A todas esas mujeres que en un mal día se dejaron llevar…
En «Dame la Media Arepa» de Rafa Vega en RadioInter
Viento en popa va la vela
prende con ganas las ropa
la furia de millones de nosotras
para empoderarnos sobre ellos sin congojas
Es ocho de marzo…, el mes de los abrazos
de júbilos de corazones desatados
en defensa de derechos pertrechados
para alzarnos al poder sobre los machos.
No tengo miedo al virus,
ya estamos todas Unidas
yendo de la mano
Podemos superar al cruel villano.
Coronas, para eso las repúblicas
que cuesten las sangres nuestras
y de la más común de las mortales
si con ello vencemos a los inmorales.
Hoy es dieciséis de abril, el mes del agua por antojo
y siento…, siento el miedo en mis arrojos
el pánico en mis venas
por no haber parado en su momento…
haberme dejado llevar por un cuento
y ahora…, las almas se van sin gloria ni pena.
Hoy, hoy, todo es terror y remordimiento
quizá fue culpa mía el valor que le echamos 1
sin ser conscientes que la muerte acechaba
¡a los nuestros!, hijos, padres y abuelos
a la mía sangre, ¡no, no puedo con ello!
Hoy comprendo al amparo de las pesadillas
que me engañaron como a una chiquilla
quienes sabían y tenían
los datos de Italia y China,
y ahora…
llora toda España, por la mía culpa
por no haber pensado en el daño,
sino en mi misma
envalentonada a base de muerte, la tonada
y, y no duermo, no puedo,
lloro en el amargo fuero de mi silencio,
no soporto la rabia y el duelo
y esas caras lobas
detrás de sus banderas
tirando de todas nosotras
hemos sido servilletas.
¡No, no puedo soportarlo más!
El pecho me arde de temor
a luz de las tinieblas
solo palpo el hedor que dejaron
quienes nos manipularon.
Villanas todas ellas,
destacar para luego acatar
la lacra de su revolución
y engañadas, ilusionadas
fuimos culpables del paredón.
Ruégole a Dios el perdón,
pues no había en mi corazón
animo de hacer daño
tan, tan solo…, subir peldaños.
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Y a los abuelos, nuestros mayores, la savia y sabiduria…
«Dame la Media Arepa» de Rafa Vega en RadioInter
«El sonido del silencio»
Vuela el cóndor mirando al cielo,
sus ojos se nublan por lo que está viendo,
no da crédito…, está ocurriendo,
miles de almas despegan en dirección al universo.
Es de noche, la luna brilla con penuria,
intenta sonreír, pero no puede
los ecos de las despedidas la conmueven
abarrotan el lamento de angustia,
suspiros de yelmos en el camino
aparecen como fantasmas en el destino
y nada se escucha, todo está muerto
es el peor de los ruidos,
el sonido del silencio.
La luna se va y aparece su compañero
el sol y sus rayos de esperanza
pero no llega la lozanía y su templanza
su fuerza se pierde en otros fueros
en el sonido del silencio.
Corren tiempos extraños,
cristales opacos en honor al engaño
sabiduría al cielo de los legendarios
de los nuestros abuelos…, y sus años.
Miro a la pureza del azul cobalto
pidiendo amor y sus abrazos
al firmamento ruegos con besos
y a los dioses…, grito en alto…
¿Por qué se van los yayos
dejando huérfanos a sus nietos
a hijos y amigos vacíos de mano?
Y no responde, tan solo el susurro
de un lamento al oído me hace daño
el espantoso estruendo…
del vacío que ahora llevamos dentro,
el sonido del silencio
Amanece en la oscuridad de las penumbras
las nubes bailan versos de amargura
cantan al desamparo con ternura
diáspora de ánimas a la luz de las tumbas.
Hoy corro el velo al sacrificio de abuelos
al silencio la música le añado
para que sientan que estamos con ellos
y no están solos, solo los consuelos,
¡de esos abuelos nuestros!
Y la primavera nos ayuda,
no hay flores en los camposantos,
pero la tierra nos devuelve sus colores
brindando a quienes se van y han ido…, sus honores
el rojo de las amapolas, el blanco y amarillo
de las margaritas, el verde de la hierba
el ocre de los terrenos
y el manantial de la vida,
con el olor de todas las rosas
y el canto de las sirenas
loando a vuestra vida eterna.