Archivo de la etiqueta: Crónicas

De jabalíes y otros bichos va la tonadilla.

La serie de Tv Aquí no hay quien viva, plasmó el panorama internacional de las comunidades de vecinos con gran acierto.

Aquí somos 6 con un mil, algo más de los seiscientos de la epopeya griega divididos en casas estado, según la vela de cada cual. De todas clases haylas. Republicanas de la banana, independientes, de Ikea, de las bien servidas, reinos de mil tipos, mustafás de otros tantos e incluso querubines, dentro de un bosque estado donde cada cual tiene una madre o padre diferente, eso creo. Me refiero a El Bosque de Villaviciosa de Odón.

Cuando se tratan los problemas generales de esta selva mediatizada por las minorías, tan enormes son que no suman más de 8 sin el diez, las mayorías parlamentarias callan por no poner el grito en el cielo o dar el salto al infierno, a saber. Es decir, en el castellano de toda la vida, si se encuentra con una camada de jabalíes al lado de su casa, les hacen fotografías, pelis de a móvil la mano y luego, en los chats de apariencia para el bienestar general de los reinos y repúblicas de taifas, se cuelgan con algunos comentarios como: pero mira qué monos son, cuántos hay, ¡qué ricura!

Y así pasa. Llegado el momento alguien con más de dos dedos de frente dice por el camino; qué chorizos más ricos, cuánto tiempo sin darle un bocado a buen guiso de cerdo salvaje y se lía parda, en especial si alguien como esta pluma u otras personas con la lógica sobre la mesa, comentan la necesidad de un descaste de jabalíes.

Comentarios como, los cazadores son unos asesinos sin escrúpulos; si pillo a uno le meto la escopeta por el orificio situado en el vértice de sus posaderas…, se ven, no es broma. Claro, entre el clamor al amor humanimal sale un ofendido para lanzarle el pañuelo con señuelo incluido en pública subasta. A ver si tienes el par de ejemplares bien sujetos, te espero con la escopeta en el centro comercial.

Es entonces cuando el ofensor cambia los tercios por botellines, se da cuenta que se le ha ido la mano con la boquilla y cuidando no seguir ofendiendo al sujeto, deja el contenido medio vacío con: era una broma, jajaja.

Es el reflejo de nuestra sociedad, el de la misma democracia que defendemos, donde las minorías minoritarias tienen la llave para hacer aquello que les viene en gana, y amigos, eso no es así, estoy dentro de la gran super mayoría, por no decir supercalifragilisticoespialidoso, pero un gran número de repúblicas y reinos de sus casas, callan por no complicarse la vida. Sin embargo, no se dan o quieren dar cuenta, que mañana, como ocurrió esta pasada semana, donde un puigdemont salvaje de la raza de los Pujol atacó a tres operarios en El Bosque, puede hacer los mismo con quien los miman, no se quejan e incluso con sus hijos, nietos o mascotas. Estos accidentes son bastante frecuentes por estos lares, en especial de mascotas.

Los defensores de la animalada prefieren dejar trampas, tal como ocurre en otras partes donde mueren de sed y aterrados antes de un final más digno. Es según su teoría, más humano, visto desde su perspectiva, es más animal, ¿no le parece? Tal como ellos.

Aquí algunos casos de ataques de jabalíes, no se lo pierda. https://youtu.be/W9L1VXt1ysk https://www.diariodesevilla.es/mascotas/video-jabali-atacando-ciclista-intentar-ayudar_0_1615338749.html https://revistajaraysedal.es/ataques-jabalies-brutales-espana/

El mismo avatar con los mininos silvestres, salvo que estos gatitos ya no son como antes, para atacar a las ratas, ya están los humanos, pero si son ruiseñores, mirlos, verderones, cualquier bello cantor o ardillas, pues sí y de paso nos quedamos sin el espectáculo del auténtico bosque, el sonido de las aves y los saltos con jugueteo incluido de los roedores de bellotas…

En los Alcorcojones, quise decir Alcorcón, perdón, tienen el mismo problema. En un principio, el anterior alcalde tomó alguna decisión para acabar con el peligro latente y palpable de los nidos de las cotorras argentinas, pero el gobierno actual, deja que los parques se inunden de esos centenares de kilos esperando que en cualquier momento, con una pequeña ráfaga de viento o un quejío de ya no puedo más de un pino, caiga el sobrepeso encima de una persona y lo aplaste al estilo dibujos animados, pero sin resurrección posterior.

Me niego a ser pasto de nadie, a ser uno más cediendo por no complicarse la vida, a ver cómo la sociedad se pudre por el exceso de paciencia y no tomar la actitud correcta, salir a la calle, enviar cartas con las debidas quejas y reclamaciones a los Aytos., para que esa minúscula porción que componen las minorías, se vayan por los pairos de la desesperanza y de una vez por todas, volvamos a ser como antes, ¡que ya está bien!

Toda Cuenca Lee

Toda Cuenca Lee. Tal cual se siente después de haber vivido la experiencia.

#CuencaLee es el reflejo de una población de 55 mil habitantes donde una feria del Libro de siete días es viable para los autores que pueden permitirse el lujo de su embrujo, señal inequívoca de ciudadanos formados y preparados para afrontar este y mil futuros.

#CuencaLee durante todos los días de la semana, no hay más que hablar al respecto. De lunes a domingo incluido, hemos disfrutado de la colosal necesidad de los conquenses de tener un libro nuevo en sus manos.

Es el momento de dar las gracias a todas las personas que se han dejado las horas de sueño por otros derroteros para motivar a su ciudadanía a visitar el evento cultural del año. Desde José Luis Moreno, pasando por

Olga o Marta, por nombrar a quien he conocido mientras se gestionaba la caseta de la Asociación Española de Escritores Alfareros del Lenguaje, en consonancia con la Sociedad Iberoamericana de Escritores y cómo no, las ViasLiterarias de BarriosdeLetras, incluyendo a Darío, su alcalde o Miguel Ángel Valero como concejal de cultura, quien ha vivido el evento con tanta energía y alegría como los vencedores del premio Planeta.

Ya hubiéramos querido tener personas al frente de Cultura en Alcorcón, punto donde nació Alfareros del Lenguaje, para crear una feria del libro en una población con 172 mil habitantes.  En su momento nos ofrecimos, como es Ley, sin ánimo de lucro, tal cual es esta asociación, para volver a crear dicha feria, pero dos candidaturas diferentes han corrido desde entonces y las aguas siguen fluyendo por debajo del mundo de las letras.

La cultura no depende de los partidos políticos, sino de las personas que gestionan los fondos de sus ciudadanos, cuando hay amor por la tinta, se palpa en el ambiente, sin embargo en estos tiempos se ve con excesiva claridad cómo en muchos Aytos se empeñan en evitar sesos con capacidad de raciocinio. Una feria de 7 días en Cuenca contra un día llamado la noche del libro en Alcorcón. Tan limpio y cristalino como el agua.

Todos necesitamos leer, es la única manera de ser capaces para tomar decisiones críticas con los demás y ser autocríticos consigo mismo. Es el medio más eficaz para que el mañana, el de nuestros hijos, nietos y quienes vengan detrás, tengan los cimientos atados a la tierra, pero también la capacidad de volar.

La literatura nos trae aventuras, evasión, otras vidas, romances, mundos, universos, pero también historia, crónicas más imprescindibles hoy que nunca, tan solo es necesario ver el panorama en educación para comprobar cómo se va en compañía de los pairos de la ignorancia al vuelo de las órdenes de quien necesita borregos en lugar de cabezas pensantes.

Por ello, visto, comprobado y confirmado, no me queda otro remedio que dar los tres Chapós de este blog a quien defiende los intereses de todos en pro y beneficio de un futuro común.

¡Chapó, chapó, y RequeteCHAPÓ!…

…a los organizadores de la Feria del Libro de Cuenca y a todas esas maravillosas personas ávidas de conocimiento que han apoyado y ayudado a cimentar la cultura.

¡¡¡CUENCA LEE, SÍ SEÑOR!!!

¡¡¡CHAPÓ!!!

Fernando Cotta

El cruce de la discordia

El cruce de la discordia.

Recién llegado a una de mis segundas casas, Barcelona, tras la pandemia del viene, voy, llega, vino y se fue, tres añejos sin visitar por haberse hecho viejos de experiencia. Resultado de la sustancia y reducción de la salsa de estos tiempos.

Carrer Numancia como destino tras un viaje agotador como copiloto de la piloto Shiva Castellanos en su Burdeos color deportivo de a cuatro ruedas, llegamos a destino.

-Cuidado, por ahí baja un monopatín a tiro de arco y en sentido contrario viene una bici cuesta arriba a Mach 1, ojo, las motos, no las roces o caen como fichas de dominó.

Los ciclomotores de a dos y algunas llantas recubiertas de caucho estaban aparcadas en oblicua batería, uno al lado de otro, como si se hubiera hecho a propósito para capricho de bromistas a un lado del carrer y en medio de los carriles a dos sentidos diseñados para disfrutar de un partido de tenis permanente cuando vas a cruzar la calle.

            -¡Casi me da!

-¿Quién, el del monopatín, patín o el ciclista?

Curiosidades de los especialistas en reurbanismo o quizá amantes del quita y pon según viene en gana al estilo Ikea. Pero eso no es , esa fotografía retrata casi a la perfección una escena para la que solo ha de poner un tanto de su imaginación. Fíjese bien, carriles en dos direcciones, unas hacia arriba y luego la vía entredicha a la izquierda y por supuesto los puntos, aparte de la cuestión. Con ello dejo claro los carriles de doble sentido donde un ciclista sube, un patín baja y por medio usted va a cruzar la vía antes de divisar el abismo.

No piensen que exagero, pues a mi se me presentó la gloria divina a mostrarme qué ocurre en el punto en el que todos los circulantes se cruzan para coger la misma dirección, pero en ambos sentidos de la circulación cuando de dos ruedas se trata y de uno si es de a dos pares.

            -¡Mira, mira!, un patinete por su carril y un ciclista a base de watios intentando sobrepasarle. ¡Por los Miura de otros tiempos!, pero si es igual que entonces. El Pegaso subiendo como puede y un 600 cargado intentando adelantarle. ¡Pero, pero mira de frente!, por favor, ahí viene otro artilugio a pilas con una chica de pie y su enorme bolso a un lado de la espalda, el ciclista no podrá adelantar al patinador de a dos ruedas. Menuda se va a liar, no hay arcén para los tres…

            Es el pan de cada día en cuanto a circulación caótica se refiere. Tal es el caso, que al contemplar y observar ese cruce durante un tiempo, un viaje astral me llevó directo a la India y otros lares similares para rememorar los cruces con el guirigay de cada día. Unos van a la derecha, otros a la izquierda, y luego como es Ley en esos cerros de come palomitas y espera a ver los leñazos que se van a dar con las direcciones en ambos sentidos.

            En ese cruce solo hay un sentido y una dirección, pero para los vehículos de tracción mecánica a base de combustión y dos pares de neumáticos. Para el resto no es así. Para esas personas que utilizan su cuerpo cono paragolpes y airbag al mismo tiempo en caso de colisiones, no hay.

            Quizá sean las nuevas maneras de recudir la población mundial, a saber, pues si esta distribución urbanística llega a ser tradición global, pueden estar seguros; se producirá el efecto contrario a la superpoblación actual, y en unos años, pasaremos a recibir inmensas ayudas para la natalidad.

Un magnífico día con Alfareros del Lenguaje II – El Café Gijón – Madrid_

Como les decía, mientras tomábamos esas chelas bien al polo o cervecitas, por si no procede, en el singular ático del mercado en Toledo, comentamos parte de maravillosa mañana que habíamos vivido escuchando, viendo, observando y respirando todo cuanto había en el interior de los archivos de la Catedral de Toledo, pero la hora de partida estaba llegando a su punto y final, aunque no había forma de arrancar, que si nos quedamos a comer, que no, quizás alguno de vosotros pueda dejar mis estimados pasajeros a una hora prudente, que a las seis estoy en el trabajo, que no puedo, en fin, un batiburrillo de quieros y no puedo habitual en casos como el de hoy, entre otras cosas porque, ¿quién no estaría dispuesto a seguir con la tertuliana costumbre tan bien acompañado y delante de un plato y unos vinos?, ¡pero no!, era imposible y el culpable, señoras y señores, ¡era yo!, como está escrito. Casi sesenta minutos habían pasado de mi habitual puntualidad en las salidas y llegadas, así que nos despedimos no se cuantas veces, pero al menos diez de Quico, Gonzalo, Pilar, Carmen, Enrique y Paulino y señora y a toda prisa cuan veloz guepardo corriendo detrás de su presa, fuimos de camino a las famosas escaleras mecánicas. Tardar, nada hicimos en llegar hasta el Capitán Trueno, que aunque mayorcito sepan sus señorías, arrancado tenía el motor y corazón de sus caballos.

Camino a los Alcorcojones de toda la vida, Julito suspiraban ante tanta suerte como habíamos tenido mientras el León, para variar, volvía con los chistes de siempre pero qué debo decir, siguen haciendo su gracia, especialmente el del chorizo, Clemente y el melón, que no contaré personalmente pero que a su debido tiempo el contador de carcajadas si lo hará. seguro pueden estar de ello, ¡ya lo verán!

De menos echaba en falta a Rafael Gálvez, con lo que hubiera disfrutado el caballero, pero…, las cosas de la ITV para humanos no pueden esperar, tanto que también se perdería lo que aún nos quedaba por vivir.

En la cuesta y quemando herraduras, frena que te pasas, que no que vamos bien y no puedo retrasarme más, ¡leches que nos la damos!, pero nada ocurrió, de manera que a los puntuales quintos sextos de la hora, aterrizamos en el temporal destino, Nacho y Julio por un lado y María que nos había anunciado que al final y debido a un problema grave de corazón, no podría asistir a la venidera reunión.

Aprovecho y voy una ratín con mi querida hija Irene, que sin verla llevaba desde el pasado miércoles y un poco más tarde a mi otro y amantísimo hijo y tocayo, ambos excelentes estudiantes y deportistas, pero el pequeño un poco cabrito. Aún recuerdo a sus diez años, esto fue el pasado, cuando le dije que iba a escribir una novela histórica para todos los públicos y su rápida respuesta…

-Papa, no escribas un libro, ¡que luego me lo tengo que leer!

En fin cosas que ocurren y que aún te animan mucho más para seguir haciendo lo que realmente te gusta. Si no es fútbol, el caballero nada quiere saber, así que tal y como le comenté a Rafa, no se extrañen si mañana se encuentran en una de mis históricas novelas a Pitágoras enseñando a medir los 32 ángulos de 90º del terreno de juego, mientras Homero se lo comenta a Ulises como estrategia para vencer a Troya entreteniendo al enemigo a base de tiros esféricos en lugar de introducir una gran caballo, al menos así conseguiría que Fernandito leyera el principio.

Como les decía la tarde prometía otro mar de extraordinarias sensaciones y emociones. Hoy era el día indicado para al fin reunirnos unos cuantos amantes de la literatura ¡y como no!, escritores de parte de ella. El punto “0”, el histórico Café Gijón.

Julito e Ignacio con puntual ocasión presentáronse en la boca, ¡caray!, a la del metro claro está, en este caso y para que tengan un lugar de Google ubicación en Puerta del Sur, línea 10 con destino el otro universal paraninfo de las cervantinas letras.

Otro filoncete de metálicas y mecánicas escaleras, unas en dirección al cielo, otras al carajo, ¡que ahí no voy yo!, sujétense a la vertical barra de fijación y control, curva a la izquierda, freno suave, como está la morena de enfrente, la rubia también, el Juanito para Julito, y así unas cuantas veces, hasta que llegó el gran momento de salir de los suburbios del Madrid de Martínez Alonso, ¡disculpen ustedes!, que la arquitectura de la edad de oro me va y a veces…, pasa lo que ahora, Alonso Martínez quería decir.

De manera automática en dirección del oxígeno enriquecido con CO2, SO2, ABS, CBS, RBS y la madre que lo parió, golpe de agradable contaminación nada más llegar al nivel 700 sobre el mar, y cruzando por las Salesas cada vez más cerca del hostelero y literario establecimiento, seguimos por el VI de mis tocayos, curva a la derecha, ¡ten cuidado Ignacio que derrapas y te quedas sin el freno de los tacones!, así llegamos hasta casi la meta.

-¿Y cómo vas a distinguir a Beatriz?- Me interrogó el rugido del felino cordobés.

-No te preocupes Nacho, que conozco a esta encantadora y bella dama desde mis inicios en Twitter y he visto sus bellas facciones plasmadas en la foto que Rafa tiene para el carné.

Julito que asiente no muy convencido, Ignacio que también pero se ve que como no tenía toda la información, no se daba por satisfecho, de manera que antes de llegar púsele en antecedentes.

Beatriz y yo nos conocimos escribiendo en antiguo castellano, pero sin el añejo, ya sabe vuestra merced a qué me refiero, a base de piropos y otras bromas caímonos bien hasta que un día me comentó que debía revisar y corregir su novela, así que durante un tiempo dejé de avasallar simpáticamente a la dulce dama enviándole muy de vez en cuando un mensajito o noticia, hasta que por fin vi su publicación y ¡cómo no!, aproveché a felicitarla por su primera gran obra, desde ese instante hasta que quedamos en vernos casualmente pasó nada y menos, entre otras cosas por la providencia que le trajo directamente desde Santa Pola hasta los madriles de las Castellana o mejor dicho, Paseo de Recoletos.

Por si acaso y en vista de mi reconocida pericia para recordar caras y nombres, Nacho volvió por sus fueros obligándome a utilizar al chino que conoce tanto de mi vida, y que como todos ustedes saben me la juega más de cuando en vez.

Confirmada la asistencia y la insistencia, nos acercamos al plató de los artistas, la terraza costera de Asturias y Café de Gijón. Vímonos y nos reconocimos desde yo qué sé la distancia, quizás tres o cuatro metros, que para ustedes será poco, pero para los anteojos made in óptica cabreada, ¡tela!, en especial por el asesoramiento de unos prismáticos que se abren, cierran y doblan por todos los lados, cual invento grande de IKEA que hay que meter en una caja pequeña.

-Beatriz, por Dios!, ¡si sois mi bella dama!, cuantas ganas tenía de conoceros en vivo y en directo.

-¡Caballero Fernando!, siempre igual, qué alegría y emoción, tanto tiempo conectados por las redes y mira ahora, por fin nos conocemos.

Y no era para menos, tengo que reconocerlo, puesto que comunicarte durante mucho tiempo por Twitter, Facebook o lo que sea, cuando llega el momento de conocer en persona a quienes nunca has visto, puedo decir y lo afirmo, que es la rehostia, aplíquese el chiste quien lo sepa, jajaja.

-No he podido traerte el carné de la asociación, que a Rafa le han dado por ciertas cuestiones, pero de hospitales, ¡ehhh! y no estaba el caballero para ciertos menesteres, puesto que le han tenido en ayunas unos días que le parecerán los cuarenta de las varias veces de la Biblia.

Hechas nuestras presentaciones, dime cuenta que allí había un batallón de escritores, de manera que siguiendo las pautas de la sagrada conducta de la civilización comenzamos con las presentaciones.

-Ignacio Léon, Julio Valencia y Fernando.

Beatriz Cáceres, Lusa la Soñadora, Celia Velasco Saorí, Julia Rosa Grau Lillo, Marta Martín y besos para todas de las tres partes, Ramón Somoza, Elías de Lector Cero, Pedro Prieto amantísimo esposo de Celia y enviado especial como gráfico reportero de los informativos MSN NEWS Alfareros y Juan Luis García que si me lo permiten y desde hoy llamaré Long John, compañero sentimental de Marta, disculpen ustedes el mote, pero es el nombre en clave con el que designé a este insigne caballero con nuestro agente particular en términos militares de tango, zulú, zeta, arroba y no sé qué más de nuestra espía conocida mundialmente por todas las fuerzas internacionales como 009, Martín…, Marta Martín, ella misma y sí se lo piden contará el motivo y el por qué de tan ilustre forma de definir.

Continúo con el episodio que me lío más que las pipas de los jefes apaches y comanches negociando con el general Caster y así no puede ser.

Pasadas las necesarias presentaciones, ocupamos asientos a lo largo de casi media terraza, Ignacio y Julito al fondo sur, en las centrales horas Elías, Ramón, Lusa, Juan Luis, 009 y la de Cáceres que no es, y al fondo norte el enviado especial, Celia, Rosa, Julia y faltaría más, en esta ocasión, el que describe la historia que aconteció.

Una fantástica reunión donde todos y al estilo de Fuenteovejuna que nada tiene que ver con Don Pierre Nodoyuna, no sé si recuerdan los Autos Locos de Penélope Glamour, eso espero, comenzamos la tertulia comentando los problemas típicos de los literatos que aún no han alcanzado el estrellato, creo que en estos lares sí que están puestos. Por un lado Somoza, especializado en números uno de Amazon junto a la increíble bella flor, Rosa, también experta en estos terrenos y además con contrato para su novela por Ramdom Hause Mondadori, pesos semipesados en una mesa de creadores de las artes de las letras.

Lusa a quien conocí también en una de las sociales redes por una biografía que me encantó, “ayudo a dar a conocer a escritores nóveles,” se mostraba tan simpática y agradable como era a través de sus chats, al igual que Beatriz. Puntos de vista arriba, otros abajo, qué es Alfareros del Lenguaje, hacia dónde vais, qué ofrecéis a los autores, la asociación de Fernando.

-¡Que no!, que es la de todos, ¡caray!, que Nacho y Julito se van a poner celosas, ¡hostias!

Algo normal puesto que al final llevo dale que te pego, tecla va o viene hablando de las grandes ventajas de ser un bloque o un equipo que defiende y potencia a todos los autores que de verdad, hacen del teclado, pluma, boli o lápiz hermosas historias de terror, ciencia ficción, amor, sexo, sexo, sexo, sexo, ¡leches!, ¡me atasqué!, ¿por qué será?, sigo; humor, historia, teatro, Dios y la madre que nos parió.

Mis compañeros de viaje al fondo, de nada se enteraban del norte, de la manera que los del sur tampoco y el medio día escuchando a uno y otro lado.

Cuando estábamos en lo mejor de la conversación nuestra Lusa de toda la vida, para mi desde hace un año, tuvo el enorme detalle de darme uno de sus ejemplares de “Sin Miedo a vivir, sin miedo a soñar”, firmado y sellado por su propia pluma. No me esperaba el detalle así que ante tan hermoso gesto prometí que sería la primera en recibir “Papirfer,” la novela que estoy revisando y que si el Altísimo quiere y la suerte me ayuda, estaré en la calle, ¡que no haciéndola!, en un par de meses y un poco más.

Julia que me mira y de pronto, ¡toma ya!, ¡sí!, que me sacudió con otro ejemplar de su autoría, en este caso, “Los atardeceres de Julia”, bella y hermosa obra basada en hechos reales en las sociales redes sobre sexo, amor y tragedia, y van dos. Visto los consumados hechos…

-Y pensar que yo quería vivir de la literatura, a este paso al menos me leerán aquellos con los que cambio las obras, jajaja.

En fin, qué les puedo decir, así son las cosas. Pedro, el artista enviado de la internacional Agencia de noticias toma la batuta y ordena la ocasión.

-Que toca inmortalizar la faena, así que algunos detrás de las sillas, que del resto ya me encargo yo.-Comentó.

Todos situados y en espera del mágico click, sonriendo y a base de paaataaataaa, choooriiiiizoooo, ya saben ustedes, para dar la sensación de tener la boca llena cuando salta el pajarito y cumple su función.

Realizada la fotográfica sesión, volvemos a nuestros asientos y seguimos con la función. Aprovecho para enviar un Whatshapp a nuestro Pepe de toda la vida, ¡perdón!, Don José Bárcena quería decir, relaciones públicas de este noble establecimiento desde hace cuarenta y tantos años, conocedor de todos los afamados y otros no, literarios de hispana habla y miembro fundador de Alfareros del Lenguaje.

-Estamos en el Café Gijón punto. ¿A qué hora vas a venir? punto. Somos un huevo y la parte del otro punto.

Como imaginaran al poco tiempo responde.

-A las 20:30 horas tango zulú, ¡vete al carajo!- Esto último no lo dijo, pero seguro que por la cabeza se le pasó y razones tenía para ello, ahora lo entenderán.

Finalizado el telegrama analizo con detenimiento el cable enviado y me digo. ¡La madre que me parió!, ni siquiera le he saludado, y es que la tensión de un día con tantas emociones limitaron mi capacidad de aplicar la siempre necesaria costumbre del saludo universal. En fin, ya me he auto perdonado.

La tertulia se iba poniendo cada vez más interesante. Elías que no se entera de ná, Nacho y Julito al fondo, la pelota en el norte y que no hay forma de elevar más la voz, así que a base de viva y alta voz.

-¡Pero Nacho, Julito, acercáos más hacia el centro!

Elías que escucha y arrasa media longitudinal fila derecha hasta situarse al pie del cañón y el resto que se aproxima un poco más.

Llega el esperado a la reunión, tan puntual como mandan los reales cánones de no sé quién y saluda al batallón, presentaciones acompañadas de besos, abrazos, manos…

-Soy José Bárcena, tengo que entrar al café para adecuar mis vestiduras a la realidad. Dentro de unos minutos bajará la temperatura, así que cuando os venga la piel de gallina, pasáis y aprovecho para mostraros las tripas de tan honorable y ilustrado establecimiento.

Coge el camino de cada día y nos vuelve a dejar con la amena y cultural charla que estábamos llevando a cabo.

Tal y como nuestro querido amigo advirtió, la sensación térmica en los grados que según les parezca, Celsius, Fahrenheit, Kelvin, Rankine, centígrados, plantígrados, marmoteños, etc, cada uno con su propia escala, comenzó a dejar en evidencia al astro rey, así que siguiendo la sana costumbre del que tiene frío y sabe cómo y dónde puede evitar la ausencia de calor, nos dirigimos al interior de sagrado templo de los escritores, pintores, actores, escultores, pitonisas, vividores, artistas del encantamiento y no sé cuentas cosas más.

Allí nos esperaba el anfitrión, quien tomando el mando nos orientó en la dirección para llegar al primer habitáculo de la historia de Madrid, en el que según dicen habita un duende y al que llama La Cripta Embrujada. Bajamos las escaleras y empezamos a sentir el olor a madera vieja bien cuidada. Alguno incluso escucha en el fondo lejanas voces que nos invitan a pasar, ¡y ahí está!, el famoso salón que simula un largo camarote de una nao de la época de Colón. Cuadros, dibujos fotografías de todos los grandes que habían pasado por tan noble lugar colgados por todas partes con dedicatorias de los autores, y el maestro de esgrima que empieza a explicar parte de la vida desconocida por nosotros pero no por él, de las anécdotas acaecidas durante las largas tertulias. No indico nombres porque no tendría papel suficiente, pero para eso ya están las crónicas que tarde o temprano Don José publicará para gusto de todos.

De nuevo el reportero de la NEWS que nos vuelve a colocar y no hay sitio para todos, así que situados y preparados para el siguiente disparo, Pepe que coge la silla y se coloca en medio de la faena y ¡clik!, ¡ya está!

Seguimos disfrutando de las explicaciones mientras nos lleva a la parte trasera atravesando los intestinos de la cocina en dirección a la Taberna del Gijón, que da con la calle aledaña. Allí, de nuevo otra sorpresa, Coll junior nos ameniza con una soberbia poesía tras la cual nuestro guía le dice.

-David sabes que para mí eres el poeta maldito.

El otro que escucha y asiente, pues será que es verdad, ¡digo yo! Seguimos después de andar el techo necesario y de nuevo la exposición de los grandes talentos que en éste y el pasado siglo disfrutaron de éste entrañable lugar.

Otra orden del jefe de prensa y todos prestos y preparados para el siguiente sonido que indicará la inmortalización de los hechos.

Llega el momento de la despedida, abrazos, besos, manos, remanos, ¡que no!, que nos nos vamos, ¡que sí!, que hay otras cosas que hacer, que cuando nos vemos, mañana, que no, que vivo en Ávila, santa Pola, Mallorca, EL Campello y al final, todos a una sabíamos que pronto seguiríamos en contacto, ¡por supuesto!, en las sociales redes de las madre que los parió.

¡Nos vemos, leemos y hablamos!

Un fuerte y cálido abrazo otoñal para todos y muchos y enormes besos para ellas.

Fernando

Un magnífico día con Alfareros del Lenguaje – Toledo

Viernes 8:15 Am, anticipándome al habitual atasco de la N-V en hora punta, he llegado con un buen rato de antelación al punto de encuentro donde he quedado con tres de mis compañeros. No hay nada peor que las esperas, aun faltaban 60 largos minutos para la hora “A”, por lo que, sentado en el Capitán Trueno, aprovecho para retuitear temas pendientes en las redes,  últimamente estoy tan ocupado que no tengo tiempo para algo tan elemental como es el mantenimiento de las amistades que poco a poco y a lo largo de un año he ido cuidando en Twitter, Facebook y Google+.

Por fin llegan María Rey, Ignacio León y Julio Valencia y partimos hacia el esperado destino, los archivos de la catedral de Toledo. Con el resto del equipo habíamos quedado a las 11:00 horas en la Plaza de Zocodover.

A la altura de Parla, Enrique E. de Nicolás nos llama por teléfono y nos indica que hace unos veinte minutos que está de camino, a lo que le indico…

-Si es así debemos estar muy cerca uno del otro. Nosotros acabamos de pasar un cartel enorme a la derecha.

Un par de segundos de silencio y responde nuestro compañero.

-Acabo de veros, estás delante de una furgoneta que está justo delante de mi.

Quizás les parezca una tontería, pero tengo que añadir que salimos cada uno sin determinar una hora y sin embargo estábamos uno detrás del otro. Queriendo no habría salido igual. Seguimos nuestra ruta mientras mi copiloto, que esta vez no era Rafael, sino el León de Alcorcón, nos contaba los chistes de nueva promoción y al poco tiempo, sin darnos cuenta, ya estábamos a un paso.

Después de cincuenta minutos de tirar con los 105 caballos sin herraduras, llegamos a la antesala de la histórica ciudad amurallada, justo enfrente de la puerta conocida como la de la Herradura, por lo que siguiendo las instrucciones torcemos a la izquierda buscando ese aparcamiento prometido a precio asumible, es decir, ¡sin tributos! Dejamos el vehículo bien estacionado y nos dirigimos a una escalera mecánica que parece ser tiene un año y algo de vida, detalle que no conocía y no será por no haber estado centenares de veces en tan encantadora villa y que si no fuera por la excelente idea del ingeniero o jefe de urbanismo, turismo o lo que fuere, habríamos necesitado a los bomberos y unas cuentas botellas de oxígeno para subir aquellas empinadas y escarpadas montañas hasta llegar a la parte superior.

Como es de prever alguno a viva voz cantó.

-¡Hay más tramos de escaleras que en todo el metro de Madrid!

Y no es para menos, no es que así sea, pero sí que lo parece, porque entre otras cosas raras son las estaciones del suburbano que se vean casi completas, desde arriba hasta el final, por lo que alguno se impresiona un poco más de la cuenta.

Llegados a la céntrica y medieval plaza con veinte minutos de antelación, nos ponemos en contacto por vía telefónica con el ideólogo de esta trama, Don Gonzalo S. Rey, al que debemos el honor de tan memorable visita.

-Esperadme cinco minutos y os veo. – Me comentó al auricular de mi made in China sin pinganillo.

Si conocen la tierra sabrán que debido a la belleza del entorno, suele ser común y habitual distraerse e incumplir con la puntualidad extrema, incluso para el autor de “La Llamada”, así que nos acercamos al primer bar que encontramos con pinta de no dar un generoso sablazo y nos sentamos en la terraza aprovechando ya de paso, para pedir los pertinentes cafés e incinerar al menos un cigarrillo antes de entrar en el templo de la cultura aún por descubrir.

Cinco fuimos los osados que elegimos aquella acera de metro y poco más con mesa incorporada. Comenzamos a colocar las sillas intentando dejar paso por detrás a la multitud de toledanos de Japón, China, Rusia, Alemania, Chequia y el resto de los países del globo azul que nos permite hospedarnos con tanto amor. Seguido, y como es de Ley en todos los viajes, a buscar el lujoso cuarto de descargas, donde las señoras todas ellas ocupaban el de caballeros, y nosotros esperando y viéndolas ir y venir. ¡qué curioso!, quizás no sepan que las faldas son el símbolo por definición de un cuarto de baño femenino, y que los pantalones, que no tiene por qué ser así, ¡pero lo es!…, ¡el masculino!, el caso es que ante tanta afluencia de señoras y señoritas de todos los lares de este increíble mundo en el que vivimos y que ocupaban el mando y control del lugar donde habitualmente orinamos los caballeros, burros, asnos y demás animales del mismo género, tomé la batuta con astucia y me dije, total, ¿qué me puede pasar?, ¿que me den un revolcón y salga con los pelos como los llevo de costumbre?, así que estudiado el peligro y en cuanto vi la oportunidad…, bragueta en mano, ¡perdón!, quise decir al revés, encontré el momento tan esperado…, y por fin en aquel cuarto tan bien apañado descargué los malos humores liberando la tensión.

Una vez en la zona elegida para compartir el líquido negro en forma de extracto puro mezclado con caliente agua, con leche, una nube, corto, largo, en taza mediana, vaso o internacional y en pequeño recipiente como es mi caso, empezó a llegar el resto de la tribu, en primer lugar el Rey de la velada, que no la Rey, quien nos dijo:

-Os iba a llevar a un sitio estupendo a tomar café.

Y razón tenía Gonzalo, pero…, la decisión ya había sido tomada, así que poco podíamos hacer. A los minutos llegó la que sería desde ese momento la directora y jefa de comunicación de tan ilustre asociación de escritores, alta, esbelta, morena oscuro de pelo y guapa, ¡que todo hay que decirlo!, así es, Doña Pilar Caro y dicho ya sea de paso, ¡bienvenida!

A los ciento veinte segundos apareció otra escritora, esta vez oriunda de la zona Doña Marifé, saludos van, besos que a las recién llegadas hay que dar, que no ha sitio Santo Tomás, ¡que no, aquí no!, en pie y buscando la forma de esquivar a los barandantes del lugar, en fin y al tres por ciento de sesenta, también llegaron los que faltaban, Don Quico Taronji y una gran y bella dama, Doña Carmen, que tiempo no tuve para averiguar el resto de lo que suele ser habitual y que acompañe al nombre. Casi a la vez aparecieron Don Paulino Zamarro y señora.

Todos besados, ¡a ellas me refiero! y dispuestos a compartir y absorber el máximo de información del magnífico edificio que íbamos a visitar, nuestro anfitrión nos señaló la dirección que habíamos de tomar, así que poco a poco cruzando como podíamos entre la mitad de los habitantes de la tierra, que allí estaban palpando la gran historia de la que en sus tiempos llegó a ser capital del mundo de la cultura y por fin hasta que llegamos al punto tan esperado, una puerta de un edificio con no sé cuántos siglos de antigüedad. Gonzalo detúvonos en seco, dio unos golpes, la madera no crujió pero se abrió y en aquel momento, señoras, señores, damas, caballos y demás notarios, me di cuenta, y así lo afirmo, que Don Carlos Ruiz Zafón al que admiro por su literatura…, ¡se equivocó!, ¡como lo digo!, un señor de una altura aproximada de metro setenta, posiblemente algo menos y de azul embatado nos invitó a atravesar e introducirnos en el bálsamo de la ciencia del pasado, así pues me di cuenta que la famosa Biblioteca de los Libros Olvidados, ¡no estaba en Barcelona!, sino en la que fue cuna de la cultura universal, ¡y que me digan lo contrario!

Qué puedo decirles de la sensación una vez en el interior de la fortaleza de las humanidades, letras e ilustres unos y otros también…, apellidos. Otro señor de la misma altura y curioso parecido con nuestro aperturista y acompañante historiador, nos recibió tan serio y contemplativo como quien piensa…, ¡la madre que me parió!, diez iban a ser y con once me las veo, porque nuestro científico descubridor de la Atlántida por casualidad, a Paulino me refiero, apareció con su querida y amantísima esposa, así que tocole lidiar con uno más. El caballero Don Isidoro, en esta ocasión nuestro particular guía por el universo del conocimiento se portó como lo que es, un señor desde los pies a la cabeza y al claustro del edificio nos llevó para darnos las primeras explicaciones del especial momento que íbamos a vivir.

Entramos en el sagrado templo del saber. Libros manuscritos a uno y otro lado de antigüedad tan visible que lo palpábamos y éstos en respuesta nos recibieron con las manos abiertas. Isidoro nos dio el lujazo preparándonos uno de los documentos oficiales firmado de la mano de Alfonso X el Sabio. Piel de cabra y a veces de cabritillo que aún no había nacido eran el papel del momento. Sello de cera unas y de plomo otras veces, eran garantía de la oficialidad e importancia de los documentos.

Con el alma en vilo y la piel de gallina, tanto que hasta el cabello erizado cual perro o gato ante el peligro tenía, pero en este caso por el conocimiento plasmado desde hacía siglos, deseaba llevarme una imagen de ese momento tan memorable para todo los allí presentes, así que sin poder evitarlo y algo tímido…

-¿Pue, pue, pue, puedo hacer unas fotografías?

Esperando la respuesta con el corazón a millón de palpitaciones por minuto, medité la solicitud, no había sido capaz de contener la intensidad del deseo, así que esperando la negativa…

-¡Sí!, puedes hacer fotos.

¡Mamma mía!, no me lo podía creer y mis compañeros tampoco, así que cada uno con sus artilugios especializados en comunicación audio y visual, comenzaron la sesión. María por un lado, Ignacio por el otro, y la internacional prensa allí destacada pidiendo sitio.

Estoy seguro que aparte de la mano de Gonzalo, fueron los mismos libros los que nos pedían que absorviéramos y enseñáramos la cultura al resto del mundo, era como si una nube de letras en latín, arameo, árabe y hebreo nos hubiera envuelto a todos y estuvieran penetrando en los allí presentes por orden del que fue el monarca con más ansias de acumular la máxima de las riquezas universales en la Castilla de aquellos tiempos.

Abierto el pliego de piel pudimos ver perfectamente la firma del regente del centro del mundo en el Siglo XIII. Flashes pitos y demás cámaras grabando en imágenes cada palabra del ejemplar, mientras recogíamos y memorizábamos las explicaciones que recibíamos del erudito, que a base de buenas dosis de elocuencia, nos estaba mostrando la riqueza del pueblo de Castilla, recogida con el amor de quienes saben que la historia, debe ser impresa para que en el futuro cada uno de los venideros humanos, tengamos la información necesaria para comprender quienes somos y qué camino debemos escoger para cometer menos errores.

Un poco más al fondo de la sala, un folio pegado a uno de los armarios que cuidaban de las crónicas rezaba; “Expedientes de Limpieza de Sangre.”

¡Hostias!, y perdonen ustedes el retaco, pero es que lo que estábamos viendo no era para menos, un documento de al menos mil páginas, o eso parecía, reflejaba el esfuerzo de un rico comerciante judío de aquel período, quien tuvo que pasar el requisito previo para seguir con sus tejes y manejes pagando viajes a Génova, Venecia y donde falta hiciera para conseguir el éxito de su esfuerzo, ¡y vive Dios que lo consiguió!, por lo visto el encargado de la investigación obligado se vio a dar el visto bueno, y no es para menos, ¡caray!, que el tiempo de tan importante trabajo permitiole vivir como un auténtico rey durante unos cuantos años.

En fin, corrupción siempre la hubo y este documento es una muestra, puesto que lo que se llamó desde los reyes Católicos hasta el año 1.850 «cristiano viejo», no fue otra cosa que el expolio de quienes entonces eran el poder económico, por lo tanto disponer de tal documento les permitía seguir con sus fructíferos negocios.

Tengo que reconocer que Isidoro amén de historiador, es un excelente capitán de tan insigne buque, tanto en sus maneras de exponer las crónicas de los anales de Castilla como en las formas. Hay quien durante las explicaciones puede llegar a ser un poco aburrido y cuesta seguir el cariz de los acontecimientos. En este caso tengo que decir todo lo contrario, es tanto el amor que siente por lo que estudia, que llega a transmitir su entusiasmo a todo aquel que le escucha, como en la buena cocina, quien de verdad ama lo que hace, transmite con elocuencia y placer su propia sabiduría, ¡así son las cosas!

El Gran Capitán abrió otra de esas puertas que para los novatos visitantes era otro posible tesoro, quizás incluso el de Salomón. Nos hizo, ¡perdón!, púsose delante del cortejo y nos llevó a través de una antecámara a lo que en sus días debió ser el paraninfo de erudición, posiblemente donde reunidos todos los propietarios de la sapiencia hicieron las debidas presentaciones a quienes de verdad lo merecían. Desde lo alto de las escaleras llegaba el olor de la tinta bien derrochada, muebles de caoba color, pieles bien disecadas y por fin, ¡ésta vez no fui yo!, sino el de Santiuste de San Juan Bautista Don enrique Ehhh de Nicolás, el que no pudo resistir la tentación, ahora les pongo en antecedentes, mientras aprovechen el descanso y los anuncios para servirse un vino, cerveza, cubata o un café, ¡si les place!, y si no, pues un bocadillo de caballa, que tampoco va mal para la digestión.

¡Tachín, tachán!, aún están a tiempo para participar en el Certamen Literario de Microrelatos “Dando vida a objetos inanimados”, ya saben en www.compraventacolección.com

Pasados los previos publicitarios de los que por cierto, ¡nada cobramos!, pero sí anunciamos por ser el primero de los certámenes de carácter internacional que en colaboración con la célebre Thelma del Escritorio Búho, parte de los presentes en tan ilustres dominios, Alfareros del Lenguaje y por supuesto su vehículo de reconocido prestigio mundial…,Horizonte de Letras. Sigo con la exposición de los hechos acaecidos en tan sorprendente viernes.

Como les decía nuestro anfitrión abrió otra serie de libros, uno y digno es decirlo, copia del original pero avisó, otro visigodo y de verdad, ¡sí, como lo leen!, del año 800, sin la unidad de los milenios delante y del que todos nos quedamos como vulgarmente se dice, ¡pasmaos!, en viejo latín y con unas connotaciones muy especiales en las que nuestro guía nos hizo hincapié, unos extraños símbolos entre renglones que ninguno supo entender, ni siquiera quienes habían estudiado historia, como es el caso de Carmen o Enrique. De las gargantas allí dispuestas no salió una señal de vida, salvo la de nuestra contenida respiración, hasta que de nuevo el jefe al mando nos transportó al origen de las escrituras que estábamos fotografiando como locos, esperando que por fin alguien nos sacara del enigma en que estábamos sumidos, y así lo hizo. Viendo que si seguía haciéndonos esperar acabaríamos en el lado de la oscuridad, tomó una decisión que posiblemente nos salvaría la vida, entre otras cosas debido a la necesidad de saber y la tensión nos tenía tan atenazados que de coger aire, ¡!, y que conste que no soy exagerado.

-Son letras musicales del siglo IX, hay multitud de científicos y personas especializadas en música buscando la manera de recrear las melodías, pero al carecer de pentagrama aún no han podido encontrar ni formular los sonidos según dichas partituras.- nos explicó.

¡Hay que ver! Y nosotros pensábamos que en música estaba todo hecho. Seguimos prestando atención a cada una de las palabras que vocalizaba, nadie quería perderse una coma de la brillante exposición, hasta que finalizado el índice de la sabiduría que abarca este increíble volumen, cerró y lo colocó en su definitivo, ¡eso espero!, hogar y que no pase lo mismo que con los archivos que fueron a parar a manos de aquellos que quieren volver a crear la historia según su propia voluntad, ¡a los separatistas me refiero!, ¡faltaría más!

Llegó el momento de la emoción, pero como es natural del que nada sabíamos que así iba a ser. Isidoro abrió otro armario…, y como quien busca una reliquia, el gran secreto o el mismísimo arca de la alianza, sacó una llave de esas que jamás se estropean y tienen años como para diez generaciones de no sé qué lugar, deslizose con sumo cuidado a otro recinto cerrado cargado de sabiduría, introdujo el santo y seña de metal viejo en la cerradura y abrió la hoja de madera que evitaba que se viera el gracioso contenido de tan cuidada estancia. Extrajo de allí un pequeño libro, un poco mayor de esos que todos conocemos y que tan simpático nos caen, pero que ninguno leemos por la incomodidad del tamaño de las letras y que en cierto modo nos recuerda a aquellas famosas chuletas que tan bien preparábamos en algún examen que pudiera atravesar los sesos de quienes querían aprobar pero no había forma. Guantes de látex y azules siempre, lo acercó ante el público allí pendiente del que sería la gran sorpresa y…, ¡voilá!. Nadie preguntaba el por qué de tanta sutileza al sujetar semejante librillo, hasta que por fin, el guía que en todo momento nos había puesto al día de una ínfima parte de lo que allí se escondía arrancó, y no por peteneras exactamente.

-Este volumen tan pequeño y finamente ilustrado es el Libro de Horas de Isabel la Católica.

Enrique que escucha aquello, el resto que no sabe qué decir. De pronto, sin poder contener su gran ilusión…

-¿Pero de verdad es el de la reina?, ¿pue, pue, pue, puedo tocarlo?, me encantaría tener entre mis manos algo de Isabel, ¡por Dios!

El capitán del cortejo que le mira de reojo, toma aire e hincha sus pulmones, el resto que no sabíamos qué hacer ni cómo actuar y de pronto…

-¡Así es!, era su biblia personal y auténtica mano derecha. Un regalo a la catedral de Toledo.

En ningún momento hizo negativa a la petición de nuestro compañero, pero su mirada y la forma de soltar el CO2 residual del oxígeno antes acumulado de durante larguísimos segundos, daban por sentado que no, así que el de Santiuste de San Juan Bautista se quedó con las ganas y nosotros…, ¡de verlo!

Isidoro siguió mostrando algunas de esas paginitas de tan bellas ilustraciones hechas a mano que sujetaba con sumo amor, al cabo de unos minutos de exposición, lo devolvió a donde debía.

No comento nada del resto del grupo, puesto que allí nadie hablaba, estábamos tan inmersos en ver todas esas maravillas que poco puedo decir.

De nuevo y finalizada la faena, otras escaleras pero esta vez de subida nos llevan a ver el interior de la mismísima catedral, ¡pero desde arriba!, de un pequeño balcón imperceptible y vuelve la emoción.

-Estamos en la habitación de la reina Isabel la Católica.- Volvió por su fueros el guía de la expedición

Todos y a la vez, nos volvemos hacia el particular profesor sin decir esta boca es mía, nadie se atrevió a romper el silencio de un momento tan especial. Paseamos por el interior de la habitación, volvimos a ver el interior de tan enorme templo desde el cielo de la que fue la regenta y creadora junto a mi tocayo del final de la reconquista y unificación de los territorios de esta nuestra España de hoy, cogiendo el aire como si pudiéramos oler y percibir las sensaciones de un personaje tan especial, lejano y cercano a la misma vez y salimos del santuario para volver por los mismos pasos que durante dos horas y algo más nos desplazaron en el tiempo.

Dimos las gracias, uno por uno, tanto a Isidoro como a su hermano Ismael, el auténtico guardián de la Biblioteca de los Libros Olvidados y salimos a la calle a intoxicarnos con el oxígeno limpio de Toledo con brizas de Japón, China, Rusia, EE.UU., México y el resto de la humanidad. Algunos que no teníamos suficiente con el aroma de tantas naciones encendimos los míticos cigarrillos y emprendimos el regreso con una parada, otro sitio especial pero actual de tan simbólica ciudad y de muy similar característica a los mercados que hoy están de moda, donde pides lo que quieres y ahí mismo te lo preparan.

Unas plantas arriba, para se concreto,  la última, nos reservaba una terraza para todos los públicos y especialmente diseñada para encender la nicotina y el alquitrán envasado en un tubo de papel con filtro o sin él.

Unas cervezas, María que coloca la cámara para inmortalizar tan increíble día, aquello que va como le viene en gana y no funciona, vuelta a la carga, otra vez lo mismo, un par de meneos y al final, ¡zhassss!, todos en la misma memoria y en las sociales redes.

Tengo que decirles que aquí no acaba la crónica, entre otras cosas porque fue un día cargado de grandes e intensas emociones, parte de ellas son las que vienen. Un día excepcional del que aún queda por ver quedada entre amigos de las sociales redes, todas y ellos también escritores.