En este país, no sé si en el resto está ocurriendo lo mismo, el efecto de los alucinógenos está creando en muchas cabezas una apertura tal de mente, que ni en los tiempos del LSD, o bien los hijos de aquellos hippies de la época, están tomando las riendas de ayuntamientos y gobiernos sin saber distinguir, entre la lógica y humana burrez.
El animalismo radical es prueba de ello, cuando alguien antepone la vida de un bicho, y disculpen los caninos, miaus y demás “animalicos”, a la vida de un ser humano, va por mal camino, pero si además pretende igualar la capacidad oral, o de distinguir y sentir los sonidos de la música esperando que aplaudan después de escuchar las Cuatro Estaciones de Vivaldi, o el Lago de los Cisnes de Tchaicovski, es que las neuronas no le van muy bien, o digamos, se distorsionan sus capacidades de conexión y en el instante de ejecutar el ensamblaje como debe ser, las da el baile de San Vito y ahí se quedó, en uno más de los cluecos sesos tan típicos como aquellas vacas locas de su momento.
Esto ha ocurrido en Lliria, con el apoyo del PSOE y cómo no, de «Compromís para perjudicar a los demás al precio que sea», donde el ejecutivo ha debido tomar unas copas con setas de esas que salen en las cacas de las vacas muy blanquitas y delgaditas, y claro, han visto el amor de los animales en la película Fantasía de Walt Disney de toda la vida pensando que todo era tal cual.
Esto último no lo sé, pero cuando esos figurantes han tocado la caja para dar un concierto animal, solo y exclusivo para animales, debe ser porque se les ha ido el encaje de los sesos, o bien están intentando emparejarse con alguno de ellos, algo muy común en ciertos fueros, tanto como la pedofilia, y otras hiervas que tanto cantan en partidos afines a Podemos, y cómo no, algún personaje del mismo grupo.
Si ese fuera mi pueblo y los concejales aprobaran semejante barbaridad de presupuesto, casi 7.600 €, señoreas y señores, en estos momentos donde hay miles de españoles pasando hambre, miseria y calamidades, me pondría enfrente del Ayuntamiento a esperarles, para luego anillarles con una buena argolla los morros, y poco a poco, cual merecen, llevarles a las chiqueras con los cerdos y ahí dejarles, para que entre ellos se monten la marrana, que de esos menesteres, ¡están muy puestos!
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