Unir a los países europeos para eliminar fronteras, fue un buen invento en su momento, pero como todos los artificios recién salidos de las neuronas de sus inventores, deben andar la calle para saber qué defectos tiene. Tal cual se está viendo y dejando palpar de manera tan descarada en la Unión Europea.
Una vez comprobados y verificados los fallos del producto en cuestión, se suele comprobar su funcionamiento en el laboratorio, y si en apariencia va bien, el público será quien dé con el próximo vicio del aparato. Los ingenieros vuelven a estudiar el origen del cabreo general, y después de cambiar esas piezas que tantos quebraderos de sesos dan, sale al mundo como algo necesario. Es el funcionamiento del llamado I+D+i y la posterior fabricación.
Europa lo intentó, pero, mis queridas y queridos radioyentes, no se molestó en reparar el mal generalizado, lo dejó en la mano de personajes sin escrúpulos o ávidos de publicidad, propaganda…, y como resultado, hoy tenemos un futuro con un lastre insoportable para cualquier nación.
España fue el referente del gran defecto de fabricación, Bélgica el ingeniero jefe para tapar el desastre, y Alemania a través de su juzgado la pieza que rompió el puzle de la Unión.
Puigdemont y el separatismo, los fallos y lacra del estado de bienestar. Sin embargo, aún siendo conscientes, Europa falló en favor de su propio futuro, la desunión o desmembramiento de la solución.
España solo tiene una salida al problema actual, de nuevo ha fallado Europa, se mete donde no la llaman y cuando ha de dar el Do de pecho se olvida de las varas para ofrecer la espalda. Por ello que la única salida de este país, es salirse de la Unión Europea, arreglar nuestros asuntos, con el fin de crear un país democrático, pero de verdad, donde los partidos políticos no existan y el senado “en este caso los ciudadanos”, sean juez y control de las actuaciones de quienes tienen que defender los intereses de la nación, en este caso personas seleccionadas por un consejo de sabios en su terreno y luego, un jefe del estado de todos los ejércitos exento de intereses políticos para salvaguardar la seguridad nacional.
El resto son patrañas, como llevamos viendo desde hace años, partidos políticos creados con fines empresariales y el gran problema, la inmensa paradoja de un país con una de las historias más hermosas de este planeta, la falta de lealtad de quienes se dedican defender la nación en pro y beneficio de los intereses de su partido y suyo propio. Ya lo saben, vivir sin sentido o aplicar la lógica del sentido a la vida.
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