sentían muy orgullosos de ser españoles. Sobrios en todo, menos con las mujeres que nunca se cansaban de ellas.

Una gran mayoría, poseía títulos nobiliarios o eran bachilleres, como dijo Calderòn en el sitio de Breda «un noble caballero, que es soldado con empresas, trofeos y blasones, no hace más que cumplir sus obligaciones». Valientes y virtuosos combatientes, que después de muertos sus memorias en sus herederos viven muchos años.

De conquistador en otros tiempos, por luz Divina se convierte en consejero del amor en su nueva vida de mirlo.

El gallardo pájaro, utiliza las palabras con canto de amor como éstas: “Dulce es la seda que cubre tu boca”, “razón tenéis mi querida y hermosa dama ¡que mi cuerpo no me dé para daros el sustento que mis plumas me lo impiden «.

Una intensa, celeste y resplandeciente luz, le inspira para poder dar buenos consejos de amor.

Con ímpetu guerrero, aunque reprimido por sus limitaciones encerrado en su cuerpo de ave. Intenta en todo momento, que los amantes consigan sus deseos.

Su nueva condición, no le impide apurar hasta el fondo los licores, aunque sea en recipientes menores. Borracho era y borracho es. Simpático y campechano, con plumas en el sombrero y en las manos. Siendo su única «pluma,» pues en lo demás, un macho, y noble caballero, de los de antaño.

“Sentía los besos de los enamorados, como si a él le fueran dados”. A veces dice tacos con tanta suavidad para no ofender a la sociedad.

“Sabed amigos míos, que el Señor cosas me encomendó para redimir mis pecados que en otra época cometí y ahora he de remediar. Conseguida su misión, con una de sus alas los ojos tapó y de nuevo se marchó”.

Voilé!.

Ay mirlo mirlete, si te descuidas te …..

El escritor Fernando Cotta Pollo, Es un hombre de letras que arriesga mucho por usar la rima, utilizando con mucho mimo el castellano antiguo del siglo XVI, sin añejo, para que nosotros lo entendamos en el siglo XXI.

Fernando, es como el Duque y el pájaro- los tres en uno – Es un caballero Canario que tiene mucho de los soldados de los tercios . Como isleño que es tiene muchos «pájaros» en la pluma y en la cabeza. Sus buenas ideas las plasma con mucha soltura e inventiva. A éste caballero también le gusta apurar las jarras, comer torreznos y calentarse en los fogones de los mesones y las tabernas.

Afable como el mirlo, mujeriego y fanfarrón con buen corazón.

Con su ave y su «rocín» está llegando a todos los lugares a buen pasín y como los soldados españoles en la milicia soles – Calderón en el sitio de Breda.

Mucha suerte en tu nueva faceta de escritor. ¡Tú sí que tienes talento amigo!

Un fuerte abrazo.

Isidro Martinez Blanco

¡Gracias Isidro!, un miembro de una camarada como las de los viejos Tercios, sincero con diestros y siniestros, valiente en las batallas, honesto y caballero con las damas y un sincero amigo. ¡Ahí te va mi corazón!, es duro en apariencia, como el del grajo cuanto lo manda todo al carajo, pero sensible con quien aprecia que a la vida es una guerra y si la pierdes en unas justas, cruzada o avatares del destino, no has muerto, has triunfado por el valor que por el camino le has echado. Vuestra merced puede hacer con él, ¡lo que le plazca!

Un enorme y sincero abrazo

MARBELLA – Intentaré ser breve . Y fin

Noche en Orión, al amparo de su nebulosa soñando despierto en el momento. Hoy es el día de las glorias, hazañas de tiempos venideros que siembran el jardín de flores hermosas y tiernos aromas de esperanza.

Dulce y suave caricia, vuela el velo en la brisa del cálido verano, seda bordada en oro y plata que ciñe los sueños y anhelo.

Tierna y plácida es la mañana, el sol brilla, amanece descubierto, un rayo del cálido cielo, un susurro de amor al descubierto, ¡dime oh mi reino!, hasta dónde he de llegar para cubrir mi consuelo.

-Despierta, ¡coño despierta!, que es tarde. –Ruge el León.

-¿Pero, pero, pero qué pasa? –Mi pluma, ¡perdón!, la mia.

-Que hemos quedado temprano para preparar la presentación de Marbella y tú, tú volando por ahí con cara de haber fumado algo que nada tiene que ver con el tabaco.

-¡Nacho!, ahora que precisamente estaba, ¡estaba en el firmamento!, vas y me quitas el sueño, pero ¡hala!, que razón llevas tienes y te las doy, ¡he ahí las gracias!

Cafelito bien cargado, otro, un tanto más y voilé, despierto, como ha de ser. Amanece, ¡que va!, tiempo ha que el astro rey nos regaló sus mimos. Pilas cargadas, vístete despacio que hay prisa y todos juntos a bailar.

-¿Ya se ha despertado el durmiente? –David.

Curva a la izquierda, reduce a tercera, acelerón y que el carro dice que no, ¡que no, que no me aprietes!, que de subir a la vieja usanza, como los viejos para llegar igual que los jóvenes. Pilotando en firme y llano con los túneles a contramano y a volar. Diez veces seis minutos y a punto llegamos, sin esperar.

-Ya estamos, ahora a ver como es el recinto ferial. Aparco aquí y echamos una ojeada. –La capitana de la nave.

Una inmensa nave delante de nosotros, trabajadores dale que te doy, ¿dónde está la escalera?, ¡los alicates!, ¡cuidado que va!, ¡perdón que no llego al stand!, y una multitud de antigüedades situándose con vanidad donde mejor les viene, que para eso están las obras que de tiempo y mimos han vivido con unos y con otros las generaciones que en ellas tocamos.

Vueltas y revueltas por el enorme recinto y encontramos el sitio donde nuestro Duque, de la mano de un actor como la copa de un pino de alto, no por el tamaño sino por su altura, daría unos cuantos sablazos al ritmo de la lectura, interpretando como solo él sabe hacer, diferentes personajes con sus particularidades tonos de voces.img-20160826-wa0040

Montse, esa mujer con esos pares tan bien colocados, no se vayan ustedes hacia arriba, que aunque lo  fuere, me refiero al valor que le echa a la vida, estaba en el mostrador de la entrada.

-¡Buenos días!, soy Fernando Cotta, vengo a darte las gracias por la oportunidad que me estás brindando, este sitio es excepcional para dar a conocer el Duque del Altozano.

-Gracias a ti, que has movido la NUEVA FERIA DE ANTIGÜEDADES COLECCIONISMO Y “VINTAGE” por las redes como si fuera la tuya.

-¡Qué menos!, pero no he sido yo, son los colegas de profesión, esos que hacen lo mismo que yo, escribir para dar a conocer sus obras a quienes les debo tal honor, un detalle que jamás olvidaré.

No les cuento el resto porque va para largo. Cada uno nos pusimos a la faena, como un equipo acostumbrado a trabajar desde toda la vida, perfectamente sincronizado hasta dejar todo perfecto.

En la entrada principal de la feria, un cartel anunciando la presentación de El Duque del Altozano, las sillas, un montón de ellas a la derecha. Cualquier persona que pasara a ver las reliquias expuestas en el pabellón tenía que pasar por enfrente de nuestras armas e instrumentos publicitarios. CVC EDICIONES y Montse, nos habían dado el lugar soñado img-20160826-wa0036para mostrar al mundo la novela.

Hora de comer, llega Internet con piernas, un amigo que Altamira nos trajo desde Granada y que obedece al nombre de Puntonet, ¡perdón, Don Carlos!, que ese es vuestro apellido. Nos indica el mejor sitio de la zona para picar y disfrutar del ambiente marbellí, y allá vamos. ¡Qué lujazo!, una terracita maravillosa y unas raciones que le quitan el hipo a cualquiera. Nos traen la cuenta ya abonada, un detalle que a todos nos impresiono de nuestro David, entre otras cosas porque hasta el momento íbamos a escote, de manera que caballero, ¡gracias por el detallazo!, ese, porque si tuviera que agradeceros todos y cada uno de ellos necesitaría toda la vida.

El café en otro lado, otro lar que nuestro nuevo aliado conocía y del que fe doy, que acertó por derecho. Una gallega, argentina con un humor excelente nos atendió como si fuéramos clientes de siempre. Café unas bromas y que de tierras allende los mares, , si tan siquiera de los celtas, sino de Cádiz, de manera que me la coló como mandan sus cánones, a risas, con desparpajo y con la expresión de la viveza y agudeza de la gracia que siempre tuvieron los allí nacidos y bien pertrechados.

-¡Se nos hace tarde! –Comenté.

Y cogí el camino adecuado, marcando el paso cual legionario en pleno desfile con un sargento estudiando su comportamiento, pero sin llevar la marcha forzada, que íbamos todos tranquilos y disfrutando de los placeres de la vida sin más tiento, que las conversaciones que amparan las sobremesas alargadas.

Ya estábamos en la feria, Montse en su sitio, un rincón de 300 metros a nuestra disposición preparado, se abren las puertas y a esperar, que son tres horas.

Vamos a ver que tal, creo que sí, demasiadas sillas, hoy es viernes, fíjate en la hora, ¿habrán comido tarde? ¡Payo me deja pasá!, ya verás cómo se pone a tope, mira que hay sillas, hay que ser positivos, ¡ya verás! En fin, los tiempos del compás de espera siempre son tensos.img-20160828-wa0002

-Tenemos visita, han venido a verte desde Jaén. –Altamira.

-¡Vaya que ilusión!, no me esperaba un detalle tan encantador. –Respondí y allí me las encontré, dos hermosas damiselas que habían tenido el detallazo de hacerse unos cuántos kilómetros para conocer a Duque del Altozano.

Ainara llevaba la voz cantante entre el par de a dos, su compañera apenas hablaba.

-Buenas tardes, es un placer, un gran honor tenerte aquí.

-Hola soy Ainara, tenía muchas ganas de conocerte, tengo un blog literario llamado www.palabrasquenodebieronserleidas.blogspot.com.es estoy leyendo El Duque del Altozano.

¡Qué les puedo decir!, desde las grandes tierras de la Muy Noble y Leal Ciudad a crucificar al pájaro y su pluma, que el nombrecito del blog se las trae.

-Dentro de dos o tres días de cortesía empezamos la presentación, ¡sí!, que ya estamos a punto.

Una sonrisa y media hora que nos quedaba para encender los focos y darle candela a la segunda intervención del Duque en tierras de Andalucía. Espero el momento oportuno y del brazo me llevo Altamira.

-¿Te has dado cuenta del nombre del blog? ¡palabras que no debieron ser leídas!, ¡hostias!, que ha llegado la Inquisición, van a crucificar al mirlo.

-La cántabro y malagueña me relajó con un rato cháchara, y dale,  que ya era la hora.

Todos en sus puestos, listos para empezar, el sillón de CVC lo ocupa Susana, el resto como siempre, Nacho a su diestra, esta pluma a su siniestra y a la mía Dolors.

Enfrente el público esperando el momento anhelado, ni un ruido no se oía un alma en el tendido, cuando comenzó la función.

Todo iba de mil maravillas, habíamos aprendido de los errores de Nerja, y por fin, salió la fiel espada triunfadora.img-20160828-wa0010

-De un lado al otro, a viva dura y alta voz cuando era necesario o baja, tierna y dulce cuando se lo pedía el guión, sombrero en mano, espada al cinto y…

-¡ROMROMRMORBROM! –Un gitano con su carretilla que va en nuestra dirección.

David no se amilana, se coloca el sombrero como ha de ser, dejando ver uno solo uno de sus ojos, desenvaina la tizona,  alza la voz hasta los cincuenta mil vatios y da dos reveses que dicen lo que hay en el papel, el transportista de zanahorias a un palmo de la frente, que se da cuenta del desaire.

-¡Payo que no es pa tanto! –Desvía la trayectoria y se va.

En fin, de todo me había ocurrido en una presentación, pero, esto señores y señoras, pues no es frecuente, viene bien para recordar y luego reír hasta morir, que es tal y como estoy en estos momentos, pañuelo en mano y sin poder seguir.

Finiquitado el evento las pertinentes firmas, unos vinitos de La Posada de Eufrasio y a recoger, que no es poco.

Al día siguiente volvimos a estar presentes, pero ya sin presión, tan solo firmando ejemplares a todas personas que con su gracia y talento vinieron a por su novela.

Y aquí acaba la historia de un viaje, unas crónicas que al final he finiquitado por coraje, entre otras cosas porque son largas como el padre que las parió, y es que no encuentro otra forma de narrar esos pequeños detalles de los que todos formamos parte, sin tener que ir a por un almacén de tinteros.

Debo las gracias y son de alcance, a todas y cada una de esas personas que movieron estos días en la red, sois muchos y por cierto como se dice en mi pueblo ¡la hostia!, y por supuesto y eso cabe en cada una de las crónicas, a Altamira de CVC EDICIONES, Dolors López de La Princesa Ya Se Ve, Ignacio León, escritor y amigo, Susana que padeció y cómo sufrió en Nerja y como es de Ley, a ese gran actor que de forma altruista nos siguió en la aventura, D. David Fernández de la Parra @davidfdelaparra y a quien me lo envió, un amigo desde ya hace muchos años D. Jesús Arias Ruíz, profesor de teatro y actor, otro como la copa de un pino @jesusariasruiz

Al día siguiente y antes de salir de Torrox consulté los designios de los posibles avatares de la vida. Ahí les dejo la conclusión.

 

 

NERJA- LA PRESENTACIÓN – Cap III

Insomnio, ¡vaya nochecita!, vueltas y revueltas cual croquetas en su punto de frito y color, ¡pero en la cama!

Amanece el día “N”, hoy sabríamos si será un éxito. David tampoco consigue conciliar el sueño, se le ve brujuleando por la casa, está ensayando libro en mano la lectura de los fragmentos. Esta tarde noche tendrá la oportunidad de demostrar si el acero es toledano, de Albacete o de Bilbao y lo hará, ¡ya lo verán!

Nacho se incorpora a la plantilla, hay que preparar los momentos en los que el maestro de esgrima entra en el escenario. Todo está perfectamente detallado sobre el papel, cada uno el nuestro, incluso marcado con rotuladores transparentes. Nuestro actor es un crack, no deja nada al azar, lo vive tanto que da la impresión de que vamos a salir al coso taurino a jugarnos el tipo con dos cuernos de 700 kilos, o en un anfiteatro romano donde nos van soltar en equipo contra una jauría de leones animalistas y esos, ¡no perdonan a un humano!

¿Habrá, tomates o huevos? Imagino la cabeza del espadachín de la corte, tratando de averiguar si el calibre, peso y estado de la fruta colorada será el adecuado, que verdes duelen, pero pasados, ¡matan!, y no por el físico daño, sino por pundonor.

Huevos sí había, todos en la cesta, ¡como debe ser!, y otros que no lo son, pero dicen lo mismo que si lo fueran, ¿atributos?, duros y apretados y para eso el regimiento del talento que habría en ese momento.

-¿Qué tal esta camisa blanca con encaje de volantes?  -Preguntó David a pecho descubierto. El León rugió y yo no callé, que la cosa estaba por ver.

-Un tanto ceñida, pequeña y estrecha, ¿no te parece? -¿Un poco?, ¡la hostia!, todo el pecho y abdomen al descubierto y las mangas al codo, parecía una de esas prendas que lavas sin darte cuenta y encoje hasta el punto que se queda como herencia de tus hijos pequeños.

-Quizá ha menguado, te queda muy rudo! –El de Alcorcón.

-Fernando, ¿me dejas tu camisa?, me gusta el algodón blanco y grueso, y esa sí me la puedo abrochar. –Preguntó David.

Mi camisa, pero, pero, pero si esa es la de la suerte, blanco nuclear, paño grueso, como  a la vieja usanza y la que tenía preparada para las presentaciones. En fin, siempre me costó decir que no a temas materiales, de manera que le di el ok sin antes decirle…

-Está bien, pero que sepas que es la que traigo para momentos especiales, es con la que me siento, suave, fino y seguro, es mi camisa Tampax.

Había que dejar caer el asunto por si el caballero decidía cambiar de opinión. Después de los pases de modelo a lo siglo XVI florete incluido, nos acercamos al palacete de quien siempre ve más allá, era el momento de ponernos de acuerdo y cuadrar lo que sería la primera interpretación del Duque del Altozano. Una vez en el interior repasamos los momentos en los que cada uno de nosotros entraba en escena, todo iba como ha de ser, perfecto.

-David, me sabe mal, pero es que, es que esa camisa es la de mi suerte. Compramos otra y ya está, ¡me da no se qué! -Volví a dejar caer y no era para menos, sino la pura verdad.

-Esta bien, ¿Nacho, me dejas la tuya?, seguro que me encaja a la perfección.

-Por supuesto, es la que me iba a poner hoy, pero tengo más, ¡no pasa !

Y ahí se quedó la cosa, hoy seguiría estando protegido por mi prenda espacial,  mañana Dios diría.

-¿Qué tal si nos damos otro paseíto por Nerja?, con un poco de suerte colocamos el roll-up en la oficina de turismo. –Comenté.

-Pero si ya nos han dicho que no. –Nacho.

Y tenía más razón que un santo, ayer lo intenté y no hubo suerte, pero hoy estaba seguro de poder conseguirlo. La oficina de turismo era un vaivén de personas interesadas en las actividades de la comarca, entraba de todo, pero también público de habla hispana, precisamente el que nos hacía falta.

-¡Venga vamos! –Y nos pusimos en marcha.

-Yo me quedo con Altamira, así vamos preparando la comida y a la vuelta seguimos practicando nuestros papeles. –Dolors había decidido quedarse allí, entre otras cosas porque nuestra cantabromalagueña no estaba fina, aún seguía con las secuelas de los medicamentos que le habían dado.

David al volante, el cordobés de Alcorcón de copiloto y esta pluma en la parte trasera.

-Se nos está haciendo tarde para buscar esos sitios donde publicitar el evento y hablar con Turismo. –Habíamos cruzado el meridiano del día, Nerja estaba a tan solo 8 kilómetros, pero me daba en la nariz que iba a ser como si fueran cien.

El piloto tomó nota y marcó la ruta por otro lar diferente, de manera que cuando nos dimos cuenta estábamos, ¿dónde estábamos?, pues en uno de los confines de esa lindeza de pueblo que solo conocen los que allí residen o van muchas veces. Un parking con el mismo nombre, ¡pero que no era tal!, la madre que les parió, ¡como lo digo!

-Ese parking no es el mismo, debajo tiene un subtítulo, se ve que aquí prefieren hacer publicidad del Balcón de Europa de muchas maneras, y una de ellas es que veamos su nombre a menudo.

De la Parra, se coloca a la izquierda, detiene a Goliath, el deportivo rojo con capota fija y maletero corto, da marcha atrás con la intención de girar y otro que nos ve y no le deja finiquitar la maniobra.

-¡Pero qué haces…! –Nuestro actor estaba un tanto cabreado, digamos que se le iba el tono por fa sin sostener.

Nacho y yo callados, que cuando los ánimos se encrespan cualquiera puede cobrar una de Do con Ra en La mayor, así que esperamos pacientemente hasta que salimos de allí y a buscar otro camino. El cantante de notas altas puntualizadas estaba encrespadillo, y es que los nervios empezaban a florecer, todos queríamos que ese día fuera perfecto, especial y cuando se es profesional como reconozco lo es, se viven las cosas de otra forma, digamos que se desvive uno pensando en cómo saldrá. Esas eran las maneras de nuestro amigo, llevaba la interpretación a la flor de su piel y claro, la tensión le tenía atenazado y dsc_0182cabreado.

Queríamos ver el sitio exacto donde tendría lugar el evento, de manera que nos acercamos y comenzamos a ver carteles en A-3 estratégicamente pegados en las calles de este img-20160825-wa0007increíble y bello pueblo, ¡qué estupendo! Llegamos al punto, una sala de exposiciones en una de las calles con más tránsito de la zona, ya saben ustedes, tiendas por todos los lados, turistas despistados otros comprando el ¡barato, barato, paisa!, ¡qué encanto tiene ese paseo!

En el interior del establecimiento municipal, había una exposición con las obras de una pintora que vive de su trabajo y buena por cierto. Estuvimos hablando con la persona encargada, quien  nos comentó que la autora llegaba sobre las seis de la tarde, momento en el que se habría la sala, de manera que estuvimos estudiando el sitio, encantador por cierto y encontramos las maneras para no romper ladsc_0179 esencia de lo que allí había sin que afectara a nuestro evento. Nos despedimos del lugareño amable, cordial, educado y culto que nos atendió para dirigimos a la oficina de Turismo, tal y como habíamos acordado y esperé en el mostrador, utilizando esos bellos recursos que tanto gustan a quienes los quieren escuchar, lindas palabras para bella lozana, ¡pardiez que sí!, ¡cómo estaba la mañana!

-Buenos días alteza, quisiera pediros un pequeño favor, para vosotras y enorme para el pájaro que traigo entre mis manos. Esta tarde noche a las 21:00 horas presentaremos El Duque del Altozano. Llevamos moviendo este evento quince días en las redes sociales, de tal manera que Nerja ya era famosa, pero ahora y con el ruido que hemos hecho un sinfín de colegas de profesión y amantes de la literatura, posiblemente tengáis que hacer una serie nueva para la tele, quizá El Verano Azul del Mirlo del Altozano.

-¿Y cómo podemos ayudarte? –Contestó la princesa.

-Muy simple, traigo un roll-up para dejar hasta las nueve, con eso ya somos muy, pero que muy felices y como tenéis tanto espacio.

img-20160825-wa0002-Tengo que consultarlo. –Estudió mi jeta, miró hacia abajo como diciendo, ¡me la han colado! y por Whatsapp consultó todo lo que debía.

Tardó un buen rato, pero al final y como solo era para unas horas, nos permitieron colocar el cartelón enrollable en medio de la oficina, por lo que habíamos conseguido el principal objetivo para aquella mañana, img-20160825-wa0000¡perdón!, medio día.

-Ring, ring. -¿Quién es? –La dulce voz de la princesa ya se ve.

-¡Hacienda! -Respondimos.

-Venga pasad que se enfría la comida. –Altamira

Qué pinta tenía, ¡mamma mía!, una carta entera de un restaurante dispuesta sobre la mesa, no relato todos los platos porque podría abriros el apetito incluso después de haber devorado vuestra comida, pero os puedo decir que hasta el Divino, vino para disfrutar de la vista y el aroma.

Entre tenedor y cuchara de nuevo íbamos preparando la función, he de reconocer que David no se deja nada en el tintero, nos dio la hoja a cada uno marcada con los colores en función de a quién entraba en escena, finiquitamos las viandas y a descansar un tanto, que una siestecilla de un cuarto de horilla o cuatro y un tercio más, te dejan como nuevo para arrancar con la faena.

-A las cinco y media nos vemos, que a las seis nos han dicho que podemos empezar a llevar nuestras cosas, colocar y preparar el lugar para que salga todo perfecto. –Ordenes de doña flor de Santander, así que Nacho y este servidor que somos muy obedientes nos fuimos, David debía dar los últimos remates junto a Dolors, no quería que nada fallara, así da gusto.

A la hora convenida y puntuales al estilo del mirlo, con diez minutos por delante.

-¡Toc, toc!, ¡no somos de Hacienda! –Y nos abrieron la puerta. Allí estaba David terminando la faena, Altamira dispuesta y la princesa ya se ve, que se quejaba porque no había tenido tiempo para adecentarse como mandan sus cánones.

Detrás, para seguir a la jefa, ella ya conoce perfectamente la zona y sabía dónde podríamos descargar los libros, vino, roll-ups y los aparejos de nuestro actor, dos  floretes auténticos del siglo XVII, un equipaje que ocupaba un maletero y parte de los asientos de atrás para descargar en una zona harto compleja, ¡menuda la liamos!, jajajaja, sin sitio, turistas por todas partes, coches que no te dejan, el tren, ¡que viene el tren!, ese que se ha puesto de moda en tantas ciudades y te da vueltas y revueltas, total, que a ritmo de, ¡todos a una y a la vez!, nos pusimos de acuerdo en una operación muy similar a la de las fuerzas especiales. Sincronizados los relojes que nadie llevaba, ¡por aquí!, ¡corre date prisa que viene!, ¡ahí va, que nos dan!, ¡que nos están pitando!, ¡anda y que espere!, ¡que le den un mirlo!, y conseguimos descargar el vehículo en una zona imposible.

Manuel, un tipo a lo Quijote, alto, delgado, aparente, con buen talante y talento, hijo por cierto de nuestra anfitriona, nos trajo la ayuda que requería la ocasión, un carrito de la compra y a llevar los chismes a la sala de exposiciones.

Cargo el primer viaje, dos cajas de vino, ¡que no falte!, de mi querida y entrañable Encarna, un caldo excepcional de su propia cosecha y que solo se puede deleitar en su Posada de Eufrasio en Lerma y hoy en Nerja, más dos cajas de libros y a tirar millas hacia el punto de no retorno, que esa era la intención, desde luego que sí. Se queda Ignacio en retaguardia, al cuidado de lo que aún queda por llevar. Llego al local y cerrado, que allí no hay nadie.

Hablo con la tienda de enfrente, le pido que por favor me permita dejarle las cajas un momento, prometiendo volver enseguida con el resto del material y dejarle libre el espacio, olvidé el teléfono en el coche, para variar, de manera que no tenía forma de comunicar con nadie para explicar la situación real.

Subo a toda prisa la pendiente hasta donde está el resto de la materia primordial y ¡hala!, corriendo de vuelta para dejar las cosas en la puerta del  establecimiento, darle las gracias al tendero y esperar con cara de tonto a que llegara la artista que nos tendría que dejar paso al interior del hemiciclo que nos serviría de exposición, representación y presentación de la obra, aquello cerrado a cal y canto, y ni una escoba para barrer, aún teníamos que preparar los sustantivos, ¡perdón!, los sustentos que acompañarían al zumo de la vida y de Baco, de manera que el telón andaba sin hilo y estaba por hacer.

Empieza a llegar el resto de la tropa. ¿Pero qué haces ahí, por qué no metes las cosas?, ¡anda pero si no hay nadie!, ¡que la puerta no se abre!, ¡la madre que nos parió! y ¡mira que te dije!, ¡y dale!, ¡que llames!, ¿a dónde?, ¡y yo que sé!, ¡que no te pongas nerviosa!, ¡que ya lo estoy y tú también!. Ya saben, una de esas discusiones que a nada llegan ni a ningún lugar van, pero que son imprescindibles en momentos como esos para dar rienda sujeta a la tensión que se vive en las horas previas al partido.

-Ahí llega, parece y puede ser la autora. -¡Pues claro!, la causante del estado de ánimos de la tropa y entre cosas, artista y pintora, que a veces una palabra vale dos o más veces y a las siete y tantas de la tarde y sin nada hecho, pues verán sus excelencias que el temple dura lo que se ve, pero aguantó, que todo hay que decirlo. Esperamos hasta que se acercara y cuando estaba dale que te meto y doy la vuelta al instrumento que sirve para abrir la puerta…

-¡Hola buenas tardes!, la esperábamos antes. –Altamira.

¡Uy, discúlpame!, no sé qué ha pasado pero me he entretenido sin darme cuenta. –Ella.

Comenzamos a meter los bártulos en el interior del alojamiento y a buscar sitio para los img-20160825-wa0000tres roll-ups que irían en la presentación, perdón cuatro que el otro debía recogerlo antes de la hora acordada y serviría para darle un toque más rocambolesco al asunto, del tipo procesión, por llamarlo de alguna manera.

Aquí va bien y no molesta a los cuadros, ahí también, el del fondo perfecto y guardando los márgenes establecidos en el mundo del arte, pero en esta ocasión centrado con la mesa de los presentantes…

-Y ahí no, por favor, que me tapa un poco la obra de arte. –Suelta la artista con todas las de la Ley y tan ancha que se quedó, ¿pero se habrá fijado que es lo que tiene delante?, cinco Picassos antes de ser desfigurados, la madre que la parió. En fin, cosas que pasan cuando hay diferentes aficiones en el mismo lugar.

Movimos un pelín el rotulín y al tajo, que tocaba preparar el tentempié que acompañaría al líquido del placer.

Mientras nuestro mosquetero se liaba de cháchara con la autora, por tres ocasiones ese día, ¡autora me refiero!, y bien que hizo pues nos permitió finalizar la tarea, me fui a por el roll-on que había dejado en la oficina de Turismo, ya eran las ocho y dos cuartos pasadas de en punto y estábamos a eso de  un tramo de nervios antes de las uvas del treinta y uno de diciembre, así que andando como podía entre toda aquella masa de gente, llegué al punto donde estaba el nuevo misterio de las procesiones de Nerja.

-Hola buenas tardes, lo prometido es deuda, un pelín antes de las nueve. Me llevo la publicidad del Duque. ¡Un millón de gracias!

Y así fue, pero sin desmontar, ¿qué mejor publicidad que andar entre una maraña de personas por calles estrechas, plagadas de tiendas a uno y otro lado, con guiris paseando y sin saber que ésto es España, que ir con el cartel a lo alto y de frente, como si fuera la procesión del pío, pío por todas las calles del señor? Pues eso hice y por fin me sentí cofrade de algo, ¡y solo oiga!, sin ayuda de la legión y eso, que Nacho tuvo la brillante idea de proponer El Duque del Altozano para que fuera entre los cuernos de la cabra durante sus espectaculares desfiles, mejor sitio que ese, ¡ninguno!, se lo digo yo.

Paso a paso, pierna derecha arriba, la otra esperando el momento oportuno, apoya y da el relevo, el cartel del santo Mirlo de los… dando vaivenes de uno a otro lado, el sujetador que no ve, los paseantes vibrando de la emoción, ¡qué será, qué será!, nadie arrancaba por saetas, soleares, seguidillas, fandangos o fandanguillos por respeto al pájaro que veían, que de bueno tenía lo que no se apreciaba, la cara y el pico dicen que como te coja, aquí te doy un te pillo y un te mato en un descuido, hasta que avisté el ejército de aún tenía por delante.

Llegado al terreno de juego y con todo el pueblo hablando del nuevo espíritu santo que por allí se había paseado, coloqué el estandarte del Gran Duque que es hoy en la fachada de la img-20160825-wa0007puerta, haciendo honores al otro que estaba enfrente.

-Has tardado mucho. –La princesa estaba que trinaba, supongo que pensando, seguro que se habrá ido a por tabaco.

-Un poco sí, pero ahora todos los habitantes y el helicóptero que iba volando, saben que hoy es un día especial en Nerja. Ni en la procesión de los Borrachos de Cuenca montan un numerito como el de hoy, jajaja.

Pasan unos minutos de la hora prefijada, la tensión se palpa en todos, menos en el León, que como siempre parece que allí no pasa . David se cambia en el cuarto de baño que nos han dejado expreso para la ocasión, se deja la puerta abierta y todos viendo su reflexión, se da cuenta del panorama y cierra el telón como le da la gana. Nervios, qué nervios y excitación se respiraba en el ambiente y a cinco de empezar la función.

img-20160825-wa0004-Va siendo hora, un vinito para endulzar la vida y a la Santa Unción, ¡que nos reclaman! –Promulgué. Y todos a una brindando por el éxito de la tribuna incluyendo a quien no estaba con nosotros, Encarna y su Posada, ¡qué vino, qué rico estaba!, gracias con todo mi corazón y para ella que toca lo que hay y hemos venido a repartir.

La presidenta de honor, en este caso por parte de CVC EDICIONES, por Santander, Málaga y ella misma, Doña Altamira de Dios tomaba la palabra, cada uno de nosotros con los documentos delante y bien marcados. Manuel dale que te doy con su cámara de palo medio, corto y largo y un bocado en la manzana para controlarlo, reporteros de hoy preparados para llegar dónde un brazo no puede, palo que te cuelo, casi me das, solo fue un toquecito, cuidado con el ojo, que nos la coloca encima y… ¡comienza el evento!

-Buenas noches, estamos aquí para…

Afinó tiempo y esfuerzo y no era para menos, estaba pachucha nuestra Altamira y lo estaba padeciendo. Se saltó dos de las preguntas, las gracias y me dejó esperando a lo que venga por barlovento, pero salió bien, ahora entraba Dolors, quien con esa voz tan tímida y bajita img-20160826-wa0011obligaba al autor de la novela a colocarle el micrófono de manera más apropiada, de manera que cumplió a la perfección, de pronto cuando iba a contestar una de las preguntas que me había hecho, sale a escena el Duque empuñando el libro y el florete.

-Tiempos de gloria a base de espada, misericordia, picas y otras penas… -Recitaba el actor a la perfección parte de la obra con voz ronca, alta, segura, cortante y altiva. El público allí presente, en silencio, observando y escuchando cada uno de los movimientos y palabras que de David salían. Perfecta, perfecta la primera escena, en la que el Duque resucita en mirlo blanco.

Nacho sigue la avalancha de preguntas y de nuevo cuando a punto estaba de responder, aparece el pedazo de actor y continúa con la interpretación del fragmento del capítulo II, Don Enrique.

-¡Allá voy mentecato de cuarto y mitad!, daos por muerto y de pronto… ¡zhasss!

-¡Vaya hostia señoras y señores!, la que se dio el ofendido contra el pecho del que la fatal y maloliente descarga recibió.

Manuel que no puede aguantar las carcajadas, al público le pasa lo mismo, la escena es digna de una obra de arte que ha sabido bordar con precisión el gran actor que nos acompaña, y sigue con la lectura teatralizada.

img-20160826-wa0006Susana, hermana de la anfitriona en primera fila, El Duque que se envalentona, sujeta con bizarría la tizona y ¡pum!, picotazo al suelo como Dios manda. Viendo que el diestro asume la obra viviéndola en el pasado, intenta retirar las hermosas piernas, no sea que el pájaro allí presente y representante de la obra maestra se le escape un movimiento y con singularidad la deje con un apaño bien perfilado de una estocada sin más intención que dar vida a la escena. David se crece, empuña de nuevo, enfila al público, Susana que no sabe cuándo ni como le llegará el estoque y ¡pum!, ¡ay va la hostia!, que no deja el suelo sin agujero, como tengamos que pagar los daños infringidos, ¡tela!

Sigue la escena, Susana ya es parte de ella, piernas para allá, por allí y tararí que te vi, el mosquetero apuntando al destino de frente, con dos pares como los de antes, pecho descubierto, sombrero de ala ancha bien colocado, capa negra a la usanza y…img-20160826-wa0007

-¡Pío, pío, pío!

-¿Flor, no escucháis los lamentos del lesionado?

Baja el tono grave, duro, seguro y pedante, se quita el casquete y cambia su fuerte y ruda voz por la de alguien apasionado y tierno. Susana coge aire, es el momento de salir por peteneras, ¡pero no le da tiempo!, ¡pum!, picotazo que te crio y la cantabrona que no sabía si iba a salir de allí sin algún que otro agujero.

Acaba el acto y ella que se relaja, ¡no me extraña!, ¡vaya tensión, eso es valor y lo demás, Master Card!, pueden estar seguro de ello. El público se levanta y aplaude con fervor la img-20160826-wa0027hazaña de nuestro Quijote, que dándole la vida al Duque no solo se la dio, sino que le encumbró.

Despedida, firma de libros, casi dos horitas dedicando Duques del Altozano y luego el caldo, ¡cómo está Encarna!, ¡el vino de La Posada de Eufrasio!

Recogemos y nos despedimos con amor de todos los allí presentes y nos vamos, que mañana, nos vemos en Marbella.

Qué exitazo el de Nerja, gracias Altamira, David, Dolors, Nacho, Manuel, Susana y a todos los que nombré en el capítulo II que sois muchísimos.

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LA POSADA DE EU – Sin frenos

-Fernando, te han llamado por teléfono, un tal José Manuel Sandaza para que lleves el coche a Madrid.

-Gracias Encarna, ¿te han dicho hasta que hora puedo llamar?

-No, pero me ha recalcado que te dijera que era urgente.

Un día entre semana, por supuesto, después de rematar la jornada, hasta el cuello de limaduras de acero y revestimiento negro de las tuberías y un botellín de cerveza en la mano para refrescar, había sido un día muy duro, cada vez que atravesábamos una chopera lo pasábamos fatal, esos árboles no permiten que fluya el aire por el interior, de manera que se almacena el calor en bolsas donde podrían asarse pollos a canícula lenta y que nos gs-celeste-nuevopermitían hacernos una idea de cómo debería ser el infierno. Llevaba dos semanas en Lerma y aún sin cobrar, los émbolos de la amortiguación habían decidido pasar a mejor vida y como el sistema hidráulico estaba conectado a los frenos, aquel viejo trasto celeste mariquita ilusión ya no disponía ninguna forma específica para reducir la marcha, salvo como supondrán, detener la velocidad violentamente con algo que tuvieras de frente o a un lateral. Debía llamar para explicar la situación actual del ORSF, para ustedes Objeto Rodante Sin Frenos a la oficina e intentar que esperaran a la llegada de mi primera nómina en forma de pesetas sonantes.

-Encarna, tengo que hacer una llamada telefónica, ¿me pones el marcapasos?

No piensen vuestras mercedes que el aparato era para el corazón, ¡que no!, nuestros chavales de hoy no lo saben, pueden estar seguros de ello, que antes en los bares había teléfonos públicos y que por supuesto en su inmensa mayoría disponían de una pequeña caja blanca de plástico o metálica en la que se distinguían limpios y relucientes los números que  indicaban el dinerillo que debías pagar por la conferencia con Madrid, ¡qué tiempos aquellos!, doscientos kilómetros de diferencia y una conferencia, más o menos el rooming de ahora. Aunque parezca mentira las cosas ya habían evolucionado, los teléfonos de rueda con orificio estaban desapareciendo, empezaban a verse los de colores rojos o blancos con botones negros, era otro siglo, pero solo había tres o cuatro años de diferencia, y sin embargo ahora  incluso críos con medio siglo sobre sus espaldas con la película «Buscando a Pokemon desesperadamente», ¡vaya fututo que nos espera!

-¿Aló?, ¿quién llama?

-Jóse Manuel, soy Fernando, me has dejado un recado para devolver el Citroën en la calle Orense. No funcionan los frenos y en estos momentos no puedo arreglarlo, tan solo llevo un par de semanas aquí, por lo que estoy sin blanca, a primeros te lo dejo en el garaje.

-Cotta, búscate la vida, pero el coche tiene que estar aquí éste fin de semana, el lunes viene gente nueva y salen de viaje.

-En grúa no lo puedo llevar, cuesta una pasta, por lo que no me queda otro remedio que llevarlo como está. Por mí no hay problemas, pero cuando me tire puerto de Somosierra abajo, si salgo bien de allí, aún me queda la caída de la Sierra Pobre, y si todabía con esas tengo a los ángeles de mi parte, que alguno habré atropellado intentando frenar el trasto, me falta entrar en la Castellana, los semáforos y la madre que parió a todo aquel que se interponga entre el vehículo y los cinco kilómetros que necesitaré para detenerlo.

-Tú verás, pero tiene que estar aquí.

-Ok, pero si no llego, dile al equipo que ha sido un accidente, seguro que no se lo van a creer. ¡Tango, Charly, corto y cierro el grifo!

Encarna había escuchado toda la conversación, ya me iba conociendo, sabía que el tema no era para bromas, ¡doscientos kilómetros con dos puertos de montaña y sin frenos!, no había forma de detener aquel trasto, el pedal solo servía de entretenimiento, no funcionaba ni tan siquiera el de mano, ese estaba de decorado del sistema paranormal, así me lo dieron. Me miró fijamente a los ojos, hizo una mueca un tanto extraña y…

-No se te ocurrirá ir así a Madrid, ¿verdad?

-Ponme otro botellín, tranquila encontraré la manera de solucionar el problema, quizá unos zapatos con una buena suela sean suficiente.

La broma no le hizo ninguna gracia, ¡no!, ni siquiera una sonrisa, simplemente me puso el botellín y…

-Si se te ocurre hacerlo aviso a la Guardia Civil, no quiero que te mates por el camino.

Su respuesta me quedó tan clara como el agua, así que ella no debía saber nada del momento preciso de salida, amén de su madre que ya se iban haciendo a la idea de verme destrozar manteles de tela y servilletas a base de plasmar mis ideas con un bolígrafo y la cosa les caía en gracia.

No volví a comentarle nada durante los dos días siguientes. Mañana sábado, partiría para los Madriles, de manera que debía hablar con la posadera para que le quedara claro que había reparado el turismo.

-Muy buenas tardes, ponme un botellín. Por cierto ya arreglé el problema de los frenos, el mecánico de la base me he echado un cable.

Me puso la cerveza al estilo del viejo oeste, sin decir nada y siguió con sus cosas, que ya empezaban a llegar los compañeros de otros puntos del tajo.

Esa noche me acosté como era costumbre sobre las doce horas, dormí en paz y a gusto, y a eso de las ocho y sin prisas, me levanté, cumplí como cada mañana con la ducha, dientes, pitos… y otras flautas, bajé al bar tomar un café con leche y bollos, saludé a Esperanza ¡y a la aventura!

He pedido consulta y sobre el tema, por si las moscas, pero como ya hace la friolera de treinta años desde entonces, no hubo heridos, muertos o sucesos paranormales, resulta que ya no me pueden meter en la cárcel, y es que les doy mi palabra de honor, ¡y la tengo!, que lo que viene ahora fue tan cierto, como que me llamo Fernando, que gobernaba Tierno Galván en Madrid y Felipito con Guerra en el altar de su majestad Juan Carlos I y Franco ya llevaba muerto unos cuantos años.

Me introduje en el interior del transporte imparable, puse en marcha el motor, comprobé el rugido y…

-¡Joder!, si solo bajar la cuestecita desde la pensión me va a costar un riñón, ¡vaya tela!, pero mirándolo bien me servirá de ensayo y práctica para lo que viene. Creo que marcha atrás irá mejor, le dejo en primera y voy jugando con el embrague.

Efectivamente, ¡funcionó!, pero claro ahora entraba en la parte más interesante, ¿cómo demonios salía marcha atrás a la carretera? Pensé, analicé la situación pacientemente, aunque, ¡me sudaban las manos!, cómo me sudaban, ¡mamma mía!, una fuente tenía en ellas y es que la adrenalina va por un lado y tú por el otro.

-Ya está, espero y en el momento que no venga nadie le dejo caer marcha atrás con la primera puesta, freno el coche a base de acelerar y embragar y tiro para adelante.

¡Perfecto!, ¡qué maniobra, señores y señoras, si me llega a ver el Fitipaldi de la época, me ficha como number one, pueden estar seguro de ello. Una vez en camino, sin superar jamás los 80 kilómetros por hora en líneas rectas, bien definidas y conocidas por el conductor de la cantidad de viajes que había realizado con el bólido anterior, comencé a sentirme un tanto más seguro, las manos iban recuperando el equilibrio de deshidratación natural, todo iba viento en popa y a media vela. Unos kilómetros antes de llegar a Aranda de Duero, está a la distancia de cuarenta de Lerma en dirección Madrid, vi de lejos una parejita de chavales con sus mochilas haciendo dedo, ¡autostop!, para quienes no sepan que antes era una manera de viajar, de echo así me recorrí Francia y gran parte de la península ibérica, incluyendo territorio luso.

-Con el calor que está haciendo estos días y esos al sol. –Tomé la fantástica decisión de parar y embarcar en aquel trasto a los dos. Puse las luces de peligro, reduje a segunda y apagué el contacto sin embragar. ¡Qué maravilla!, frenó a saltitos, poco poco se fue acercando a los viajeros, como si estuviera calculado perfectamente la fuerza del viento, grados de caída, velocidad y peso el vehículo, y al que por aquel honor llamaré «007 con licencia para atropellar», se detuvo justo al lado de ellos. Bajé la ventanilla a la vieja usanza, entonces sí que teníamos los brazos fuertes y les dije…

-Hola voy para Madrid, cerca del centro, si os viene bien os acerco.

El chaval ojeó dentro del coche, algo muy natural, iba muy bien acompañado y nunca se sabía quién era el que tenía el detalle, lo mismo que sus intenciones y…

-¡Vale, gracias!

-Una cosilla, se me pasaba deciros que los frenos no funcionan, pero como hay poco tráfico yendo despacio no hay cuidado. –Y se subieron, ¡con una par, sí señor, qué atributos! los de él y los de ella, seguro que si aún están vivos, se acordarán de esa experiencia, ojalá me los volviera a encontrar o leyeran esta crónica. Pasaríamos un buen rato recordando aquél día.

Una vez dentro, nos saludamos, presentamos y puse a «007» de nuevo en marcha. Con el viento a favor o en contra, que igual nos daba, mantuvimos una buena charla sobre los viajes por España, hasta que pasado Aranda, calculo que sobre el kilómetro 130 y empezando a subir en dirección «Somos La Sierra», Somosierra para vuestras mercedes, pero es que era tan grande y alta, que mi recién llegado viajero me preguntó si podían fumarse un porrete.

-A mí, como si os lo queréis comer, pero cuando comencemos a bajar el puerto podéis alucinar más de lo habitual, en especial si se nos pone un camión delante.

Aquellos chavales tenían una fe ciega en el conductor que acababan de conocer o estaban tan desesperados por llegar a sus casas que les deba igual jugarse la vida. Se hicieron su chiri, como decían los legionarios, no viene reconocido en la RALE, supongo porque los miembros fumaban eso pero con otros nombres, tales como peta, porro, caña, cargao, matarife, dale, cachimba, peta, en fin, son algunos de las denominaciones que por entonces definían un cigarrillo manualmente elaborado con extracto de hachís o María de la Juana, la Antonia, o de Maíz, que cuando te la colocaban, te podían dar membrillo y además decirte que era “un 00 de la hostia”, como la cerveza sin alcohol, ¡vamos!, que lo sé por amigos, no es por otra razón, jajaja.

Mientras se fumaban su cargaíto, que lo estaba, ¡y cómo olía!, se iban entreteniendo en contarme sus venturas y desventuras. Yo escuchaba pero no oía, tenía todos mis cartel-de-somosierrasentidos puestos en la carretera, nos quedaba poco para coronar la hostia que nos íbamos a dar de bajada, ¡VAYA TELA!, ahí, subiendo la N-I de antes, a unos pocos kilómetros del ¡enorme y gran puerto de Somosierra!, supe que me había pasado mil pueblos tomando aquellas dos decisiones. La primera enfundarme con «007» en la aventura y la segunda, la que más me dolió, haber subido al coche a los dos chavales. ¡Qué remordimientos!, y a punto de llegar al vértice justo que marca la diferencia entre ascender y ver como te das un leñazo.

-¡Chicos!, estamos llegando arriba, bajar es muy arriesgado, no quiero asumir esa responsabilidad os dejo justo antes de bajar.

-¡Venga ya!, pero si lo estás haciendo de abuten, tú sigue que estamos flipando en colores, jajajajaja, ésto no se vive todos los días, jajajaja.

Vaya pedo que tenían las criaturas, les miré, primero a él y luego a ella y comprendí que se lo estaban pasando de lujo, como quienes se juegan el tipo haciendo rafting, vueling, zapating, cuerding, botelling, o saber qué otra modalidad de banca, y ésta no era Master Card, sino directing al ollo de ING o comúnmente llamado hostioning.

-¡Bueno, bueno!, pero os advierto que es muy posible que tengamos que utilizar los frenos de los Hermanos Picapiedra.

-Jajajajaja, ¡qué bueno, qué bueno! –Se reían a carcajadas sin parar, aquella marihuana debía ser excelente, seguro que sí, pero a mí no me hacía ninguna gracia porque lo que estaba indicándoles no era una broma, ¡sino la realidad!

-A ver chicos, escuchadme atentamente porque estamos a punto de empezar a bajar, si os digo que abráis las puertas y os tiréis, ¡os lanzáis a la calle!, ¿vale?, y si os digo que haypuerto-de-somosierra-antes que ayudar a detener el coche a base de suela, sacáis una  pierna, el resto del cuerpo dentro y a frenar lo que se pueda, que algo hará, ¿ok?

-Jajajajaja.  –Y que no había manera, la madre que les parió, con lo importante que era el asunto y estos dos se lo estaban tomando a guasa.

-¡Joder, que va en serio! –Dejaron de reírse un rato y confirmaron que harían lo que les ordenara en cada momento.

En cuanto comenzó la bajada sus semblantes cambiaron de forma automática, y qué decirles del piloto, agarrando el volante con fuerza, mandíbulas, tensas, tanto como el arco de Ulises antes de soltar la flecha, sudando a chorros por todos los costados, y rezando para que un camión, autobús, caravana o turismo no se pusiera delante en el descenso, que la pendiente era larga y pronunciada como un año sin pan, no como ahora, con varios carriles y descafeinada y aún en esas circunstancias sigue siendo un puerto respetable.

Había salido del punto de partida sobre las 9 horas, el recorrido de 110 kilómetros me había costado la friolera de dos horas y algo, sin tráfico, lluvia, niebla o granizo, con toda la carretera para mí, lo único que me encontré es algún coche en sentido contrario, poco más pero cuando atravesamos el punto que define la vida y la hostia que nos podíamos dar, empezaron a aparecer por detrás, y era de Ley, bajando en tercera con el motor revolucionado a tope, cualquiera se situaba delante, mientras siguieran su camino sin reducir la marcha, no habría problemas.

En el interior de «007» ya no se reía ni el Tato, mis compañeros se dieron cuenta que jugábamos una partida muy seria, él llevaba el cinturón puesto y agarrado al sujetamanos del techo, cómo si se fuera a marchar volando, ella atrás también con el cinturón abrochado y de un pálido natural con toque de blanco nuclear.

-Tenemos un camión detrás, va despacio, casi tanto como nosotros. –Me comentó el copiloto.

-¡Ya! –No dije nada más. El momento requería el máximo de atención y el mínimo en expresiones. La ausencia total de líquido hidráulico en el circuito de la amortiguación me proporcionaba curiosas vistas en el retrovisor, en especial cuando miraba para saber si el camión se iba acercando, relajaban un tanto, todo hay que reconocerlo, los “boing, boing, boing” de los pechos de la viajera eran un buen entretenimiento, ¡corto!, para no ofender, pero me servían de bálsamo, la criatura estaba tan tensa que no se sujetaba sus elementos primordiales, bien hechos, derechos y enfilados al firmamento, ¡por cierto! Mirar no es un pecado, eso dicen, y mala intención no había, tan solo un remedio para reducir el estrés del momento.

-¡Delante, se ha puesto delante el muy c…!

Efectivamente, el camión cargado por encima de los límites, cómo era costumbre, un Miura de la época, o PEGASO de los primeros que salieron con la cabeza cuadrada nos había adelantad, se había situado justo en nuestro carril.

-Tranquilos, a la pendiente ya le quedan pocos kilómetros, luego hay otro ascenso importante y la bajada de la última sierra. Va un poquito más deprisa que nosotros, pronto se le tendremos a la distancia oportuna para evitar empujarle con cariño.

Sigo sin entender por qué nos adelantó, el conductor del vehículo pesado apenas nos dejaba diez metros de distancia entre ambos, por lo que en el caso de un frenazo nos íbamos a comer la carga de fruta de un solo golpe, sin lavar y pelar.pegaso-de-cabeza-cuadrada

Los chicos empezaban a ponerse nerviosos, de manera que en previsión de un desenlace previsto, porque imprevistos a aquellas alturas solo podría ser una rayo, avión o un meteorito, metí parte del vehículo en el arcén, de esta manera si las cosas se complicaban, al menos podría frenar contra el quitamiedos de la derecha, aunque francamente, ya no recuerdo si eran vallas o la sierra directamente.

Llegamos al primer llano desde el descenso sanos y salvos, manteniendo siempre una velocidad baja e intentando que el Miura de las narices se marchara y nos dejara en paz de una vez, ¡pero que no!, podía adelantar a aquel dinosaurio del tres al cuarto y mucho más, pero ¿y luego?, si surgía algún casual que no estuviera calculado sería nuestro hostiazo. Por otra parte ahora íbamos a una velocidad adecuada a las circunstancias, el problema se nos podría presentar otra vez en la pendiente que nos venía en unos minutos, si el Pegaso echaba anclas para reducir la distancia en el espacio, nos tocaría la fruta que antes nos dejamos sin tocar.

Pasaban los minutos como si horas fueran, pero lo cierto es que aunque parecía que el tiempo lo habían retrasado por alguna orden divina, una vez consumido parecía que una milésima parte de un millón de lo que teníamos por delante.

De nuevo estábamos llegando al punto sin retorno, y como en una montaña rusa, para abajo, ¡hala y que nos den!, leña al mono y por Santo Tomás, ¡que no lo vuelvo hacer!, ¡que sí que me voy a portar muy bien!, ¡palabra! –Rezaba para mis adentros, rogando que todos los ángeles que no estuvieran en la reserva o de vacaciones estuvieran dispuestos para echarnos un cable por detrás y tiraran para sujetar a «007».

En esta ocasión, ¡ni retrovisor!, el camión estaba delante y una décima de segundo nos podía costar la extremaunción o un buen sopapo de mi padre y de un batallón de la guardia civil.

Me separé un poco más de nuestro Miura, la bajada iba a ser dura y esos cuando ven que se les pueden calentar los frenos, ¡tela!, reducen la velocidad a base marchas cortas y nosotros a esas alturas, ¡ni de coña!

-¡Qué frena, qué frena! –Gritó nuestra encantadora compañera, la situación se estaba complicando, tal y como había calculado el conductor del PEGASO había metido la reductora y nosotros ¡el leñazo que nos íbamos a dar a cámara lenta!

-¡Qué viene, qué viene! –El copiloto.

-Los que vamos somos nosotros, ¡coño!, callad, me estáis poniendo nervioso.

Estábamos a menos de dos metros de las posaderas que cargaban toda la fruta de Europa y acercándonos.

-Chicos, no queda otra, voy a quitar el contacto, el coche se irá frenando, si veis que no funciona el invento, ya sabéis, saltáis por la puerta trasera. –Aquello sí que era una película, ¡pero real!, tanto que la estábamos sudando la gota gorda y en todas las dimensiones, y una de ellas, su trasero, a punto de recibir un lindo besito por detrás, pero claro, ni se iba a enterar.

-Giré la llave y el coche empezó a reducir su marcha tras pegar sus labios a aquél cabrito que teníamos delante, ahora el problema era otro, la distancia aumentaba entra ambos, pero la dirección del coche, ¡no funcionaba!, estaba más dura que el acero toledano.

Los brazos que habían demostrado los atributos con la radial durante dos semanas a destajo, empezaron sujetar e intentar darle un par de grados a la derecha, ¡pero que va!

-¡Ay va la hostia!, ¿no funciona el volante? ¡la madre que me parió! –Mi copiloto a veces se lo pasaba en grande, otras alucinaba, pero en esta ocasión se quedó con la boca abierta, supongo que esperando la fruta, jajajaja.

Cuando la distancia era la prudente y el coche era ingobernable, giré la llave, el motor volvió a rugir y recuperé la capacidad de maniobra.

-¡Plash, plash, plash!, aplausos de mi gentil porrero y nuestra común ya amiga que se le había pasado el globo de un golpe de muerte. ¡Vaya tela!

-¡Cariño! ¿y si nos bajamos en la próxima gasolinera? –De ella a su chico.

-Jajajaja, pues ya me dirás cómo lo hacemos para detener el coche cuesta abajo y sin frenos, jajajaja.

Jamás se me olvidó aquella irónica y sincera carcajada, sin duda alguna mi vecino de asiento era un intrépido aventurero, ya no me cabía la duda y además con un sentido del humor fuera de lo corriente.

-El auténtico peligro está a punto de acabar, dentro de ná estamos en la autopista, ahí será diferente, hay más carriles y menos cuestas, sujetando a «007» en cuarta y tercera será suficiente y en un extremo, como tendremos la distancia apropiada, segunda e incluso primera. Tranquila, que estamos llegando a Madrid.

Se hicieron otro peta ¡y hala!, a brincar el retrovisor, que son dos días. Ya estábamos en la autopista, a menos de 20 kilómetros de la capital, me preocupan los semáforos, ¿cómo haría para detener el coche?, he ahí la cuestión, una nueva aventura, esta vez menos peligrosa pero con un ligero aumento del cálculo de probabilidades a la hora de ir besando maleteros por los fueros madrileños.

-¿Os acordáis cuando os dije antes que quizá hubiera que frenar el coche al estilo Picapiedra?

-¡Pues claro!, en cuanto des la orden sacamos la pierna derecha y hacemos lo que podamos. –Él.

-Yo llevo sandalias. –Ella

¡Válgame el cielo!, con eso no había contado, y era cierto, si ponía un pie en el suelo podría destrozarse el talón.

-¡No te preocupes!, entre los dos nos apañamos.

Primer semáforo al fondo, los carros frenando, mi compi disfrutando como un enano, solo le faltaba retrasmitir la jornada automovilística y ella seria, muy seria, a punto de llorar.

-Vamos «007», que lo conseguirás. –Tercera, segunda, ¡glo, glo, glo!, primera ¡que no, que no para!, ¡a frenarlo! –Abrimos las puertas, se ven salir dos piernas, ambas apoyando el talón, iríamos a 5 kmts hora, quizá menos y a un palmo nos quedamos.

-¡Dios, el primero lo hemos vencido!, somos la rehostia, ¡bien! –Grité.

-Jajajaja, ¡me voy a quedar sin deportivas!, ¡cómo mola ésto! –Mi copiloto

Silencio, ¡un silencio inmenso! –Ella

-Se ha puesto en verde, ¡vamos a por él! –Le cogimos el gustillo y la sincronización, parece mentira pero ya no tuvimos que volver a utilizar el sistema Picapiedra, ¡perdón!, solo en otra ocasión.

Ellos se quedaban en la Plaza del Cuzco, ahí les dejé después de salir y darle una abrazo a mi aventurero amigo y un par de besos a su sufrida compañera del alma.

-Jamás olvidaremos este viaje, ¡te lo juro!, me dijo él, porque ella se había quedado muda, jajajaja.

-Puedes estar seguro que a mí tampoco se me olvidará, ¡vaya, vaya, vaya aventura!

Nos despedimos y me preparé para llegar al destino final, a solo unas manzanas, la calle Montevideo, una callejuela sin salida que da a General Perón, la zona de Orense, para aquellos que han venido por estos lares y les suena algo.

Llegué sin contratiempos, bajé al taller, hablé con el mecánico y le comenté lo sucedido.

-Baja el coche. –Me dijo.

-¿Quién yo?, venga ya!, esto son dos plantas con rampa en caracol y con doscientos kilómetros ya he tenido suficiente. –Me miró y…

-Marcha atrás y utiliza el embrague. –Respondió.

Otra vez me tocaba sudar la gota gorda, pero francamente, ahora me iba al pairo, poco me iba a ocurrir, salvo aprender cómo se bajan dos plantas haciendo giros, marcha atrás, sin frenos y utilizando el embrague, total, ya lo había hecho en Lerma. Así que subí y como si lo hubiera hecho toda la vida, dejé el coche abajo, donde el mecánico me dijo.

-¡Hostias!, era verdad, le has traído sin frenos desde Lerma, pensaba que me estabas tomando el pelo. Ven, sube conmigo a hablar con Freitas y le das las llaves, que te invito a unas cervezas y me cuentas.

Y eso hicimos, entregué lo que mío no era, y por cuenta ajena unos tercios bien regados de aperitivos, por supuesto a cambio de contar la aventura, tal y como aquí se ha descrito, salvo con los aspavientos y algunas exageraciones que le dan más vida al argumento.

Solo tuve tiempo para coger un autobús con destino Lerma, a donde llegué de noche. Encarna, como siempre estaba en la barra.

-¡Que tal el viaje!, ¿te han respondido los frenos?

-Por teléfono, jajaja, ¡buenas noches!, ponme un botellín, y algo de comer, que vengo hambriento. ¡Sí!, funcionó el invento los primeros tres kilómetros, luego se quedó como al principio. –Me miró, ella sabe que no miento, puedo evitar algo para no herir, de eso no digo nada, me puso la cerveza como siempre y…

-Tú estás más loco que una cabra.

No se lo tragó, jajajaja. Así son las cosas y en la próxima, «una de fantasmas», tan reales como la vida misma, en Lerma, ¡sí!

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«Nerja-Marbella» Capítulo II

7:00 Am.

-¡En pie! ¡Tango, Charly, fandango de Teruel! Comienza Radio Macuto, ¡el Twitt de la parida por minuto! –Es lo que suena en mi despertador cada día, ventajas que tienen las tecnologías para cambiar el timbre por algo más osado y salado, que para bocinazos, ¡ya está la vida!

-¡Un café muy cabreado!, ¡por favor! –Me digo como cada mañana, me hace ilusión la compañía de una camarera que me lo traiga, ¡pero como no hay!, me pongo un delantal corto, miro mis piernas y… ¡Pero como estás!, ¡la madre que te parió!, ¡anda, anda ya!, ponte el extracto de cafeína en vena y a las redes sociales, ¡que merece la pena!

El humor es una constante vital a la forma de cada cual, la ironía su base fundamental, y los sueños… ¡uy los sueños!, ¡el café magistral!

Sorbo de marcha al cuerpo, otro, enciendo el portátil, vuelvo a intentarlo, sigo… -¡Pero, pero, pero Pepe!, ¿te quieres arrancar de una vez?, espera que te doy un chute de 220 V. –Y así a base de paciencia, observo, comparto y me pongo a la hora, porque el resto, no me da tiempo.

Cojo a mi compañero, que ya ha decidido estirar la pantalla, y pongo lo mejor que se puede escuchar a primera hora para desperezar al amigo, aunque ellos, ¡no lo piensan así!, en especial después de verme con Pepe en las manos, altavoces a tope marcando el paso por las habitaciones cual soldado en un desfile con la bella melodía de; “Quinto levanta, quítate la manta, que viene el sargento con el cinturón, tatatatarata”… ¡Qué mejor diana que esa!, que a la otra, ¡aún no la conocemos!

-¡Pero chato!, ¡que estamos dormidos!

-Ya no, ¡por supuesto! –La marcialidad y disciplina son lo que parece, ¡de verdad! Allí no aparecieron cuchillos porque los quité de en medio, que si no, otra cresta cantaría, pero sin cuello.

-¡Vamos chicos! y por cierto, ¡muy buenos y animosos días!, que hoy tenemos una jornada dura, hemos de ir a Nerja, repartir publicidad, pasear, charlar, comer, preparar la presentación, volver, cenar, unas copas y al colchón. ¿No os parece una carga un tanto pesada? –El ánimo es la teína, ¿no?

Ni qué decir que recién levantados solo alcanzaban a cuchichear cosas que solo ellos entendían, pero el jugo de ese fruto tostado, negro y marrón que despierta hasta los muertos, enseguida les puso con los pies en el suelo y las ganas necesarias para empezar lo que debíamos hacer.

-¡Buenos días! –Y así empezó la colada del presente y futuro de la primera etapa en la Málaga de las Andalucías. Dicen que solo hay una, ¡pero no!, está la física y la que se almacena en nuestros corazones, ¡ambos, que no se diga!, faltaría más.

El Dragón aún era un ito, y nuestro artista del escenario estaba dando vueltas a su diario, David sabía lo que hacía, ¡sí señor!

Cafeteados y perfumados pusimos pies a Altamiras Housing, un precioso apartamento a dos alturas en un lugar para envidiar, ¡como lo digo!, calor por todos los lados, ¡menos en su casa!, que venía el fresco por proa, popa, babor y estribor, ¡qué maravilla!

-¡Buenos días chicas! –Con sus respuestas, en especial la de Dolors, porque nuestra anfitriona estaba un tanto indispuesta, así que todos a la de una, comenzamos las labores publicitarias recortando los folios fotocopiados en cuatro partes iguales, quedando como resultado, ¡si es cuestión de matemática!, las porciones proporcionales y si es de nuestros asuntos, los cartelitos, todos igualitos para entregar a viva mano y voz.

En una cafetería de al lado del palacio, ¡perdón!, palacete de Altamira, a la usanza actual, ¡por supuesto!, nos dispusimos a cargar la energía necesaria para las horas que nos vendrían encima, por cierto y todo hay que decirlo, ¡vaya tapas las del sitio!, ¡si señor, así se hace!, ¡olé, olé y olé!, y a euro la delicia, que así estaban, lástima que me falle tanto la fat del disco duro y la caché también, por eso voy sin un duro en el bolsillo, que si no les dejaba de propina de su nombre a  tan sensible establecimiento por la cultura culinaria a precios para todos, ¡como debe ser!, seguro que por el camino me viene a la cabeza, y si es así, pasan por Torrox de la frontera con Nerja, vayan, prueben y juzguen, verán que sorpresa.

Como les decía, y después de las suculentas viandas matutinas nos pusimos en marcha en dirección la población más cercana, de ahí que la nombre por la frontera, que suyo no es el apelativo, sino de esta pluma que disfruta otorgando un tanto más de salero al estribillo.

La cantabrona, ¡no es una falta de respeto!, a las chicas de Cantabria con una par de ovarios no se las llama cántabras, sino como vuestras mercedes lo han visto, y es que los tiene y bien apretaos, créanme, mejor voy directamente al tajo que me explayo y al final de la capa… no hago el sayo.

Dolors, Loli, o Dulors, vaya lío que tengo encima, Nacho, el de la Parra y esta pluma nos fuimos de marras a conocer el lugar donde íbamos a presentar “El Duque del Altozano”, todos de la mano y con los folletos, roll-up y carteles pertinentes, pretendíamos hacer buena promoción de la obra, y lo conseguimos, ¡vaya que sí!

Primer destino el Balcón de Europa, hermosa plaza, ¡vive Dios!, repartiendo los folletines entre los turistas y transeúntes. Mira por dónde había una japonesita bien bonita haciéndose un vueling con el palo de la escoba y su media manzana.

-¿Permites?, que ya te hago el paling, ¡perdón! las fotos. –Sonriente y simpática me cedió su cámara y me dispuse a darle botoning. De pronto me doy cuenta que empieza a hacer poses, ¡qué poses!, ¡mamma mía!, y yo sin sake, catana ni pinturas samurái, vaya belleza tenía delante del objetivo, se movía como una angelita y claro, que les puedo decir, cliks, más presión sobre el botón y hasta mañana rica, ya nos veremos en Niponia. Qué descaro más encantador, ¡palabra de mirlo!, sabía más que el Duque, se lo digo yo. Aún tengo en la retina aquella sensualidad y desparpajo.DSC_0165

Seguimos paseando y entregando invitaciones al evento, mientras, sigo echando un cable a las familias con un selfie como amigo.  Ignacio y David deciden ir por un lado, el resto del autobús por el otro y a seguir repartiendo y pegando recordatorios en A-3 en los sitios estratégicos por antonomasia, preferentemente de público hispano hablante, DSC_0149que por allí había de todo.

Disfrutando de aquel paseo puedo decir y afirmo que Nerja es una belleza, una musa para cualquier pintor, escritor o artista que se precie como tal, un punto de inspiración que dispone de la gracia del Divino, pueden estar seguro de ello, pero además con una dosis de talento nato, buen hacer y respeto de sus gentes, ¡qué trato nos dieron!, así pasa, que no cabe ni unDSC_0173 mirlo por sus calles y juelas, además con precios razonables, todo un montón en uno que justifican la esencia de Málaga y que por supuesto, les sugiero visiten en alguna ocasión, ¡merece la pena!

Por el camino nos encontramos los dos medios y formamos el cuarteto, si lo prefieren y en términos militares, ¡la unidad!, paso firme y salao al frente, que no se diga que a los de fuera nos falta simpatía, cortesía y saber estar.DSC_0154

Nuestro artista del florete, ya sabrán quién es y el porqué del cariñoso apelativo, dispuso sobre el plano que tenía en su mano, que el mejor camino para encontrar españoles era el de Verano Azul, ¡más razón que un santo!, sí señor, porque un noventa de cada cien eran de fronteras donde se habla la lengua de Dostoyevski,  Hesse, Dumas, Shakespeare, Kobayashi o Yu Hua, “entre nosotros y en petit comité!, ¡Juanito!, que así se llaman casi todos por estos lares.

Camino del parque que lleva por nombre la serie que tanto disfrutamos la mayor parte de los españoles, vimos el barco de nuestro Chanquete, ¡sí!, el bucanero capitán que DSC_0171intercambiaba sus langostas por unas sardinas, ¡qué placer y poder!, por supuesto, y es que los espetos, si no saben lo que son, deben probarlos en esta tierra.

-Ahí hay oriundos de la ibérica y castellana península, ¡a por ellos! –La orden del espadachín de la corte no se hizo rogar y a los primeros. Una pareja que por allí paseaba cortésmente se dejó avasallar por Duque y…

-¿Conocen la serie de Verano Azul? –Pregunté.

-Sí claro, ¿quién no la conoce siendo español?

-Pues miren, ¡esto que les entrego no tiene nada que ver!, pero les encantará, mañana presentamos la obra de un pájaro, muy, pero que muy pájaro, ¿le ven?

Y miraban las mitades de las cuartillas sin darse cuenta que el auténtico pajarraco, les hablaba y estaba delante de ellos, jajajaja.

En fin, bromas aparte que las gastamos todos por el camino, nos fuimos a por Taurus, que iba siendo hora de volver a cargar energía. DSC_0175

Volvimos a nuestro punto de partida y nos encontramos con que Altamira nos había preparado una deliciosa comida, que tiene muy buena mano, pimientos rellenos de carne y marisco, unas papas fritas como solo ella es capaz de hacerlas y entremeses variados con tomates recién cogiditos de la huerta de los Ciempozuelos de Dios, que estaban, ¡cómo estaban!

Siesta y al tajo, redes sociales, que no se puede estar sin tocarlas. Twitter ardiendo con el Duque y las presentaciones, ¡qué pasada!, y ¡cuánto lo agradezco!, fueron tantos moviendo el evento, que no aún no sé cómo Twitter no nos llamó la atención. Eso es compañerismo y lo demás, separatismo, ¡como lo digo!

Mina que se va a por Razziel, ya no sabe si está entre ellos o ENTRE LOS NUESTROS, Laura despierta a Queiro y no sabe con quién,  Juan Antonio Tirado por otro lado, Mar Olayo en México y también, Nabar le da al que hay, LD a Baena y no es de Córdoba, DIVAGANDO que busca en blog, Blanca Miosi se Impacta al ver el Pacto, Anidom, Algunos Libros Buenos, Divagando, Cristina Pardo, Rosa Grau, Beatriz Cáceres, Celia Velasco, Frank Spoiler, Máximo, Salvador, Pilar, la de toda la vida, Gullermo, Ulises, Letgrin, Sandra, Erin Greenn, Eric, Katy Suárez, Sonsoles, Fr.Viana, Mary Ann, Ag Keller, Harodys, Nieto, Hacer fotos y Leer un libro, Leticia, Miguel, Olympia Hay, Isabel, Isabella, Inés, Ofitas, Virginia, KarMeLa, Nati, Miplumamlc, Mar Santos, Nina, Miriam, Marie, Rafael, Olga, Servando, Sainde, Carmen, Sol, Talarico, Villalobos, Virginia, YZ, Antonio Parra, Orozco, Betoino, Vero y Vero, Gonzalo, Pierre Monteagudo que quiere retransmitir el encuentro en directo, otros tantos que en estos momentos no se me pasan por la cabeza y que por supuesto a medida que vaya actualizando mis células grises, iré incluyendo.

-Fernando, envíame fotos a mi mensáfono y emito en directo el evento. –Mensaje que aún guardo y al que siempre estaré sumamente agradecido y es que cuando todos y de la mano nos ponemos en marcha, saturamos Twitter hasta en los EE.UU., jajajaja.

Aprovechamos la tarde para ir marcando las pautas, David tuvo una idea que podía ser un exitazo, así que caso al maestro y a ponernos de acuerdo, no era fácil, pero Nerja nos serviría de ensayo y práctica a la vez.

Toca cena y a por el rancho con Consuelo y Fernando Sarabia, los cariñosos padres de Altamira, en la misma cervecería, restaurante, cafetería, desayunería, de la mañana y de nuevo ¡qué tapas!.

Pasamos un buen rato y el que describe se dio el finiquito, mañana era un día importante y tenía la obligación de descansar, que cuando estás fresco las sonrisas son francas y cansado, malas y escasas.

El próximo NERJA “La Presentación”

LA POSADA DE…

Encarna y la posada. Capítulo III.

En cuanto me dijo que la habitación estaba reservada para el maestro de los vehículos de transporte agotaos hasta la extremaunción, pedí ir a descansar, que mañana comenzaba el periplo por tierras de Lerma, como base principal y desde Burgos a Madrid la obra, en algo

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Encarna

que jamás había ni visto ni oído, fabricar gasoductos y por aquellos tiempos, esta pluma no sabía si el gas venía de las botellas de butano, del supermercado o canalizado por tuberías.

Encarna como buena anfitriona y propietaria de tan especial lugar, ¡perdón!, por aquellos años sus padres Eufrasio y su querida madre Esperanza, quien siempre estaba ahí, desde el canto del gallo hasta el final, me llevó hasta la puerta que debía abrir si quería dormir en sitio cubierto y

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Olvido, Encarna y Esperanza

seguro, así que dándole las gracias a la vieja usanza… -¡Muchas gracias Encarna! –Entré en la que sería mi casa durante unos cuantos meses, siete para soñar y un parto natural en su tiempo para estar, ¡que ya es decir!

Tras haber colocado toda la ropa en el armario, al estilo de mi mano, ¡claro está!, es decir, tirado en el interior, ¡pero bien organizado!, bajé a cenar y a tomarme una bicicleta sin pedales, que para esos, tiempo tendría por delante.

Música de moda, ¡de la época!, por supuesto en el bar, pub, cafetería, restaurante y pensión IMG-20160830-WA0005y un quinto, que así tardaba más en tomar los tres tercios, ¿de Flandes?, ¡no! ¡de chela bien al polo!, como dicen en la Patagonia, cerveza muy fría, ¡eso es!, finiquité la cuestión y a la cama como todo un campeón, solo, por supuesto, que no traía contraria, como se cocía en los madriles de Cuatro Caminos y Carabancheles de entonces, que mañana sería toda una experiencia.

Con la primera luz del día tocó diana, a toda mecha un café con la leche adecuada, unos bollos y a correr con pantalones cortos, bermudas beis clarito inmaculado, deportivas blancas y polo blanco, que el enchufe debía ser como un edificio de grande.

Llego a la base, por aquellos entonces no decía una sola palabra mal sonante, y veo que allí lo más educado era, ¡Me cago en D…!, ¡ay va la hostia!, ¿pero esto que es?, y encima los allí presentes de tierra y barro hasta los dientes. Vista la primera impresión y con la confianza de que seguro me habría equivocado de base, pregunté al primero que se acercó.

-¡Buenos días!, disculpe, sería tan amable de indicarme dónde están las oficinas de la empresa que hace el gasoducto?

Educado siempre fui, ¡eso creo!, pero aquel personaje me miró de arriba abajo, como si de pronto hubiera aparecido un extraterrestre de algún mundo perdido, tomó aire, sopló, resopló y cuando parecía que iba a perder la paciencia…

-Me llamo Jesús, ¿quién cojones eres tú, te has caído de un ciruelo o qué?, ésta es la base de dónde partimos al tajo. ¿A quién buscas?

Lo que son las cosas de la vida, ese personaje luego sería mi mentor e introductor en el mundo de la micología y para colmo mi protector, pero la primera impresión fue terrorífica, tenía el pelo tieso del polvo, no distinguía el color del cabello, en aquel momento podía ser rubio, blanco, cobrizo, ¡a saber!, y su lengua, ¡vaya formas tenía el caballero!, me acordé de mi madre, educándome desde niño para ejercer con talento el buen verbo, incluso me había puesto guindillas en la lengua por decir palabrotas y ahora estaba en el núcleo de la fabricación de ellas, ¡vaya tela!, qué vueltas da la vida.

-Encantado Jesús, busco a Angel Cotta, un ingeniero de pruebas hidráulicas, ¿sabría dónde puedo encontrarle?

-¡Jajajajaja!, ¡no me jodas!, ¿tú eres su sobrino?, pero si pareces una bailarina en medio del campo, ¿dónde coño vas vestido así?, que esto es un gasoducto, no las terrazas de la castellana, pero da igual, así aprenderás más rápido, ¡jajajaja! Sígueme que te llevo a la línea. Coge esa mola y unos cepillos, estos días vas a destajo.

¡Mamma mía!, ¿dónde estoy?, eso es lo primero que pensé, pero siempre he sido aventurero así que tiré para adelante, cogí aquel trasto que pesaba al menos 10 kilos, los cepillos como recambios, unas gafas y un sobrero con un plástico abatible como protección de esos que usan los soldadores y a la aventura, que para miedo ya están los hospitales.

Suzuki Santana blanco, de aquellos que llevaban ballestas en lugar de amortiguadores y ¡hala!, sube que nos vamos.

El camino lo habían fabricado las excavadoras mientras abrían la zanja para introducir aquellos enormes tubos ya soldados en su interior, 26 pulgadas de, unidos entre sí mientras otras máquinas llamadas saibon, sayvon, o saivon, nunca supe cómo se escribíanconstruccion-gasoductos con saibon y la verdad es que no encuentro la manera de buscar el nombre correcto, para eso les dejo una fotito y se hacen una idea.

Como les decía el caminito se las traía, íbamos dando saltos como las pelotillas esas de goma que no paran cuando las sueltas en el suelo, con el tiempo y en uno como ese, casi mato desnucada a mi querida novia por el camino, cogimos un bache e hizo un bollo en el techo como los de los dibujos animados. ¡Vaya susto!

Llegamos al frente, ¡y no es para menos! Un batallón de gente protegida por todos los lados iba avanzando a toda prisa, unos limpiaban las bocas de los tubos, otros pasaban una radial para eliminar todo el óxido, conectaban la línea de enormes conductos dejando milímetros de distancia en las bocas, y los soldadores dale que te doy con su oficio según el perímetro del electrodo que utilizaban. ¡Vaya panorama!Currando en la línea

-¡Coge tus herramientas y repuestos y te pones a limpiar las embocaduras, que no quede nada de óxido ni de plástico, ¡recuerda!. Te recojo cuando finalice la jornada. ¿Traes algo de almuerzo?

Como se pueden imaginar ni almuerzo ni ná de ná, tan solo ganas de empezar para ver qué era aquello y qué se sentía trabajando a destajo, así que me callé para evitar que se volvieran a reír de mí, y a currar.

El trabajo era sencillo, un cepillo de púas de acero que giraba a toda velocidad y que había que pasarlo con un pelín de destreza sobre el vértice de la boca de los tubos. Al principio todo perfecto, iba aguantando la marcha como todo un campeón, pero empecé a notar que las púas se soltaban y se me clavaban en las piernas y brazos, hasta que alguien me dijo.

-¡Pero animal!, ¡cambia el cepillo, hombre, que te vas a despellejar!

Como es de Ley hice caso y empecé a cogerle el truquillo, a eso de las 10 de la mañana pararon para almorzar, y fue entonces cuando me di cuenta de lo que es un pardillo, qué hambre tenía, me di un paseo mientras los demás se ponían las botas hasta que por fin comenzó el trabajo de nuevo.

A eso de las 6 de la tarde finalizó el día, Jesús vino a buscarme para llevarme a la base, pero prefirió dejarme en La Posada de Eufrasio y ya de paso tomar una cervecita helada, que hacía un calor de mil demonios.

Cuando entró Encarna me miró un tanto extrañada, y claro no sabía por qué, hasta que en un espejo que tenía a mi espalda pude contemplar el motivo, ¡parecía un minero salido del agujero!, pero con pantalones cortos y un polo, los brazos y las piernas como la cara, negras como el tizón, así que me tomé el botellín a toda prisa, subí a la habitación y me duché hasta aparecer de nuevo detrás de toda aquella mugre de unas horas. Miré la ropa, ¡me la he cargado!, ¡caray!, ¡vaya enchufe que me han dado!, ¡joder!, ¡eso por espabilado! Y me lo tomé como hay que hacerlo, con mucho humor, que no hay otra forma.

Bajé al pub, ya no me miraban de forma alarmante, me tomé unas cervecitas hablando con la posadera y viendo una niña que tendría aproximadamente  10 años por aquellos entonces, su hermana.

A la mañana siguiente lo mismo, rayo de sol y en pie, pero no podía, me dolían hasta las pestañas, ¡vaya agujetas señores y señoras!, y acababa de empezar el trabajo así que pueden imaginar cómo estaba. Al bajar la escalera para ir a la cafetería a desayunar, iba un robot, bajaba despacio, de lado a lado, intentando evitar cerrar y abrir los párpados, porque hasta ahí sufría las inclemencias del primer día en mi vida a destajo.

Así estuve una temporada, que por supuesto no voy a narrar, cada día después del trabajo al mismo sitio, lo que hizo que aquella familia, padre, madre, hijas y el Espíritu del Santo que me protegía, fueran como parte de la mía, ¡lo que son las cosas!

No les voy a contar todas las anécdotas de esos nueve meses, tengo para escribir una novela de mil páginas y me quedo corto, pero sí algunas de ellas, las más curiosas, incluso de fantasmas reales en Lerma, pero eso, en el próximo capítulo de La Posada de…

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«Nerja y Marbella»

EL VIAJECITO DE IDA

5:30 horas de la madrugada del 23 de agosto. Suena el despertador, hoy toca partir dirección Torrox, en la Málaga de toda la vida, tierra de buena gente y excelente agricultura, paraíso de frutales y corazón de la fruta tropical por derecho de la Europa que conocemos algunos y que otros quieren que sea suya, ¡y no me extraña!, ¡qué vergel!, árboles de todos los colores y tipos nos encontraremos por el camino, flores del paraíso, aguacateros, mangos, papaya, bombones, ¡que árboles!, ¡mamma mía!, incluso… papá ya llegó y está mejor que cuando se marchó, ¡ya saben ustedes!, avatares de un lugar que muchos han visitado y que no conocen.

Pongo rumbo norte, Madrid es la primera parada del camino, un amigo me pide que por favor le lleve unas fotografías y cuadros para exponer en Marbella.

-Pero Manuel, que vamos a tope y encima con un Toledo de maletero corto, no sé si entrará lo que me pides, pero lo intentaremos. Por favor, que todo esté listo a las 14 horas, aún tengo que pasar por Majadahonda a recoger un compañero y luego por Alcorcón, cambiar las cosas de uno a otro coche y tirar pá lante con Nacho, que viene también y luego recoger el resto en la imprenta.

-No te preocupes, todo estará listo, es poco material, seguro que entrará todo.

Despiste por el camino y aparezco en Entrevías, ¡la madre que me parió!, pero si nunca he estado por estos lares, ¿cómo es posible que haya aparecido aquí?

Me indican que siga recto, que ya encontraré la salida muy cerca de la M-30 y así es. Pongo el GPS en marcha y voy en dirección María de Molina, 22. Conozco el sitio, pero después de aparecer en territorio apache prefiero ir seguro. El chisme que pierde la señal y me paso de frenada tres veces  -¡Otra vez!, vaya tela, debería haberme acostado antes, así pasa. Teléfono en mano, parado para no volver a cometer otro error.

-¡Manuel!, en la dirección que me has dado no hay ná de ná, ¿pero dónde carajo está eso?

-¡Pero hombre!, que no es María de Molina, sino Avenida de América, 22.

-¿Cómo?, pero si la dirección me la enviaste tú. –Para el caso ya me daba igual, así que colgué, puse al Capitán Trueno en marcha, y a la ubicación especificada. Veo el punto exacto, detengo el vehículo encima de la acera, bajo del aparato y entro al local especializado en fotografía y otros menesteres.

-Buenos días. Vengo de parte de Manuel Montero a por unas fotos de unos cuadros, ¿me los pueden dar?

-Sí, pero aún nos faltan unos 45 minutos para terminar de enmarcar algunos.

-¡Hostias! Que llego tarde al otro lado y por supuesto al resto de la cola, tanto no puedo esperar, pero ¿cómo es posible? si me han dicho que todo estaría listo a las 14 horas.

-Son las 13:45, aún tiene tiempo.

Miro el reloj y efectivamente, aún perdido, dando vueltas y revueltas me había presentado con antelación, 15 minutos para ser exacto.

-¿Pueden decirme o enseñarme las medidas de lo que tengo que llevar? –Pregunté, algo me decía que habría sorpresa.

-Naturalmente, pase y vea.

Me abren la puerta de la zona expresa para empleados y veo que efectivamente estaban enmarcando un par de cuadros.

-Pero si solo son dos, ¿tanto van a tardar para esa minucia?, si lo desean puedo ayudarles y adelantamos tiempo.

-¡No, que va!, son todas esas fotografías que ve encima del resto de las mesas. –Me contesta el caballero, con toda la naturalidad del mundo.

Cuando me dijo eso no era consciente de la realidad, miré a todos los lados y había marcos y retratos para dar, tomar y regalar, menudo faenón.

-¿Cómo, pero esas también van enmarcadas? Pero, pero, pero si para llevar eso hace falta un tráiler, voy a llamar a Manuel por el zapatófono, francamente no me lo puedo creer.

-¿Pero no me dijiste que eran unas foticos de y que solo dos o tres irían en marcos? Te comenté que vamos tres en un coche de maletero corto, con 5 cajas de libros, 4 de vino con 12 botellas cada una de ellas, 6 roll-up, equipajes ¿y pretendes que meta todo ese material?, ¡venga ya!

-Es para la presentación en la feria de Antigüedades, lo necesita Altamira.

-¡No me lo puedo creer!, porque somos amigos de toda la vida, que si no me cuelo por el teléfono y te estrangulo en persona, ¡la madre que te parió!, llevaré lo que pueda, pero no te prometo nada, lo que entre va y el resto al porta equipajes del Capitán Trueno, que en este viaje se queda descansando.

En fin, ¡qué puedo decirles1, tan solo que al ver todo aquello me quedé estupefacto, de piedra, helado… pero al fin y al cabo había que echar un cable, para eso estamos los amigos, de manera que esperé el tiempo acordado, me dieron el material y me puse en marcha dirección norte de nuevo, en esta ocasión a por un gran actor, Don David Fernández de la Parra, con don que bien se lo merece.

Llegué a la primera, nos saludamos y en marcha a por el León de Alcorcón, que nos esperaba. Celular a manos libres.

-¡Nacho!, que llegamos con quince minutos de retraso.

-¡Perfecto!, estaba terminando de maquillarme.

Llegamos al punto acordado justo en el momento que estábamos aparcando, como auténticos profesionales de la hora exacta.

-Traigo sorpresa, me han colado unos cuantos cuadros y fotografías para llevar a Málaga, cosas de la vida. Parece ser que Manuel no puede venir, de manera que lo que no quepa, se va al armario de mi querido capitán.

El de la flor y el bicho que echa fuego por la boca se queda mirando, comprueba que todo es correcto, menea la cabeza de uno a otro lado, coge aire que expulsa de golpe, vuelve a observar los bultos, sitúa la vista al cielo, y…

-¡Cooño!, ¿todo eso?, pero si ocupan más que el coche, jajajaja, es una broma, ¿no?

Una vez analizada la situación nos pusimos manos a la obra, se nos estaba haciendo tarde y teníamos dos maravillosas personas esperándonos a mesa puesta en Torrox.

-Esto hay que cubicarlo correctamente, si no las fotos no llegan en condiciones. –Comenta David y tenía más razón que un santo, es que no entraba ná de ná, faltaba espacio, y encima no podíamos presionar por ser material delicado.

Encaja esto por allí, sitúa por allá, dale un empujoncito, ten cuidado que nos pasamos y nos cargamos los cuadros, no seas exagerado que no es para tanto, hostias que lo aplasté, ya te dije yo, y esas cosas que pasan cuando se intenta meter una sandía y unos bocadillos dentro de una lata de sardinas.

-Estos no caben así que no vienen con nosotros. –Dejamos el material que era imposible de llevar y nos pusimos en marcha, aún teníamos que pasar por Arganda del rey a coger los libros.

-Fernando lleva el coche, que sabes dónde está. –Hice caso al hombre de los mil y un sombreros y en marcha, que no teníamos todo el día. Por el camino telefonazo a la imprenta para indicarles que íbamos con 45 minutejos de retraso sobre la hora prevista.

Llegamos según lo establecido tras el aviso de la indisposición temporal, tan solo nos faltaba ubicar las cinco cajas de libros y los tres roll-up.

Si vuestras mercedes me lo permiten, pondré nombre al V.T.A. “Vehículo de Transporte Apretao” al que en esta ocasión y con el permiso de la autoridad del que ruge y viste melenas al cuello, por ello y como compañero de andanzas imposibles, quedará en mi corazón como Goliath, que bien se lo merece.

-Pero si esas cajas son del mismo tamaño que las de vino, ¡ay va la hostia!, ¿y hora qué? –Ignacio vuelve a mirar el maletero, busca un sitio, mueve trastos y… -Aquí al menos cabe una.Botella_vino_La_POsada_de_Eufrasio[1]

Pero hombre, que tienen que entrar todas, no vamos a dejar aquí el extracto de la vida de Encarna, que somos muy buenos amigos, pero con razón… ¡me mata! –Contesté

El caso es que los ingenieros de la ciencia de la ubicación nos pusimos en marcha y conseguimos que entrara todo, eso sí, con los roll-on cruzando cual viga de hormigón los asientos traseros del compañero del Capitán Trueno. David se presentó voluntario, ¡qué valor!, le encajamos como pudimos a empujones, ya saben ustedes, tráete una polea y tira por allí, ten cuidado con la mandíbula que se le desencaja, ¡ay!, que me he pasado con la fuerza y allí quedó más seguro que con los cinturones de seguridad, encajaito cual conductor de Fórmula 1, pero sin volante, casco, acelerador embrague y freno, ¡palabrita de mirlo!

-¿Puedes respirar? –Pregunta de obligado cumplimiento, no sea que el segundo copiloto tuviera problemas durante el viaje. La ilusión lo puede todo, es la auténtica realidad, así que cargados de vino, libros, chismes y sueños nos pusimos en marcha camino de un destino que se nos presentaba dorado.

Lo de siempre, un despiste y pátras , ¡me cachis en mí!, vaya día que llevo, nos vamos a tragar unos cuantos kilómetros de más, pero fueron pocos, quizá veinte, no como en el viaje a un pueblo de Valladolid, que fueron cerca de doscientos.

Todo iba a las cien maravillas, Goliath tiraba del carro en línea recta y en bajada como un bestia, pero claro, en las pendientes orientadas hacia el cielo, se cabreaba y lo digo en serio, íbamos más cargados que los marroquís camino de su tierra, pero con una diferencia, ellos utilizan la baca, carros y otros menesteres y nosotros los llevábamos todo dentro. A la altura de Manzanares, kilómetro 180 de la N-V, que me entra hambre, normal, comí a las 11:30 horas para llegar a tiempo, y ya eran las tantas, así que…

-Chicos, las tripas me están llamando la atención, ¿qué tal un bocata?

Ambos consintieron la propuesta y cuando me doy cuenta, me faltaba algo, un imprevisto como una catedral de grande, ¡la cartera!, me había dejado la cartera con el dinero en el coche y a la vista, junto a las gafas de cerca y el cargador del móvil, ¡vaya telón de fondo!, ¡hagan juego señores!, ¡hagan juego que no va más!

-¡La cartera!, ¡me la he dejado todo en el coche!, y lo peor es que a está a la vista. -Miré al cielo pidiendo clemencia o que me enviara un pájaro con toda la documentación, en realidad era lo que más me preocupaba, porque cuartos había pocos, pero… DNI, carnet de conducir, tarjeta sanitaria, las fotos de mis hijos, etc.

-¡Demos la vuelta! Respondió el León.

-¡Ni de coña!, que no estamos a treinta kilómetros sino a casi doscientos, si he sido capaz de entrar en Portugal en tiempos de aduanas con el DNI de mi hermano, no voy a echarme atrás por algo tan simple como eso. –Respondí a mis compañeros

De manera que a Dios rogando para que no rompieran la ventanilla del Capitán para robar las enseñas que me indentifican, paramos a tomar un café y seguimos los caminos que nos llevarían a tierras malagueñas.

Siete horas duró el viaje, y no era para menos que el que iba atrás merecía unos buenos descansos, una vez David, y otra la pluma que narra la historia como fue.

Al fin llegamos y nos encontramos a Altamira y Dolors, nos habían preparado la cena, así que después de besos, abrazos, hola que tal, cuánto tiempo, como te va, vaya tela, menudo viajecito, etc, cenamos y nos fuimos a tomar una copa de celebración a un garito al lado de la playa, donde estuvimos un buen rato y en el que por cierto y todo hay que decirlo, me quedé dormido en la silla mientras los demás se lo pasaban en grande y es que los nervios de los días previos, pasaron la factura en forma de Do sostenida con toques de Re mayor y alguna que otra corchea, fusa y semifusa.

Continuará en esta misma semana.