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Platero y yo…

En estos días tan destacados, donde las letras se unen para danzar al ritmo de cada cual, quiero, deseo y hago en honor a Don Juan Ramón Jiménez, hablaros de Platero, un burro que no lo fue y que sin embargo tan pocos conocen. En estos días las cosillas van por otros derroteros, el lenguaje exclusivo e inclusivo hace mella en el castellano de 400 millones de personas, la lengua más estudiada y hablada a lo largo del mundo después de la inglesa. Sin embargo, hay quien castiga con fiereza al unificador de este maravilloso idioma, Don Garcilaso de la Vega, y cómo no, quienes vinieron detrás dándole candela a la pluma, como Cervantes, Góngora, Quevedo, Manrique, Mena, Encina, Santa Teresa o San Juan por aquellos siglos que nos dio el oro de la lengua, y todos los posteriores hasta llegar a donde estamos.

¿Qué dirían Pérez Galdós, Baroja, Azorín, Valle-Inclán, Zorrilla, Machado, Lorca, Don Juan Ramón Giménez, Cela o Umbral? Por nombrar a algunos de los autores más conocidos de nuestra historia.

Supongo que se echarían las manos a la cabeza al ver cómo se trata la cultura en unos tiempos donde los reyes pueden ser reyos o reyas, el paje, pajo o la paja, los rucios se van de copas con las rucias mientras los rucies se lo pasan de lujo viendo cómo tanto jumento, jumenta al jumente, sin tener en cuenta la regla del ente y el tanto.

Tente monto tente, como tento monta tenta y en consecuencia, tanto montó el tanto, como la tenta al monte.

Así se quedaría el Tanto monta tanto de Isabel y Fernando y ella, ya no se llamaría tal cual suena y se escribe, sino Isabela que viene siendo lo mismo, pero no lo es.

Y ahora juguemos con los venideros posaderos, posederes y sus posaderas en los domingos, domingues de esas bellas domingas.

Como verán el resultado, resultada y resultade no cuadra con las señorías, señoríes y sus señoríos. Por estos mismos hechos, leer a Platero y yo, vendrá de perlas. Unos porque conocen su lengua a la perfección, y otros porque vuelan en la desconfianza de hoy y del mañana, sabiendo que los burros duran menos que la sabiduría, pues quien lee, analiza y observa, aprende, y con el tiempo, conoce la savia y sabia de la vida de su propia naturaleza, mientras que quien prefiere zanahorias como festín, durará el tiempo de su conocimiento y comer, hasta el fin.  

Ayer me quedé con las ganas de leer este derecho en Alcorcón durante la lectura de Platero y yo, de manera que ahí queda constancia de un burro especial y gran compañero del Nobel literario, y del único rucio que a cuatro ruedas, fue capaz de llegar desde Toledo a la M-50 de Madrid en punto muerto un mes de diciembre de 2019. ¡Amen!

Si quieres escucharlo con rebuznos incluidos, pincha en Platero y yo

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Matrix puede ser real.

Matrix puede ser real, eso dicen el creador y CEO de SpaceX, Elon Musk y otras personalidades de la física cuantico lo vea me lo creo, como el Astrofísico Neil Degrasse, o el clon de Illa, Nick Bostrom Tyson, un filósofo de a cáscara de huevo la gallina, que aún anda intentando averiguar cómo y porqué es ovalado.

Cosas de la filofísica y la ganadería tan necesaria para crear una logia suprematrixta capaz de colocarnos en la salida del orificio oval en el momento binario de las pertinentes necesidades.

Nada mejor que convencer al personal, de que somos un producto del plano físico pues claro, cuando somos chavales estamos planos, con los años, somos del físico circular.

Todo depende de cómo lo mires, hay quien el verde lo ve amarillo. Para otros, sin embargo, el círculo no es más que una línea recta unida por dos puntos de puñetera casualidad.

Por lo visto Parménides y Platón ya hablaban y sabían de ello, es posible que la Atlántida fuera un cuento metafísico a la quinta vuelta de la tortilla y el momento del armisticio entre los huevos y las gallinas, tras ver cómo se batían las yemas. Puede ser posible, de manera que no se alarmen, pues al final, todos vamos en la misma sartén de compañeros, solo dependemos del cocinero y sus habilidades para lanzar los caprichos por las nubes y amen de por supuesto, la manera de caer en la superficie, de un golpe o con el suave balanceo y equilibrio del sabedor de las distancias cortas, cuando un cheff se la juega.

Los tiempos cambian, los humanos también y por supuesto quien del ateísmo desea una revolución que aún le de más vanidad a sus bolsillos, pues es de Ley dudar del estado embrionario del espíritu que le trajo a esta dimensión sensorial, de la misma manera que ser un borrico, para no entender que sí, es probable que esto sea un mundo artificial donde vivimos según nuestros caprichos con la autorización del gran jugador, o jugadores del universo, seres a quienes debemos este estado de gracia en el tiempo y espacio virtual carnal, donde todo lo que tocas se nota y si te las tocan, tanto más.

Cuánto cuesta reconocer que hay seres superiores a nosotros en mundos que luego descubriremos cuando llegue el momento de la guadaña. Quizá habría que llamar por su nombre a quien es capaz de otorgarnos la libertad de sentir según baile el momento y por una vez decir, ¡gracias Dios!

¡Cucurrucucú Paloma, ay, ay, ay, ayayayay!

Ay, ay, ay, ay, ayyyyy, me dueeeele. Pues sí, una rancherita que alegre me decía allá en rancho grande, y claro, candela bajo el fuego de la vanidad de los calzones y…, ¡anda, se me fue!, y ella tan acalorada como el bribón, calló marchando al pie del cañón.

Es la película del 30%. ¡Manda tuétanos! Si ya lo dice el refrán, qué sabio es. Primero en un pueblo de Zaragoza, donde un cura como el tizón, hizo de las suyas y dejó a medio destacamento con parto mulatillo…, y ahora las noticias del 30%

¡Ah!, el refrán, por favor: Nunca digas que de esta agua no voy a beber, o este cura no es mi padre. Sabiduría popular perfecta para estos tiempos de correr según se pueda, al 30% los calzones bajados y el resto, por ver si el amado casamentero o casado, aparece antes del celo y nos quedamos por debajo de la media de tan singular porcentaje.

Así es, según dicen algunos especialistas en los tribunales del Santo Oficio de la Verdad, según el cuadre y descuadre del ADN final, el 30% de los nacidos en este país, no son originales, no, sino el resultado de un devaneo o de aquí te pillo y te la meneo.

¡Oigan!, que esto es serio, no es cosa de risas, no, a ver quién es el guapo o guapa que certifica que este es mi padre, que de la madre se puede estar más seguro, pero del pito del sereno, pues no.

El tanto por ciento…, si ya lo dijo don Mendo, el sexó ni tiene don ni tiene menda, y así andamos, mirando al cielo y a Dios pidiendo que no, oiga, que no, que no cuadre, que yo soy del 70%.

¡Cómo anda el mundo!, de verdad, va camino de los enfrentaderos, si no es por política, ha de ser por la religión del primer viandante, que da por atrás o por delante sin mirar el rastro que se deja a la otra pareja.

Quizá comience a ser costumbre, pues nada hay mejor, que un empujón con cariño al mes y con frecuencia más sana, una diferente cada semana.

No me tomen a la ligera, así lo ruego, pues garantizo que no es granizo el caído del cielo, sino un aluvión de dinerillos a otros bolsillos, de quien de verdad lo quiere y desea saber.

Y por cierto, no sé si han tenido en cuenta la cantidad de líquido de la vida donado en los hospitales para fertilizar a damas y damiselas que no pudieron tener la calidad del esperma con sonante y por ello han tenido que recurrir a buscar en los alberos de otros ruedos. Tan solo cabe saber, si fue por método artificial o quiso disfrutar, el entredicho del capricho.

«Tontos de a mil la tonada…»

Ciertas cosas o no te las crees, si no las ves. En fin, tras haber visto traducida una propuesta en el parlamento de Dinamarca, uno de esos partidos políticos con afinidad a destrozar todos los beneficios de la unidad, expuso en 8 segundos la necesidad de estudiar la independencia de Catalunya.

La Primera ministra danesa Mette Frederiksen, entró en escena tras la propuesta de apoyo por parte de Partido Antisistema Danés, quienes defendieron durante ocho gloriosos segundos, (valga la redundancia), que los catalanes son la Dinamarca del Sur, por su similitud genética.

Para comprobarlo, Frederiksen publicó un primer plano enorme de las fotografías de algunas de las getas más conocidas de los indepes. En primer lugar para comprobar el posible parentesco de identidad con sus genomas, colocaron a Oriol Junqueras. Ahí comenzó la escena.

Cruel película para los representantes y seguidores de tan crucial momento, daneses hermanados con los separatistas ,y no digo ná, del trío matarife. Ahora lo verán.

La primera ministra arrancó por los tercios de soleares con una carcajada que aplaudió el resto del congreso con otras tantas. No contenta con ello y para verificar si podía ser un caso aislado, publicó la siguiente foto apareciendo Puigdelmontón, para que todos los políticos allí reunidos, no pudieran contener las lágrimas.

Ahí no acabó la faena, la diestra puso en acción sus conocimientos taurinos. A base de capote abrió con una puerta gayola, para luego humillar a los tres toros con chicuelinas, y rematar la faena con espectaculares gaoneras.

Tal fue el arte, que los tres astados corrieron de golpe la misma suerte, en especial con el dueño del café quemado, alias Torra o torrafactado y claro, las carcajadas subieron de tono en todo el hemiciclo, al punto, de que la señora Mette, no podía hablar, lloraba de risa junto con el resto de los parlamentarios ante las tres muestras genéticamente iguales.

Seis orejas, tres rabos, todas las pezuñas, sus criadillas y salida por la puerta grande.

Son los avatares de esas gentes incapaces de pensar, razonar o admitir, que en Europa, se debe ir con proyectos donde todos seamos parte de ella, no el consuelo de tontos y hazmerreír, de quienes les han vendido la idea de que los vikingos tienen algo que ver con el cruce de razas de nuestra amada Cataluña.

Un esperpento digno para una de esas películas de Cantinflas, hermanos Marx e incluso Charls Chaplin.

Cierto es que tanto parece, y quizá no lo sea, pero visto el patio de lumbreras que tenemos, puedo decir con tranquilidad, seguridad, y por si acaso tildan de bulo algo que supuestamente puede ser cierto, que hay animales que deberían ir al circo, al menos, podríamos reír sin miedo al ridículo ajeno.

Esos elementos nos guste o no, nacieron dentro de la frontera de España, y claro, ahora los europeos tienen libertad de pensar, que todos los españoles somos, como esos monos de feria.

Cuarto día de grajos. Consejos prácticos.

Antes, cuando los cuatro ruedas, eran eso y un motor normal, las ventanillas se bajaban o subían utilizando tracción animal y las temperaturas se sabían según la capacidad de cada cual para observar, los grajos me parecían unas avecillas fantásticas, las veías desplazarse en los inviernos y sabías con cierta aproximación si había hielo o no en las carreteras, siempre después de mojarte un dedo y exponerlo a la velocidad del vehículo y los aires de fuera.

Hoy, tras otro día entre -11 y -12 bajo los ceros de Santa Filomena, los veo de otra manera. Ayer me dieron pena, las gallinas tiritaban y los corvus se arrimaban entre ellos dándose aletazos para entrar en calor.

Es miércoles, los meteorólogos son muy amigos de Don Simón, Sánchez e Iglesias. Estoy mirando a través de la mirilla a los negros picos y emplumados del mismo luto y no se van, no.

Aquí no hemos sufrido los devenires de tantos hogares sin agua o energía, tomar las decisiones en su justo momento nos ha salvado de la quema del hielo, pero, pero los grajos siguen ahí, esperando que encienda la hoguera y yo, yo con la escopeta mirándolos a través de la mira telescópica. Esos bichos empiezan a ser muy malos para la vista, empeñan los cristales del más paciente. Lo trastoca para convertirlo en fiero cazador de pájaros cabritos, ¡la madre que os parió!, marchaos…, o ave que vuela a la cazuela.

Un ángel me canta al oído una dulce melodía. -Tranquilo Fernando, hoy será un día soleado y benigno, mañana un tanto mejor, sonríe, da las gracias al Cielo y date un paseo por ahí, alivia esos malos deseos con un par de resbalones a pelo en el hielo y verás. A la vuelta, de los grajos no te acuerdas, tan solo de los huesos y el dolor.

Escucho, oigo y tomo la decisión, me voy por los hielos de Villaviciosa de los Oones, pero como por el camino me encuentre otro de pico azabache, ¡me lo como!

1º – «Alarma por heladas. Pautas y recomendaciones»

2º – «Conclusiones con toma de datos».

3º – «Tercer día. El mercurio por los suelos»

«LA LIMITADORA»

A estribor soplan los vientos, «la pilota» de la nave no se da cuenta, «las pañas» se cierran. ¡Abran velas!, grita «la comandanta«, son horas de luz sin sol ni luna, «la fara » enciende la antorcha, pide candela a «la ciela«, pero este solo escucha gritos allá en «la horizonta«.

Es Irene Montera, la bien caída al suelo con la suerte de su misma calle en otros tiempos, La Montera, donde ni ellas la quieren, pues saben que detrás de sus zanahorias solo hay alfalfa, corrales llenas de ellas, antes bellas y hoy perdidas entre las estrellas apagadas del Misterio de Desigualdad Social.

Ensayistas para un cuento pide la menestra, un libro donde las mejores no se pueden medir en todos los terrenos. Irene las protege, no quiere verlas caer de sus sueños. Para ello coloca el premio de la intolerancia, un concurso para ensayistas donde solo las mujeres pueden presentarse, y yo las digo, a mis amadas y queridas féminas, doncellas o damas, duquesas, marquesas o plebeyas. ¿Hay alguna manera mejor para hundir la humanidad de una mujer y despojarla de ella, que evitar el combate a pluma sin tener en cuenta el sexo? A tal punto llega la gerente del ministerio, solapar la actitud y aptitud de todas las mujeres a cambio de un precio, saber que ellas serán las ganadoras del más injusto certamen. Nada sabe de la sangre diluida en el plumín, tinta de sentimientos, emociones llegadas de millones de confines, donde no hay sitio a un conjuro tan necio.

Irene Montera es una limitadora, colocadora de fronteras a la capacidad femenina, necesita controlar sus voces, y para ello, es capaz de rugir sin piedad sobre todas las flores del jardín, no quiere rosas, anthurium, jazmín o azahar, ansía el control y el poder sobre su hermandad a cualquier precio, por eso ha creado un concurso púbico, para demostrar que las mujeres son las mejores entre todas las mujeres.

Irene las ha metido en el fango, tan solo tienen la boca libre para respirar. Si mañana se presentan para ser las ganadoras de este libro de ensayos, será el ensayo de cómo no se deben hacer las cosas jamás, la prueba evidente y escrita, muestra de una princesa sin corona, pues jamás podrá llegar a ser reina por saber de antemano, que ganó en desigualdad.

Para escuchar en «Cita a las 3 con Rafa Vega», pincha en RadioInter

«En la senda»

Camino de alguna parte, quizá buscando la brisa dentro de esta extraña calma que llene los pulmones de los paños de esta barca. En medio de la soledad, las tinieblas se prestan tan oscuras como la espera, parece el final. El celeste cielo se cubre de nubarrones de codicia, el sol no puede atravesar las alfombras de esa vanidad insaciable que engulle las primeras flores de primavera.

Es la senda, la alfombra impuesta por los caprichos del destino y por las alforjas de canallas al viento de sus brasas.

Carteras llenas de ansiedad, vacías de sustentos, plagadas de desilusión y desamparo, de quien un día confió en cambiar las velas para cruzar los mares al viento de la popa dando órdenes, y llegar a un nuevo horizonte donde impere la libertad, y la conciencia, sean los mil amores.

En España hoy, el aire solo ayuda, ahora es necesario remar, y si fuere preciso, soplar al pairo del palo mayor y empujar hacia el futuro hasta quedarnos sin aliento.

Es necesario arrimar el hombro y volver a encallar las manos para que esta nación, grande histórica y gloriosa, vuelva a recomponerse de los daños infligidos por el hedor de este poder al que solo valen los reales de a oro, y nada quieren saber de la oportunidad que un día se les brindó, poniéndoles al frente de la armada.

Es necesaria una nueva singladura con oficiales de Ley y viejos marineros al mando de la mejor marina e infantería jamás conocida, la sangre española.

Un país pequeño en superficie, y sin embargo, un territorio capaz de albergar el espíritu de los ganadores en cientos y miles de batallas, soldados acostumbrados siempre a la victoria.

Un conjunto de humanos que aman la vida y saben vivirla como nadie, pero que cuando no hay más remedio, es capaz de ponerse al servicio del corazón del futuro, por el bien de sus hijos, nietos, amigos y vecinos, hasta perderla por el camino.

Un pueblo que no tiene precio, pero por avatares de las circunstancias, va a sufrir de nuevo el hambre y las fatalidades de la traición de los corsarios que llevan las naves.

Tantas veces y no aprendemos, quizá sea porque de vez en cuando, debamos rememorar hasta qué punto somos capaces de volver a nacer, y reencontrar el sendero perdido, nuestros valores…, y dignidad.

Para escuchar en «Cita a las 3 con Rafa Vega» pincha en RadioInter

«Al olvido de la calma»

Sin viento, las velas caídas, no llega la brisa. Son los meses de penurias al pairo de los paños del silencio y sus calmas, donde los marineros se visten de cuerdas, cajas, teclas, trompetas, saxos, y miles de almas de instrumentos musicales.

Este virus bien podría llamarse CoronaArtistas, no por reyes, sino por el daño que está infligiendo en el gremio de la cultura en general. Un paseo por el Metro de Madrid y supongo que por todos de las diferentes ciudades del mundo, es suficiente para contemplar la desolación de quien ha puesto su esperanza en rellenar y dar vida a los pentagramas de la ilusión.

Entras a un vagón y te encuentras a un grupo de música dándole savia al vació del desconsuelo, entre el mutismo general de los teletransportados por los cascos del abismo. Son los marinos de aguas turbias, navegantes de tierra a dentro en el suburbano con las fusas dando acorde a los sinsentidos del amor a la cultura. Paradojas del destino, quienes tienen la capacidad de crear o transmitir el sentido de la existencia con notas de esperanza y alegría, caen en las ciénagas de la miseria.

Subes a un vagón, resuena Carlos Santana, tres artistas de talento lo han traído a las entrañas. Cambias de estación, y en el pasillo resuena un violín con aires de Chaikovski balanceando sobre el suelo “El lago de los cisnes”. Te paras, escuchas, vuelas sobre sus aguas, pero el tiempo te expulsa del cruce entre pasillos. Sigues hasta llegar al siguiente tren y al entrar suena “La Flaca”.

-Pero si se acaba de ir al firmamento y parece que es él. Piensas en tu interior.

Son los ecos de sus sonidos tierra adentro, la música celestial de quien sabe tratar y obtener las mejores notas y ritmos a los instrumentos, y todos ellos, sin saber ni cómo ni porqué…, antes entre el júbilo de un público emocionado mientras escuchaban la creación vibrar en sus oídos, y ahora…, ahora en el peor de los mares en calma.

Para escuchar completo en el programa de radio «Cita a las 3 con Rafa Vega» pincha en RADIOINTER

«CASCOS Y RECAS…»

Son los desconectadores de la vida, artefactos deshumanizadores enchufados a sistemas colectivos especializados en esquivar la realidad y razón de existir.

Cada día en el metro, autobús, tren, parques, ceras, calles e incluso cruzando los pasos de cebra, se puede observar como pasean los sintonizadores con la nada. Son los espectadores del sin sabor, viandantes transportados al espacio sideral del todo me da igual. Una manera más de olvidar y dejar de sentir. Viajantes de metáforas ambulantes donde nadie entra, tan solo el sonido de los vaivenes de la música o de los continuos diseños de hormonas matasanos de millones de falsas informaciones llegadas para confundir al enemigo.

-Señorita, se va a quedar sin batería, lleva la linterna del teléfono encendida a pleno sol.

Ella no escucha, tan solo ve las gesticulaciones y alguien detrás de una mascarilla que parece decir algo y en el fondo piensa. -He aquí otro cretino.

Sordos a los avisos y consejos, incluso al buen verbo de la conversación e intercambio de opiniones o conocimiento.

De a dos piernas andan por los rincones de la oscuridad, los pares de pies mantienen el equilibrio de las testas sin ojos, ni orejas. Son los sesos que ni ven ni oyen, tan solo se concentran en excretar los continuos yo mismos detrás de las orejeras del mudo por placer, devoción y convicción.

Es el espacio de moda, el refugio de seres cada vez menos humanos en el perfil de su eterna soledad. Simiente del futuro independiente que jamás querría conocer. Deambuladores automatizados sin capacidad para cambiar el mundo, ganado ovino creado y hecho según capricho de cuatro lobos dispuestos a zamparse a las absortas Caperucitas del jardín de la evasión hasta dejarlas cual cordero dispuesto a servirse en bandeja de buen festín.

Volar es positivo, siempre y cuando se utilicen los medios adecuados, seamos conscientes del tiempo con el espacio, y por supuesto, se tenga en cuenta el terreno donde se cae. De lo contrario puede ser un aterrizaje forzoso o bien, el final de la cuenta atrás.

«Revueltos de…»

Fin de semana al remojo de los caprichos de Santa Tormenta de Aguacero y a tomar vientos frescos por soleares, perdón, nubarrones de grises y oscuros deseos.

Días al amparo del aire un poco más fresco y de la gota, no por la caza, marisco o cervezas, sino del capricho de los vórtices creados por orden Divina en el Atlántico y en el Mediterráneo.

Entra el otoño antes de su tiempo con templadas corrientes, chubascos pendencieros y la fuerza de Seth lanzando rayos de fuego.

Quizá sea la ayuda esperada para retener en sus fueros al invasor de todo el planeta, unos cuantos calambrazos al aire y los bichos aerotransportados se quedan fritos, cual alitas de pollo bien crujientes. No estaría, mal, no.

Estos cambios siempre son buenos, la tierra se riega, baja la contaminación, el humus se expande y renacen las floridas setas del otoño, si antes no vienen las tempraneras heladas que todo se llevan.

También es el punto de partida para dejar las viviendas en su plenitud espiritual, limpiezas generales de todo aquello que puede guardar el crisol de la enfermedad y la batalla para seguir con vida. Son los avatares de unos tiempos complejos y dispuestos a enseñarnos “cuánto vale un peine”. Dicho viejo que los chavales no conocen. Aún recuerdo cuando tus padres te decían, o te portas bien, o te vas a enterar de lo que vale un peine. Hoy el artilugio nadie lo lleva encima, no sé cómo se las apañan, aunque he de decir que yo jamás lo llevé, para eso están los dedos y el superglú que sujeta hasta en la testa el sombrero.

Con o sin peinador, la historia se repite, pero con nuestros chavales desacostumbrados a la dura tarea de forjar el acero, y les digo, en tiempos revueltos se descubren los buenos forjadores y herreros, así es el tormento de nuestro paso por las diferentes vidas o dimensiones, según se preste el creyente, para quien en nada cree, igual le da.

Verdes son las siegas del corazón, tanto como el colorido campo cuando San Chubascos el Prudente reparte la simiente en los áridos terrenos veraniegos. Es la transformación, el renacer de la tierra y la cercana transmutación de contrastes y colores. Otoño es el surgir de la belleza, es la cuarentena y cincuentena de quien las conoce, floración de felicidad y por supuesto, añoranza por los demás.

Es la estación para la meditación, el comienzo de un nuevo recorrido ya la botella medio llena de quien sabe que ya falta menos para la estación de las flores, perfumes y aromas de Santa Primavera de Aquíestoyyo cuando llega, para deleitarnos con las tonalidades y los calores de los primeros rayos de un sol que empieza a coger fuerza.

Por medio el invierno, el tupido velo de las lluvias frías, y temperaturas gélidas hasta que un día Santa Blanca del Manto nos regala con alegría las nieves de sus adentros, pureza de miles de sinsecretos y gloria de grandes y pequeños.

Con pantera o sin ella, con gato o sin él, el negro se irá pronto por los caminos del anochecer para dejarnos hermosos caminos, senderos de placer a vuelta y vuelta con el esfuerzo y la mecha inagotable de un jardín de esperanza en el gran bosque de los risueños. Felices sueños, estén o no despiertos.